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Creo que no es necesario decir que no pude dormir nada. Las imágenes vienen una y otra vez a mi cabeza. Trato de comprender todo, de encajar los engranajes de la vida de Sanders, pero ni las mejores películas de la mafia me explicarían su estado actual.

Me he bañado, vestido y arreglado de manera casi mecánica. Hasta no me daba cuenta que me estaba poniendo un converse rojo y otro negro.

Patética, ese es el estado actual de mi situación.

Mi madre noto mi comportamiento estilo emo-depresivo de la mañana, solo comí dos tostadas y me fui al instituto con la esperanza de tener alguna noticia de él.

***

Llegue al instituto temprano, algunos se extrañaron y me saludaron como siempre. Oculte mi estado de ánimo, como pude. Soy la chica camaleón, puedo fingir emociones que no siento con tal de "encajar en los grupos". Me fui directo con los geek, les di información pero a cambio quería algo.

-Quiero el número de Sanders -Fui directa

-Pides algo difícil, ¿eh?

Él pálido de Sawyer, tecleaba en su computadora. Sus dedos eran agiles, dignos de un geek. Tardo unos cinco minutos y levanto su vista hacia mí, curvo una sonrisa. En vez de erizarme la piel por excitación me dio escalofríos. ¡Uh!

-Sabes necesitaras más que esta información de este disco duro que me acabas de dar-mueve el disco que le di- Conseguí algo interesante.

-Bien -saque otro disco duro de mi mochila -sabía que eras ambicioso. Vengo preparada.

El silbo, e imprimió la información que encontró. Intercambiamos información como si estuviésemos cerrando un trato. Me aleje de ellos, son algo extraños. Tenía información, que si fuese periodista, porque aclaro dejaré el periódico escolar. Me interesaría publicar. Guardare esto, tal vez me sirva después. Solo utilice lo que buscaba, el número de Erick.

Llame, unas diez veces. Me mandaba a buzón.

Las clases empezaron, las olas de estudiantes comenzó. Fui al salón sabía que no lo vería, pero por capricho me senté en su lugar junto a la ventana. Megan solo me miro con odio, pero no me dijo nada.

Pasaron las clases hasta que llegó la hora del almuerzo. Era mi oportunidad, no me gustaría hacerlo, pero... ¡estaba desesperada! Camine hacia esa mesa donde estaban todos ellos. El equipo de fútbol americano. Él estaba entre dos porrista, ¡asqueante!

Ahí estaba él. El chico más popular y playboy del instituto. Con su porte arrogante, rodeado de dos huecas y un grupo de simios sin cerebros. Claro y también estaba Ricky que levantó una ceja al verme llegar. Pero no quería hablar con él, sino con el rey de los simios, en este caso: Chace Donovan.

Cínico, arrogante, mujeriego, sexi y podría continuar pero lo más importante para mí era el mejor amigo de Erick y tal vez tenía información.

- ¿Chace puedo hablar contigo?

-Claro -y el tonto seguía en su lugar

-En privado

Y el resto de los chicos comenzó a silbar. Las plásticas me observaron con fastidio y él se levantó como si se ganara un premio. El tonto, levanto los brazos y los simios chillaron más.

-No, ¿Qué era tú chica Ricky? -le dijo uno golpeando el hombro de este. El resto hicieron gestos obscenos y de burla. Típico

Me aleje de ellos, tomando del brazo de Chace.

-Hey, quieta Murphy. Sé que soy muy deseable, pero no aprietes tanto -se soba el brazo

-No me importa tu tonto brazo. Necesito preguntarte algo.

El Chico Virgen De Mi Clase De QuímicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora