La miro desde lejos sin poder acercarme a ella. Me tienta con su cuerpo y sus movimientos sexys. Haciéndome imposible concentrarme en mi tarea. Cambio de posición en la dura silla de plástico y cruzo las piernas. Saco de la mochila el libro y el cuaderno de física. Me pongo a estudiar o por lo menos lo intento, porque mi distracción se vuelve a levantar y yo pierdo el hilo de mis pensamientos otra vez. Sale de la biblioteca tecleando en su teléfono móvil. Suspiro y me vuelvo a concentrar en la tarea durante largo rato.
-Quinn -me tocan el hombro.
-¿Sí?- pregunto sobresaltada.
-Toma-me entrega la llave de la sala- estudia mucho anda. Adiós.
-Adiós Tomás, lo haré.
Me levanto a por una botella de agua y me vuelvo a poner a estudiar. No soy capaz de concentrarme. Mi mente vaga de una cosa a otra. Me levanto de la silla y me acerco a la ventana. La abro y dejo que la brisa de la noche despeje mi mente y aclare mis ideas. Oigo la puerta abrirse, no me giro, supongo que será Tomás que ha vuelto a por algo.
-¡Sabía que estarías aquí!-me giro al oír esa voz- he traído la cena-pone la bandeja en la mesa frente a la ventana.
-Gracias Rachel, no tenías que haberte molestado.
-No es molestia. Me voy a quedar a estudiar hasta tarde...así que pensé que nos vendría bien una buena cena.
No sé qué decir. Me quedo mirándola como una tonta. La veo coger una lata de coca-cola y la abre. ¿Desde cuándo bebe coca-cola? Se gira y me la da.
-Toma y por favor llámame Rach, todo el mundo lo hace.
-Gracias Rach- cojo la lata, regreso a mi sitio y retomo el problema de física.
-He traído dos hamburguesas de pollo y una ensalada mixta.
-Ok- no levanto la vista del libro.
-¿Vienes a comer?-me pregunta pegándole un mordisco a su hamburguesa.
-Sí, ahora voy. Empieza tú que te veo con hambre -bajo la vista y vuelvo a mirar el cuaderno. Intento acabar el ejercicio pero me es imposible.
-Toma, cómetelo o te quedarás mirando el problema todo la noche-me entrega la hamburguesa, aparta los libros, pone la ensalada enfrente de mí y se sube a la mesa.
Comemos en completo silencio. No la miro, pero siento su mirada fija en mí. Cuando terminamos se va al baño. Aprovecho ese tiempo para serenarme y recobrar la compostura.
Cuando ella vuelve ya estoy estudiando. No ha pasado ni media hora cuando las luces se van. Oigo a Rach gritar y una silla caerse. Me levanto de la mía y camino despacio hasta la puerta de la biblioteca. Está cerrada, meto la mano en el bolsillo, saco la llave e intento abrir. Está muy oscuro y no veo nada, así que me doy por vencida.
Unos brazos me rodean la cintura. Rach está temblando. Me giro y la abrazo.
-Tranquila, no es la primera vez que pasa-la abrazo con fuerza-saldremos por la ventana.
-¿Por la ventana?
-Sí, ya lo he hecho más veces. Es un primer piso, no esta muy alto.
La cojo de la mano y la llevo hasta mi mesa. Recojo mis cosas y me cuelgo la mochila al hombro. Vamos hasta la suya y hago lo mismo con sus cosas.
Con las dos mochilas al hombro nos acercamos a la ventana abierta. Tiro el peso muerto de los libros, que caen al suelo con un golpe sordo. Me giro hacia ella y la miro. Parece cansada y algo asustada.