Por no escuchar (Clexa)

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¿Dios donde mierdas estoy? Me estalla la cabeza y ni si quiera he abierto los ojos. No estoy en casa eso seguro o....¡Joder! Abro los ojos y me siento asustada como el demonio miro a todos lados pero estoy sola en el coche.

-Menos mal -suspiro dejándome caer de nuevo en el asiento.

Estoy sola en mi coche rodeada de un montón de botellas por lo que veo. Pero no se como demonios he llegado aquí. Busco mi móvil a tientas en el suelo y lo encuentro sin batería. Con bastante pereza me levanto y lo conecto al cargador del coche, cuando por fin enciende no tengo ninguna llamada ni ningún mensaje.

¿Eso que significa? ¿Qué ya no me quiere? ¿Qué ya no se preocupa por mi? Miro el reloj del salpicadero y este marca las doce. Los niños ya deberían estar en la escuela y ella debería estar en el trabajo.

Suspiro y arranco el coche, antes de ponerme en marcha me coloco las gafas de sol pues la luz me molesta demasiado. Conduzco a una velocidad modera, aunque en mi interior quiero llegar a casa para asegurarme de que ella sigue allí y no se ha ido.

Media hora después entro en el garaje y encuentro su coche allí aparcado. Mi corazón bombea como loco en mi interior y mi respiración se acelera. Salgo del garaje y entro en casa, mi mundo se tambalea cuando encuentro tres maletas en el pasillo.

Camino hasta el salón y me la encuentro sentada en el sofá, tiene algo entre sus manos. Lo mira una y otra vez hasta que por fin se decide y lo deja en la mesa. Se levanta y nuestros ojos se encuentran. El azul, mi azul no está allí. Ese azul del que me enamoré ya no es el mismo, está bañado por la pena y el dolor.

-¡Lexa! -me mira sorprendida y sus ojos se vuelven cristalinos.

-¿Te vas? -pregunto con la voz rota dejando caer las llaves al suelo.

-Es lo mejor -suspira- esto -me señala y se señala- nosotras no funcionamos desde lo que pasó.

-Eso no es verdad princesa -me acerco y cojo su cara entre mis manos- se que lo he hecho mal Clarke, pero te necesito a ti y a los niños, no me podéis dejar.

-Lo siento Lex -se aparta de mi y mira la hoja en la mesa.

-¿Qué es eso? -preguntó al borde de las lágrimas pues temo demasiado que esas terribles palabras salgan de sus dulces labios.

-Quiero el divorcio Lexa -susurra haciendo que mi mundo se derrumbe de nuevo.

-¡No! -grito abrazándola- ¡No por favor! -la miro a los ojos- No me hagas esto Clarke -suplico- cambiaré lo prometo.

-Lo siento Lexa -empieza a llorar- pero ya no puedo más -me mira a los ojos- lo hago por ti mi amor y por los niños -acaricia mi mejilla- tu ya no eres feliz a mi lado y yo no puedo ser egoísta y retenerte a mi lado.

-Clake...

-Te dejo libre mi amor, porque te amo y quiero que seas feliz aunque mi mundo se derrumbe si tu eres feliz yo lo seré -se inclina y besa mis labios. Un beso de despedida, un beso que sabe a sal, a miedo, a deseo y a incertidumbre, pero que por raro que parezca esta bañado de amor- que nos volvamos a encontrar -susurra en mi oído antes de deshacerse de mi abrazo y marcharse de mi lado.

Caigo al suelo y me derrumbo. Lloro, lloro como no he llorado nunca. Ni si quiera en mis peores momentos me he sentido tan impotente. La he perdido. He perdido a la mujer de mi vida por ser una estúpida borracha, por no saberla escuchar y dejarme llevar por mis impulsos. He perdido a mi todo y ahora me siento perdida.

...-.-..

Ha pasado un año desde que tomé la difícil decisión de dejar a la mujer de mi vida. No he vuelto a hablar con ella desde que abandoné nuestra casa con ese último beso que aún conservo indeleble en mi memoria.

One-shotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora