De malo a bueno

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Tuve dos días para pensarlo. No quería parecer una niña caprichosa que se queja cuando no obtiene lo que quiere, pero Emma no había dicho nada, así que no quedaba de otra.

Emma iba saliendo del salón de baile. Me acerqué a hablar con ella, pero Fernanda fue más rápida que yo y tuve que esperar a que terminaran de hablar de los horarios de entrenamiento. Después de diez minutos, pude hablar.

-Emma... ¿por qué no me seleccionaste?

Me había planteado la pregunta de mil y un maneras, dándole argumentos válidos y concisos, pero definitivamente no planeaba hacerlo tan directamente. Y su silencio no me ayudo en nada, se me quedó mirando por lo que pareció una eternidad, así que seguí hablando.

-Es decir, llevo en esto casi tres años, nunca falto a las clases ni a los partidos, me sé todas las coreografías... ¿acaso bailo mal?

-Alexia, vasta.

Esas dos palabras fueron suficientes para desear que me tragara la tierra, tuve que recordarme que lo peor que podía pasar era que no me incluyera en la selección, cosa que ya había pasado. La mirada de Emma me provocó un escalofrío.

-Desde el principio les especifique que la antigüedad no se tomaría en cuenta.

-Oh, me había olvidado de eso. –mierda, me sentí tan estúpida.

-Y no, no bailas mal, tus movimientos podrían ser más firmes, pero no son malos. –estúpida, estúpida, estúpida. –Pero ya que lo mencionas... quería hablar contigo sobre la selección. Varias niñas no podrán ir porque los horarios de entrenamiento interfieren con sus actividades fuera de clases. Así que, si no tienes problema, me gustaría que formaras parte de la selección.

-¿Por qué esa cara? ¿Te dijo que no? –Zack bajó el libro de Harry Potter y la piedra filosofal que le había prestado en cuanto me vio llegar, me había estado esperando en las canchas, se levantó de la banca cuando me acerqué. Tía Lucí aun no llegaba por él y mi madre también iba tarde. Éramos los últimos en el lugar.

-No. Me dijo que sí. –Caminé lentamente y me senté donde él lo había hacho. Zack se quedó parado observándome.

-¿Y eso es malo? Creí que era lo que querías.

-Ella iba a pedírmelo. Si hubiera esperado a mañana, Emma me lo habría pedido sin necesidad de ridiculizarme.

Le conté a Zack la conversación con Emma y lo estúpida que me había sentido.

-...y mi madre tendrá que venir a una reunión para los detalles del viaje.

-Sigo sin entender, Alex. Te aceptaron, era lo que querías ¿qué importa lo que te haya dicho?

De repente escuche a mi madre llamándome desde la entrada. No valía la pena tratar de explicárselo a Zack.

-No importa. – tomé mis cosas y salí de ahí lo más rápido que pude.

Chocolate AmargoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora