Parte 2

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Bajé las escaleras y luego salí de la casa para cruzar la calle, él al verme comenzó a levantarse y caminar hacia la esquina.

—Espera!—le grité y volteó a verme extrañado y con lágrimas en los ojos. Miré su mano y ahí estaba la pequeña muñeca.

Secó sus lágrimas.

—¿Que se le ofrece señorita?—dijo y yo me sorprendí, era educado.

—¿Porqué lloras?—no respondió y se limitó a mirarme triste—Dios, sus ojos eran preciosos, pero estaban llenos de nostalgia y tristeza—¿le cantas esa canción de cuna a la muñeca?—asintió mirando y extrañado por mi cara de interés.—es una linda canción— le sonreí y se dejó caer de nuevo en la acera y me invitó a sentarme junto a el.

—¿Por qué le interesa mi vida, señorita? Me refiero, una persona como usted nisiquiera miraría a alguien como yo. A usted no le hace falta nada  en cambio yo me la vivo en la calle, sin nada para comer y solo.

—Porque tal vez tengamos algo en común—me miró con expresión de no entender nada—tal vez tengo un techo que me cubre, comida, ropa, pero la verdad es que me encuentro sóla.

—Vi salir al señor hace un rato en un auto, supongo que es su padre—asentí y me entristecí al recordar que no estaría conmigo en todo el fin de semana—¿trabajo?—negué.

—Fue a pasar el fin de semana con la familia de su esposa.

—¿Su madre?—Ay no, gracias a Dios Jenna no es mi madre, ya me hubiera dado un tiro si fuera así.

—No no, ella es mi madrastra se puede decir, mi madre murió hace algunos años.

—Oh—sus ojos calleron—lo siento mucho.

—No te preocupes...—le doy una media sonrisa. Pidiendo que me diga su nombre.

—Jacob—sonríe y estira su mano hacia a mi y la tomo—Jacob Williams.

—Sophia Jones—separamos nuestras manos y nos quedamos en un pequeño silencio—¿tienes hogar Jacob?

Negó con lentitud y mirando a la nada.

—No, no tengo a donde llegar ni tampoco—agachó la mirada—tampoco tengo familia—y vi una lágrima rodar por su mejilla.

Dios esta completamente sólo. Debería.... No Sophia, pensé, apenas y lo conoces. Pero...¿que puedo perder?

Limpié su lágrima con la palma de mi mano y levanté su rostro, el me miró algo desconcertado.

—¿Te gustaría quedarte conmigo el fin de semana, Jacob?—el tomó mi mano y la alejó de su rostro.

—No podría, señorita. No me conoce, ni yo a usted; y si su padre me encuentra o se entera....

—No lo hará—interrumpí—el vuelve hasta el domingo en la noche—estoy sola y tu igual, necesitas un techo donde dormir, algo de ropa y comer algo , déjame ayudarte. Porfavor—me levanté y extendí mi mano hacia el—¿vienes?

Asintió con una hermosa sonrisa en su rostro y tomó mi mano. Si!

—Esta bien, señorita. Sólo el fin de semana.

—Claro—dije y comenzamos a acercarnos a la casa—solo que dime Sophia, no señorita.

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Ya dentro de la casa lo lleve a la habitación de huespedes que era la que estaba junto a la mía.

—Wow—dijo mirando toda la habitación, me senté en la cama—es bastante amplia—reí un poco, parecía un niño emocionado—muchas gracias por recibirme en tu casa Sophia.

—No hay de que— le sonreí ampliamente—bien, te buscare un poco de ropa para que te des un baño ¿si?—asintió poniendo la muñeca sobre el colchón.

Salí del cuarto y me dirigí a la habitación que era de mi hermano, había dejado un poco de su ropa así que tome un pans de pijama y una playera de mamga larga suelta. También tenia ropa interior así qje tome un boxer y salí de ahí.

Al entrar al cuarto donde estaba Jacob lo vi de rodillas en la ventana y lo escuche rezar.

—Gracias Dios, por permitirme conocer a una persona como Sophia. Se ve que es muy buena persona, sencilla. Espero superar la perdida de mi familia lo más rapido posible y me apoyes para encontrar un trabajo. Tan solo para poder sobrevivir, porfavor.
Amén.

Se levantó y me miró con los ojos bien abiertos ya que estaba en la habitación observandolo.—¿escuchaste todo?—asentí y corrí a abrazarlo. Me correspondió y recargo su barbilla en mi cabeza.

—Prometo que te ayudaré en lo que pueda Jacob.—me abrazó mas fuerte.

"La Dama y el Vagabundo"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora