II

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Bajo las escaleras, mamá no me despertó para ir a la cafetería y eso que son las diez

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Bajo las escaleras, mamá no me despertó para ir a la cafetería y eso que son las diez.

—¿Vale? ¿Qué haces aquí? —pregunto al verla sentada frente al televisor.

—Mamá dijo que te esperara, para que después me lleves al negocio.

Me acerco a ella y revuelvo su cabello.

—¿No sabes por qué no me despertaron?

No responde. Continúa mirando fijamente el televisor, me sorprendería que no usara lentes de botella en unos cuantos años.

—Hey, Valeria, si te pregunto algo debes responder. —Me pongo entre ella y su caricatura favorita.

—No sé —grita enojada, mientras mueve la cabeza para tratar de ver la tele.

—Oh, Dios. —Suspiro frustrada. Apago la televisión—. Valeria, ve inmediatamente a tu habitación y cámbiate de ropa, vamos a la cafetería.

—¡No quiero! —Se cruza de brazos, frunce el ceño y arruga la nariz después de sacar la lengua—. Y no me puedes obligar.

—Claro que puedo. —Trato de mantener la calma—. Así que, si en cinco minutos no estás lista para irnos, te dejaré encerrada en tu habitación y no comerás hasta que llegue a casa, ¿entendido?

—¡No es justo! —Corre hacia las escaleras.

—¡Sólo cinco minutos, eh! —grito hacia las escaleras, con la suficiente fuerza para que me escuche desde su habitación.

Regreso a la sala para llamar a mamá, tomo el teléfono y marco el número de la cafetería, una voz severa responde.

—¿Papá? Soy Sofía, ¿podrías pasarme a mamá?

Como era de suponer, no responde. Un par de minutos después mi madre toma la llamada.

—¿Pasa algo, Sofía? —pregunta con voz dulce.

—En unos minutos iré con Valeria a la cafetería, por cierto, ¿por qué no me despertaste antes?

—Está bien, hija. Y claro que te desperté, dijiste que te sentías demasiado cansada así que preferí que durmieras un poco más, así tu hermana también descansaba.

—Oh —digo con sorpresa, ¿en serio? —, seguro estaba muy dormida, no recuerdo nada.

—Debes comer mejor, te lo he dicho —dice, reprochándome.

—Sí, mamá, deja de preocuparte tanto, no voy a morir.

—Está bien. —Se escucha un suspiro al otro lado de la línea—. Aquí te espero, cuida a Valeria, no sueltes su mano, ya sabes cómo están las cosas.

—Lo sé, no le pasará nada a Vale. Adiós.

Termino la llamada antes que ella, nuestras conversaciones podrían ser infinitas si fuera ella la que tuviera que colgar.

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