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Después de descubrir mi nueva naturaleza comencé a mecer mi cuerpo para poder quedar boca abajo y buscar las mangas o el cuello, en ese momento cualquier hoyo de la camisa servía; aún no entendía cómo había logrado no ahogarme ahí adentro antes de despertar, ¿cuánto tiempo llevaba como bebé?

Con dificultad logré arrastrarme hacia el cuello, joder, ¡lo que me faltaba!, no podía ni gatear bien, todo era culpa de las piernas regordetas que ahora me cargaba, cómo iba a extrañar mis muslos fuertes y torneados, ahora hasta tenía lonjas en las piernas. Cuando por fin llegué al hueco de la camisa respiré con normalidad, emitiendo jadeos queditos en el proceso, ¡qué cansado, Dios, cuánto esfuerzo! Ahora sólo debía intentar sacar todo el cuerpo por ahí, pero al parecer fui muy gordo de niño, porque lo único que logré sacar fue la cabeza y un brazo, ¡yeih!

Escuché ruidos afuera de mi habitación y enseguida capté que si no me hacía notar ahora me iba a quedar solo con esto hasta en la noche que JiMin regresaba al departamento, y eso sí regresaba porque a veces se quedaba en el departamento de su novio. ¡Por todos los cielos!, ¡Me iba a morir de hambre ahí! ¿Qué se supone que debo hacer?, pataleé con ganas, parecía una oruga a la que le habían echado sal, pero es que ya podía escuchar el llavín de JiMin alejándose.

—¡JiMin!, ¡JIMIN!, ¡JIMIIIIIIN NO TE VAYAS! —bueno, eso definitivamente se oía bien en mi mente, pero al parecer, en la vida real sólo eran unos chillidos histéricos de bebé que me llenaron la boca de baba extra, porque lo único que se escuchó fue—. Iiiiiiihyaaaayayayaya~

¿Qué hacen los bebés en estas situaciones?, me sentía nervioso y desesperado, tan sumido en mis pensamientos que no me di cuenta que los pasos en el pasillo se detuvieron y que yo estaba gimoteando, haciendo pucheros mientras sentía mis mejillas regordetas temblar y mis ojitos nublarse, ¡oh!, así que eso era lo que se tenía que hacer.

Llorar.

El llanto salió con fuerza de mis pulmones: estruendoso. No me consideraba un gritón, pero supongo que de bebé tenía mi carácter, así que seguí berreando con ganas, notando que mis piernitas se movían solas y que la camisa comenzaba a enredarse más en mi pequeño cuerpecito.

—¿JungKook? —la voz de JiMin logró callar mis berridos, pero mi amigo también calló y aquello me dio miedo porque pensé que se había ido al no obtener respuesta, así que seguí chillando—. ¿Estás viendo videos de bebés?, ¿qué haces despierto tan temprano?

¿Desde cuándo el mayor era tan educado?, ¡ahora que debía entrar sin tocar, no lo hacía!

Me dolía mi pechito, ¡qué difícil es ser bebé!, agitaba mi manito en un intento por salir también de ahí, pero lo único que conseguía era berrear más fuerte, cerré los ojos entregándome por completo al drama, digo, llanto, pero éste cesó cuando la puerta se abrió de un portazo y mis ojitos se toparon con los de JiMin.

—¿Pero qué demonios! —murmuró el platinado acercándose a la cama rápidamente para mirarme con sus ojos abiertos como platos, poniéndose encima de mi cabeza de repente, asustándome a tal grado de tener que pegarle un manotazo para que quitase su carota—. ¡Auch!

Para ser un adulto, JiMin era muy delicado y cualquier golpe le dolía, siempre había sido así, como muñequita de porcelana, y eso sólo logró que mi pancita doliera y que me enojase más porque no estaba sacándome de el enredo de tela en el que estaba; volví a berrear, esta vez sintiendo que los mocos se me salían y que se formaban bombas de éstos en mi naricita, haciendo que JiMin despabilara y se me acercara para detener el movimiento de mis piernitas.

—Tranquilo, ya te saco, espera —las pequeñas manos del platinado comenzaron a alzar la camisa, ahora podía sentir el airecito circulando, sin embargo, JiMin volvió a cerrar la camisa como si hubiese visto un monstruo—. Esto debe ser un jodido sueño, estás muy desnudo allá abajo y eres un... bebé.

Las aventuras de BabyKook  |  YoonMin/KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora