Capítulo 3: Vago con remedio

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¡Contesta, contesta! Estaba sentado en una banqueta de madera afuera del hotel y con mi mochila a un lado. Las llamadas al extranjero constaban mucho y era la tercera vez que llamaba a mamá. Vamos. Incliné la cara estresada y sin esperanza cuando de repente...

—¿Bueno?—se escucha del otro lado de la línea. Mi corazón empezó a volver a su ritmo.

—Mamá—grité esperanzado.

—Hola, Eloy. ¿Ya vienes a casa?—preguntó inocentemente. Lo que acababa de decir me explicaba muchas cosas.

—No, mami. Mi vuelo es en dos días más—suspiré. —Ya se lo había dicho --Estos días ha estado muy distraída. —Cuando te pedí que me encontraras hotel, ¿pediste tres noches?

—Ay...— podía sentir su angustia del otro lado de la línea. —No, creí que, volverías hoy... yo...

—Me sacaron de mi habitación, tengo dos horas para recoger mis cosas he irme—dije exhausto.

—¿Ya les dijiste que si puedes pagar una noche más?

—Si pero... en primera: la habitación la ocupa otra persona hoy. Segundo, el sistema no quiere recibir tarjetas y la transacción es solo en línea y se tardará dos días para que el pago se confirme.

—¿Y si sacas efectivo?

—No sé dónde hay un cajero que la reciba—En ese momento me levanté y revisé la calle por si había alguna tienda postal o de conveniencia.

El dinero se me estaba acabando, si pagaba la habitación quizá me quedaría muy poco para comer. Pero tengo que encontrar rápidamente donde poner mis cosas. Y esperar ir al aeropuerto. Después de una pequeña discusión al teléfono, fui con la recepcionista para preguntarle donde podía sacar en efectivo. Su siguiente respuesta me decepcionó más, el cajero estaba a la vuelta de la esquina, pero aun teniendo dinero, ya no había habitaciones. No sabía a qué hotel recurrir. Le pregunté y me dijo que había un hostal en el centro con los mismo precios y aunque no fuera tan bonito al menos me resguardaría los próximos dos días. Después de analizar el mapa varías veces, me di cuenta de que el aeropuerto era la mitad de camino hacía que el dichoso hostal. Bueno... podía dormirme en el aeropuerto.

Turisteé un poco la ciudad y me detenía en cafés y pequeños locales de comida. Todo muy tranquilo aunque la mochila cada vez me pesaba más. Cuando empezó a oscurecer, me dirigí al aeropuerto. Era algo pequeño y por lo mismo se daba el lujo de estar un poco más cerca de la cuidad.

Llegando al aeropuerto me quedé dormido en una sala de espera, el sillón no estaba tan mal y no me sentí culpable al ver a varios igual de dormidos.

Creí que me había dormido lo suficiente, pero una mano me sacudió el hombro. Me asuste y me limpie la baba que escurría a un lado de mi rostro.

—Disculpe, señor—dijo una empleado del aeropuerto—No queremos que pierda su vuelo.

Me dio pena revelarle que mi vuelo era mañana, pero ahora tenía que encontrar otro lugar para dormir en paz.

—Sí, sí, claro. Gracias—Tome mis cosas y medio dormido camine por todo el pasillo, con mi mochila en la panza.

Eran casi las 9:30 de la noche.

No sabía muy bien hacia donde iba y me daba igual. Estaba a punto de entrar a una pequeña sala de espera que no creo que a nadie la importara que me quedase ahí. Un chico a mi espalda corrió y gritó, rápidamente seguridad lo detuvo.

No volteé ni preste atención. Creo que era una persona medio escandalosa o alguien que lo causaban de terrorismo. Ne, da igual.

Me quede dormido en la sala.

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⏰ Última actualización: Jan 04, 2017 ⏰

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Eloy & Frank :Una amor TócsicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora