1. Mal comienzo.

16 2 0
                                    

Desperté con una sensación horrible en la boca del estomago. Sabía que el día había llegado. Miré mi teléfono celular y solo tenía una hora para terminar de alistarme y esperar el autobús. Estaba completamente nerviosa, no sabía como iban a ser mis días dentro de ese lugar; pero no podía dejarlo, mi mamá estaba realmente feliz porque me habían aceptado, lo cual era realmente difícil de lograr. Quería cumplir el sueño de ella, mi mamá a mi edad había soñado con ser becada en ese internado, pero su situación era difícil y no pudo hacerlo. Cuando se enteró que a mí sí me habían aceptado se puso como loca, literalmente, y dijo que tenía que ir, cueste lo que cueste.

Mis sobresalientes habían ayudado mucho en mi ingreso y estaba completamente orgullosa de eso, pero pensar en separarme de todos mis amigos y mi familia hacía que mi corazón se encogiera... Iba a estar completamente sola. 

Empecé a guardar las cosas sobrantes en mis maletas. Miré a mi alrededor y vi una habitación realmente vacía, las paredes desnudas, en las cuales anteriormente estaban los posters de mi banda favorita. Giré sobre mis talones y mi vista se clavó en mi estante de libros, completamente vació. Empecé a acercarme a mi espejo y escuche golpes en la puerta.

—Adelante —dije sobresaltada.

—Natalie —dijo mi mamá asomándose por la puerta.— ¿Ya estás lista, hija?

—Sí, mamá. 

Puse la mochila en mi hombro y tomé mis maletas, inspiré y cerré los ojos lentamente, solté todo el aire y fui abriendo los ojos, me topé con la sonrisa de mi mamá, una sonrisa cálida y feliz. Salí de mi habitación y mi mamá cerró la puerta. Bajamos con cuidado y me encontré con mi papá, esperándonos en la puerta, con los ojos llorosos. 

En el momento de despedirnos los abracé con todas mis fuerzas y les dije cuanto los amaba. Mis papás me dijeron que tuviese cuidado y que si tenía algún problema los llamara, lo divertido de la conversación fue cuando me recordaron que el internado era mixto. 

Como no saberlo, era yo quien iría. 

Cuando el autobús llegó mis papás se alegraron mucho y dijeron que me cuidara, que me amaban y estaban orgullosos de mí. 

Caminé rápido hasta el autobús y saludé al conductor. Dentro de éste habían muchas personas y todos se quedaron mirándome. Les sonreí y empecé a avanzar, viendo donde sentarme. Visualicé un asiento vacío y alegre por ese hallazgo me acerqué contenta. Como acompañante de asiento tenía a una chica, menuda y de cabellos alborotados, su piel estaba bronceada y era realmente brillante, muy bien cuidada. Puse mis maletas en el maletero que teníamos sobre nuestras cabezas y me senté con cuidado, miré por la ventana y me despedí nuevamente de mis padres. El autobús comenzó a avanzar y sentí como si algo tirara de mí.

—Hey... 

Miré con sorpresa a la chica sentada a mi lado y la saludé. —Hola. 

—Me llamo Amie —alargó su mano en forma de saludo y se quedó mirándome, esperando a que la tomara.

—Yo me llamo Natalie —dije sonriente y sacudiendo su mano.

Un chico rubio y apuesto se acerco a nosotras y se me quedó mirando, sus ojos eran realmente lindos, de un azul frío y electrizante, que lograron cautivarme en tan solo un segundo. Dirigió su mirada a Amie y me ignoró.

—Hola, Amie —dijo con una sonrisa ladeada y jodidamente atractiva.

—Hola, Chase. Ella es Natalie, es nueva. —le respondió super feliz.

Abrí los ojos y sentí como mi cara se ponía de todos los colores. —Hola —dije tímidamente y sin mirarlo. Estaba avergonzada por haberme ruborizado por la nada misma.

No tuve respuesta y me asombré por lo idiota y maleducado que había sido ese tal Chase. Me giré a mirarlo y ya no estaba a mí lado, miré para atrás y logré verlo, sentado con otro chico y divirtiéndose a lo grande.

Sentí un nudo en la garganta y me insulté mentalmente, debía de haberlo visto venir, ese chico era demasiado lindo para mí. 

No puedo creerlo, con tanto dinero y le falta educación. Pensé.

—Perdón, Natalie, el naturalmente se comporta como idiota, solo pensé que sería educado porque eras nueva, pero me equivoqué. Lo siento muchísimo —Amie tocó mi hombro suavemente, haciendo que mis hombros se relajaran.

—No te preocupes, Amie. No me importa lo que hizo, me tiene sin cuidado. 

¡MALDITA SEA, QUE MAL COMIENZO!

Después de haberle dejado claro que no me importaba lo que había hecho ese engreído de Chase, me puse mis auriculares y escuché música en todo el viaje, bueno, hasta que llegamos a la terminal de trenes y tuvimos que bajar para subirnos a uno de los vagones que nos acercaría al internado. 

Puse mi mochila nuevamente en mis hombros e intenté sacar mis maletas. Estuve tironeándolas y no lograba que salieran por lo menos un poco. Amie trató ayudarme, pero fue caso perdido, ninguna podía y esto empezaba a ser estresante. En medio de uno de los miles de intentos sentí que unas manos tocaban las mías y las alejaban de mis maletas. Sobresaltada me giré y miré al dueño de esas manos. Era un chico un poco más alto que yo, con el pelo castaño y ojos del mismo color. Usaba unos lentes realmente grandes, que hacían que su cara se vea realmente tierna y linda. El chico forcejeó  y poco después logró sacar la maleta. 

Lo miré agradecida y le dije:

—Gracias, mil, mil gracias. Realmente gracias.

—De nada —dijo riendo y se me quedó mirando pensativo. —¿Nueva?

—¿Qué? Perdón, no te entiendo...

—¿Eres nueva, verdad?

—Sí —sentí como mis mejillas se calentaban. —Sí, soy becada. 

—Oh, ¿en serio?

—Sí —miré para otro lado y rasqué mi nariz nerviosa.

—Yo también —me sonrió cálidamente y sacó mi segunda maleta.

—Gracias. 

—Vamos, sino nos van a dejar y no sé como llegar.

Amie saludó al chico y nos presentamos. Su nombre era Alec y también cursaría tercer ciclo junto conmigo. Un alivio, porque ya conocía a dos personas con las cuales compartiría tercer ciclo. 

¿Estás dos personas serían mis amigos? ¿Podría confiar en ellos? 

No lo sabía, pero presentía que sí.  

Este internado es una pesadilla.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora