Sin saber nada:

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Cuando una persona se aburre, por lo general su cerebro piensa inmediatamente en las posibilidades de recoger aquella situación de bloqueo y aquejo mental; y botarla por la borda. Pero Fin no podía simplemente recoger el mantel del comedor con todos sus pensamientos, aburrimientos y aquejos ya servidos en cada plato, no sin antes probar un poco; y entonces llega la ansiedad, la ansiedad de siempre cometer el mismo error. Error de no deshacerse en cuanto pudo de tanta porquería dentro de su cabeza. De no ser un gilipollas y coger ese puto mantel de una vez por todas; así con cada plato fresco dentro, salir a pisotones del cuarto y tirarles por la borda del barco, para que se pierdan en el océano.

Y se pregunta qué está mal con él para siempre preguntarse así mismo lo que debería hacer para no morir pensando. Juraba diariamente que podía morir entre la infinidad de pensamientos que pasaban a cada segundo por su incomprensible cabeza.

Quería dejar de soñar con el mar, quería dejar de soñar cada martes con una chica morena de ojos azules frente a él, en una playa desolada. Extendiéndole la mano mientras le preguntaba si deseaba nadar con ella. Fin estaba harto de preguntarse si aceptaría la mano de esa chica. Claramente cualquier persona tendría una respuesta inmediata de sí mismo, pero Fin siempre supuso que "lo que sueñas es muy diferente a lo que harías o dirías en la realidad" e incluso a veces se cuestionaba si hizo lo correcto en el sueño, y luego se retractaba pensando "¿A quién demonios le importa, es sólo eso, un sueño" Pero tal vez tenía más en cuenta los sueños que la realidad. 

Él quería ser superficial. Fin quería preguntarse cada mañana si tendría sexo con una chica sexy la cual conocería en la pizzería Italiana de la esquina. Una chica rubia quién odia la pizza con piña. Pero Fin en las mañanas sólo se preguntaba "¿las estrellas brillaron más que el miércoles?" " ¿Y si me ahogo cuando acepte la mano de aquella morena?".

Porque así era Fin; un complejo desordenado y problemático para él mismo.


Esa tarde debía ir al sótano de aquel centro comercial y platicar a cerca de la no muy próxima recuperación hacia sus problemas. Aquella tarde definitivamente no tendría sexo con una rubia que odiaba la pizza con piña.

Circulo de Mariposas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora