Suelo no filosofar,
la respuesta más sensata no es siempre la mejor,
mucho menos, la que manda,
cuando vigía del recuerdo es mi alma,
y capitán de este navío, el corazón.
No he perdido horas de sueño,
ni un poquito; inspiración.
La inocencia se hizo de mí y reclamó el musculoso reloj,
es por eso que, sin dos veces pensar,
y ni un poco titubear,
hice mía esa razón.
Cariñosa y que a la vez duele,
así es ella,
como yo veleta vela, que en esta paradoja
dirijo mi destino,
sin lograr, ni un poco aun,
escapar de aquel suicidio,
el de extrañar con dulce pena,
todo bello antes vivido.
De la infancia...
Quizá suelas gastadas,
quizá rodillas rajadas,
quizá las manos sucias,
y a rabietas a la ducha.
Del amor...
Quizá a un joven cantor
de unos días en Mollendo,
quizá su cómplice mirada
al dedicarme una canción
con la cara sonrojada.
Es esa la nostalgia,
esa que eleva y a la vez en vida mata
del anhelo de ser y estar
como quien fue y estuvo allí,
en aquel tiempo.
Y sólo hablo de mí
viviendo dulces recuerdos
en algún fragmento de mi historia en el tiempo,
viviendo algún delirio
en algún "alguna vez"
de este tan corto pasaje,
el efímero vivir.
Para: Ana Belén
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Efímera Eterna
PoetryRimas, líneas o poemas, no importa mucho lo que fueran, sólo parte de un algo que deseé no dejar en el cuaderno.