En la calle de la Hilandera se encontraba una casa mediana de colores claros, con un hermoso jardín lleno de nieve y adornada con muchas luces. Por dentro la casa era hermosa. Se encontraba una familia conformada por tres personas.
Un hombre de cabello negro y corto, una castaña de largo cabello rizado y un hermoso niño de pelo negro y ojos del mismo color se encontraba dando torpes y pequeños pasos agarrado de los muebles bajo la atenta mirada de sus padres, apenas empezaba a caminar, apenas tenía un año con dos meses, pero simplemente era el orgullo y felicidad de sus padres.
Esa noche, era la noche de navidad y eran ellos tres y su elfina Pinky, se encontraban en la sala donde había un gran árbol de navidad con unos cuantos regalos de bajo de parte de los padres hacia su bebé, hacia su pareja y uno para la pequeña y siempre fiel Pinky.
Ese año era especial para ellos, era ya un año sin guerra, un año sin preocupaciones, un año como una familia normal y feliz, un año en donde todos lo creían muerto y desaparecida respectivamente a cada uno. Pero sobre todo y lo más importante, un año de que su bebé había llegado a sus vidas para darles luz y esperanza sobre el que luchar.
Señores la cena esta lista-avisó la elfina con su tierna pero chillona voz a sus amos.
Ya vamos Pinky, gracias- agradeció la castaña mientras le tendía los brazos a su bebé para que se acercara a ella. El bebé tambaleante llegó hacia ella quien lo recibió con una sonrisa.
Los tres fueron a la mesa del comedor y entre pláticas de los padres y balbuceos y palabras mochas del bebé cenaron. Eran las 11 de la noche, su bebé tenía que dormir así que no podían esperar hasta la media noche para darle sus regalos y abrirlos en familia.
El pequeño rasgaba los envoltorios sin contemplación alguna y se reía cada vez que rompía uno y esa risa era música para los oídos de sus padres entre peluches, juguetes y ropa, el bebé se cansó, ellos lo llevaron a acostar y le pusieron su pijama.
Te gustaron tus regalos bebé- le preguntaba la castaña a su hijo mientras el asentía con su pequeña cabecita y decía un pequeño sí.
Papá y mamá te aman mucho lo sabes verdad- le dijo el pelinegro mientras besaba su pequeña frente. Y de repente el pequeño abrió su pequeña boca y de él salieron la palabra más maravillosa del mundo.
Pa-pa a-mo- y simplemente supo que con esa simple y pequeña palabra su corazón empezó a latir como loco, lo abrazó y lo metieron a su pequeña cuna, donde el cerro sus hermosos ojos.
Salieron de la habitación y fueron a la suya a cambiar sus ropas y así bajar a la sala, ahí se encontraron a Pinky y ellos aprovecharon para darle su regalo, la pequeña elfina lloro y les agradeció, con una reverencia y un chasquido desapareció.
Al quedarse solos se vieron, se sonrieron y se intercambiaron sus regalos.
Severus le dio una colección de libros muggle que sabía su bruja quería.
Hermione le dio un libro de pociones que ella sabía que él quería.
Entre besos se agradecieron y la castaña le dio un regalo extra, debajo de la bata tenía un pequeño regalo para Severus o mejor dicho para los dos.
GLADYS. A.G
Corregido por:
@SidneyGalaya
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Hermione Snape
FanfictionEl mundo de Harry Potter y sus personajes pertecen a J.K. Rowling. Te invito a que entres y conozcas esta historia de amor, como inicio todos los obstáculos que tuvimos que pasar no solo los que nos ponían los demás si no, nosotros mismos para logr...