Epigrama

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Y así de pronto, un cielo calmo besaba mi horizonte,

mordiendo mis orillas,

cuando como aquel rayo violentaste mi quietud,

esa en que me encontraba envuelto.

Y no soy yo,

sino tú el dulce caramelo,

yo sólo el papelillo a tu alrededor.

De hoy a siempre...

Sempiterna

Efímera EternaWhere stories live. Discover now