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Lauren

Llegar al instituto tarde no es novedad, diría que es lo normal. El problema es que tenía a primera hora clase de literatura moderna y la profesora Mildred, es una mujer demasiado antipática. Tuve que presionar a mis pobres piernas para que avanzaran más rápido, si tan solo tuviera un poco más de estatura, a estas alturas no me extrañaría que pudiera competir en un maratón, llegue casi sin aliento al salón.

El problema no es llegar tarde, la profesora ni toma asistencia, eso sí para entrar tienes que ahorrarte esas típicas frases: Profe, ¿puedo pasar?, o lo que viene después profe déjeme entrar la alarma no sonó, poco le importa a la vieja, y es que es entendible si la frase está más trillada que: Profe la tarea se me la comió el perro y podrían seguir mencionado todas las excusas posibles, el punto es que a ella no le importa.

Lo único que tengo que hacer es entrar en silencio, sin molestar su campo de visión y buscar cualquier asiento, por eso en esta clase no tengo asiento fijo, te acomodas donde puedas, hasta diría que tendrías que usar artes ninjas para pasar desapercibido, ¿sabes qué pasa si interrumpes?, sencillo no querrás saberlo.

Pero como si el universo hoy conspirara en mi contra, no encontré ningún asiento disponible, eso era casi imposible, se supone que los asientos estén completo o tengo unos dos extras, pero nada. No podía decirle a la dulce Mildred e intente buscar ayuda en mis compañeros, pero nada cuanto intentaba hacer contacto visual con alguno, ellos giraban el rostro, otro llego hasta el descaro de observar sus uñas y eso que lo llame, no me quedo de otra que dirigirme a la amable ancianita.

—Profe, no encuentro un asiento.

Y no es como si hubiese descubierto un continente, lo extraño es que nadie hizo comentario sobre ello, en cambio la profesora detuvo la lección y el salón quedo en completo silencio, juro que se sintió horrible ser el centro de atención, tener tantas miradas sobre uno, me incomoda. La noble ancianita se quitó sus gafas y me observo, como diciendo: está muerta

—Ese no es mi problema —contesto en un tono agrio, rozando a lo borde

Juro que sentí mis pies más pesados.

—Pero no puedo recibir la clase de pie.

—Salga de mi clase—dijo en tono frio y despiadado

Pinche vieja ya debería de jubilarse.

Me retire sin protestar o me iría peor, casi arrastrando los pies, cuando estaba cerca de la puerta escuche una risa un poco audible, me gire para verla a ella, era Megan, esa chica, todo esto debe ser obra suya.

Tiene sentido te odia

Cállate entrometida

Pero si le robaste el novio

Eso no es cierto, ella solo fue una apuesta y pérdida de tiempo.

Ella es popular, está claro que me escondieron el asiento para fastidiarme, ella debe controlar todo el salón, y el plan les funciono porque llego tarde y justo lo hicieron en la clase de la vieja Mildred, eso fue un golpe bajo. ¿Qué se cree esa mundana apestosa?, no sabe con quién se está metiendo.

Las clases continuaron, nadie me hablaba. Cuando hubo un ejercicio en pareja de la clase de inglés, me trataron como si tuviera lepra, nadie quiso acercarse y como el profesor es un gordo flojo le valió que hiciera el trabajo sola, ¿Qué creen?, no soy tan mala en esta clase.

Llego la hora del almuerzo, no me iba aminorar o sentirme mal porque no me hablaran, igual hice fila para comprar mi almuerzo y fui a buscar una mesa disponible pero todas estaban llenas. Divise una silla vacía en una de las mesas, pero justo cuando iba sentarme, una chica coloco su bolso.

El Chico Virgen De Mi Clase De QuímicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora