La Gran Fiesta

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Durante toda la semana estuve soñando con aquel niño, que se llamaba Michael... ¿me preguntó quien sera aquel chico?.....

El viernes por la tarde tome una sesión de belleza para que el sábado estuviera con una piel tersa y limpia. Rose, vino y me trajo un perfume con olor a la flor del cerezo, su olor era exquisito.... Me pregunto porque su olor me era tan familiar....

Afortunadamente no me había sentido mal en toda la semana pero me pregunto porque siento que el pecho me va a explotar, siento como si estuviese en un tanque de agua y no pudiese respirar. Estaba sofocada sin siquiera saber de que.

Mi mundo me daba vueltas y desconfiaba de todo sobre lo que sabia sobre mí, sentía que debía saber algo aunque no supiese que era. De repente sentí como si alguien mas hablase por mi.

Quiero huir!! -dije con tono desesperado -... Espera... ¿que estaba diciendo? ...

Aun inmersa en mis pensamientos y en mi confusión termine de tomar mi sesión de belleza, no se porque pero de repente me vino a la mente en nombre de una chica muy parecida a mí, su nombre era Madeleine Katherine d'Cosmos.... Para mi ese nombre me era muy familiar pero al mismo tiempo extraño.

Al otro día, al despertarme, decidí comer poco para no verme mal en el vestido que se me había dado.

Me puse todo el hermoso conjunto y me venia como anillo al dedo, en mis párpados coloque sombras negras con dorado y un ligero rubor rosado en mis mejilla con un tono rojo quemado en los labios. Salí y había una limusina esperándome en la entrada, rápidamente subí y llegamos en cuestión de minutos a donde la fiesta. Me puse mi mascara y entre con todo el glamour y sofisticación del mundo.

Vaya! Si es mi hermosa prometida! -llegó Henry con dos copas de champaña en mano -

Sigue soñando Henry! -dije burlonamente -

Todo se quedaron plasmados ante nuestra conversación y después rieron ante mi indiferencia.

No saques las garras fiera -señalo Henry -

Si no las afilo ya no cortaran Henry -tome la copa que me ofreció Henry y hice un brindis con el -

Henry y yo nos dispusimos a compartir una pieza de baile y después salimos al balcón.

No es necesario que sigas fingiendo Aion -sonrió Henry al decirlo -

Mira quien habla! -dije sarcásticamente -

Henry me miro con tristeza y compasión.

No necesito tu caridad -susurré casi inaudiblemente -

No es caridad Aion, después de todo tu y yo somos iguales -bajo la mirada Henry -

Henry se subió la manga de su saco de seda y a la luz de la luna me miro con sus hermosos ojos verdes y su cabello blanco y me mostró un tatuaje de una flor de cerezo en su muñeca, igual que el mio.

Rose llegó a donde nosotros, y yo sin saber que siquiera había  sido invitada, se saco su guante color negro y también tenía una flor de cerezo en la muñeca.

Los ojos color miel de Rose y su hermoso cabello rojizo hicieron que me diera cierta sensación de nostalgia.

Aion... Lo recuerdas? -dijo Rose con tristeza -

D-de q-q-que hablas???  -no sabia porque pero tartamudee -

Parece que aun no es tiempo... -Señalo Henry-

Mi vista se nubló y mi cabeza daba vueltas, a lo lejos escuchaba la voz de Rose y Henry que gritaban desesperadamente mi ¿nombre?.... Aion era mi nombre?.... De repente desperté en un cuarto vacío y yo estaba conectada a múltiples máquinas y tenía una bata de hospital.

Un doctor vino a verme pero se veía mas como un científico.

Parece que a Nine no le funcionan las drogas que le aplicamos -dijo una enfermera al lado del doctor -

Aumenten la dosis al doble y denle terapias alternativas.

Yo quería huir pero mi cuerpo no se movía y al verlo más detenidamente me veía como cuando tenia ¿6 años?

Tenía tanto miedo y no sabía siquiera porqué. Mi cuerpo estaba lleno de moretones y piquetes de agujas.

Desperté de aquel mal sueño, aunque parecía tan real para mi, al despertar toque mi mejilla y tenia lágrimas escurriendo sin césar.

¿Qué te pasa cariño? -Ví a mi madre a mi lado -

Yo... Yo.... Yo...  -me solté a llorar como si algo malo me hubiese pasado -

No podía cuadrar las palabras, mi mente estaba bloqueada y mi cuerpo solo hacía lo que se le daba la gana. Al recordar aquella escena en aquel hospital, hacía que me diese miedo y temblaba de tan solo recordarlo.

Mis padres preocupados dejaron que me quedase en casa y pidieron permiso especial a la escuela, ya que mi estado físico y emocional era muy malos como para dejarme sola.

Ya no encontraba consuelo en ninguna parte, solo quería y desaparecer de la faz de la tierra y jamas volver hasta que.....

The Immensity of a WhisperDonde viven las historias. Descúbrelo ahora