Escape

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Esta historia está dedicada a Kary map por apoyar mis fanfic   con sus palabras de aliento. Espero que pases un cumpleaños muy divertido y esta historia sea de tu completo agrado.

Los personajes pertenecen a Hinako Sensei, pero yo volveré hombre lobo a Souichi y haré que las cosas se hagan de una forma distinta con Morinaga.

Cómeme a besos.

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Finalmente escapé de todo y de todos, necesitaba alejarme de esa sensación asfixiante, de esas manos que parecían impedirme crecer, impedirme vivir y salir a conocer el mundo. Pero que horrible mundo, esos aromas desagradables todo el tiempo. Esas personas falsas que sólo buscaban un nombre, un apellido, siempre interesados en poseerme como una cosa, como un objeto, tan sólo por el buen nombre de mi familia y ese poder que poseíamos.

La vida se hacía cada vez más absurda y vana, mis padres parecían preocupados por el linaje, pues éramos los últimos hombres-lobo que podíamos transformarnos a voluntad y poseíamos un poder espectacular. Me buscaron parejas femeninas que yo rechacé, razón por la cual los escuché aquella noche hablar sobre usar un ritual para hacerme hermafrodita y poder concebir con un hombre.

Desde que nací en aquella casa tan fría y solitaria, estaba perdido. Claro mis padres llenos de amor y pasión por doquier me asqueaban, siempre decían que un día encontraría alguien que me enamoraría completamente y lograría entenderlos. Pero yo jamás me sentí con afecto real, ellos preocupados viajando por el mundo en sus negocios familiares y viniendo a casa de vez en cuando a ver qué tal iba en mis estudios. Así fueron las cosas mientras crecí en medio de lujos pero vacío de todas las otras cosas que los demás tenían: Una familia amorosa.

Aprendí la cosa más importante de todas gracias a ellos, que la única persona con la que puedo contar soy yo. De esa manera supe que no necesitaba de amigos, de otras personas diciendo que hacer o como vestir, cosas que siempre me fueron impuestas. Jamás pude elegir que usar, o que comer, mi niñero personal se encargó de educarme en buenos y detestables modales.

Los odiaba pero a la vez los quería, simplemente necesitaba hacerles ver que yo podría ser mejor que ellos con tal de saber que estaban orgullosos de mí. De esa manera me esforcé por buscar mi lugar en el mundo. Siempre con las notas más altas, ganando concursos de la escuela con tal de verlos ahí orgullosos abrazándome y tomándose fotos a mi lado.

Me repugnaba lo que la sociedad hacía de mí, un pelele de los caprichos, un muñeco de aparador que obedecía ciegamente con tal de un «bien hecho hijo». Para recibir regalos que cada vez se hicieron más estúpidos y sin sentido como todo, como la vida.

Cuando llegué a la pubertad me asustaron los cambios, ya me habían hablado de aquello en la escuela, pero no era lo mismo saber que podíamos transformarnos en creaturas poderosas y salvajes, que sentirlo. No olvido la primera vez que miré a mis padres transformados en aquellas creaturas desagradables, era de mal gusto en nuestra sociedad mostrar esa forma animalesca, pero existen muchos sitios para liberar esa parte salvaje e incluso clubs de cacería. Aunque se utiliza comúnmente para aparearse y viene aunado a los ciclos de celo.

Mi primer ciclo de celo me mantuvo encerrado en mi habitación, podía oler a distancia a las otras personas. Me desagradaban, todos me desagradaban, esos aromas horribles que parecían saturar mi nariz con tan solo estar a un par de metros. Mi cuerpo se hacía peludo y mis dientes crecían junto con garras en mis manos, me sentía perder el control de mí mismo como si quisiera aparearme y correr libre por el campo. El calor en mi cuerpo con la sangre correr por todas partes en un sentimiento ansioso y asfixiante saturaba mis sentidos. Mi niñero Isogai fue el único que tuvo la delicadeza de decirme que tenía que aliviarme por mí mismo y sólo así pude tranquilizar aquella sensación. No le agradecí pero ese hombre era el único buen amigo que tenía, siempre detrás de mí para cuidarme, claro bajo las órdenes de mis padres. Aunque genuinamente se interesaba en mi bienestar y escuchaba mis problemas intentando darme consejos.

Cómeme a besosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora