❄Primera parte❄

535 49 18
                                    

🌸«Nieve»🌸

Nevaba, de nuevo, era la quinta vez que nevaba en el día, dejando las calles de la aldea blanquecinas, lo que es hermoso.

Esto es normal en la aldea en la cual vivo y "gobierno". La aldea de la nieve, sí, soy Haru Nanami, la princesa de Yukigakure. Me encanta la nieve; soy pálida, al igual que el blanco de la nieve; tengo el pelo largo y ondulado; rubio una mitad y la otra rosa. Puedo controlar perfectamente la nieve y eso es una ventaja muy grande al tener un combate, ya que sólo mi familia tiene ese elemento. La nieve forma parte de mi vida diaria, siempre está nevando, incluso cuando es verano. No me importa, ya que me encanta el frío.

Puede ser mi madre, que controla el clima, o incluso mi padre, allá dónde quiera que esté. Un día me contó que el frío nos protegía de las malas personas.

No tengo ni la más mínima idea de dónde está mi padre, puede que hasta esté muerto, un día se marchó de misión a konoha y no volvió. No supimos más de él.

—Hija, ¿puedes prestar atención?— llama mi atención mi madre — te estoy presentando a unos cuántos hombres jóvenes que están interesados en ti y tú ni caso, ¿que ocurre?

Tengo 18 años y no tengo novio, ni marido, ni nada. La verdad es que estoy mejor sola. A mi madre le molesta, más bien le preocupa, piensa que nadie se interesa por mí y eso le duele. Cuando ella tenía mis años ya estaba casada con mi padre, y yo siempre le digo que eso eran otros tiempos, a lo que ella me respondía: siguen siendo los mismos tiempos de antes, hija. Se piensa que la civilización no ha avanzado desde entonces.

A lo que voy; me está buscando novio y no me está gustando nada de nada esto.

—Nada, madre. Sólo necesito descansar un poco. — digo mintiendo, prefiero estar en mi habitación encerrada que aquí en la sala central con tantos hombres mirándome.

—De acuerdo, te daré unos minutos. Pero que sepas que no te librarás tan fácilmente de esto.

Asiento, sabiendo que tiene razón y que volvería en unos minutos.

Me levanto del trono, recojo un poco de mi vestido que me llega hasta el suelo para no caerme y me alejo de aquella habitación horrorosa, yendo más adentro del castillo dónde están todas las escaleras que llegan a las habitaciones.

No me gusta esta vida, no me gusta para nada, no me gusta ser princesa. Un día probé a ir sola a konoha y pensaron que era huérfana y que no tenia aldea ni nada por el estilo, me dieron una casa para poder vivir y tuve un profesor que me enseñó a pelear y a manejar mejor mi poder. Gracias a él ahora puedo enfrentarme a cualquiera. Se llamaba Arashi Hayate o algo así, no lo recuerdo muy bien. Los de mi aldea se volvieron locos, estuvieron día y noche buscándome, lo que no entiendo, ¿cómo puede ser una persona tan importante para otra?

Llego a la cocina en la cuál estaba Nora, nuestra sirvienta. Para ellos una sirvienta, para mi una madre.

—Señorita Haru, ¿que hace aquí? Puede llamarme y yo iré enseguida para lo que necesite, ya lo sabe.

—Lo sé Nora, pero prefiero caminar para no darle mucho trabajo.

—Oh, no es trabajo, señorita Haru. Es lo que tengo que hacer, por algo estoy aquí. —sonríe amable. —Si su madre se enterara me echaría, seguramente.

—Nora, llevas aquí casi 20 años, estoy segura que mi madre te lo perdonaría. Eres como su amiga.

—Gracias, señorita —sonríe de nuevo —. Ahora, ¿qué necesita?

—¿Me podrías dar un poco de agua?

Asiente y me sirve un vaso de agua.

—¿Todavía no ha elegido hombre? —pregunta mientras friega unos cacharros.

Casi me atraganto con el agua, pero me pude contener un poco y al final acabé el vaso.

—No, todavía no, Nora. Espero encontrar pronto al apropiado. —digo con algo de asco.

❄---------❄

Un estruendo me despierta en medio de la noche. Me levanto de la cama y miro hacia el pueblo, hay algunas casas ardiendo.

Voy corriendo hacia la puerta, pero antes de que toque siquiera el pomo mi madre entra corriendo por la puerta.

—Rápido hija, no tenemos mucho tiempo. ¡Vístete, rápido! —dice alterada.

Le hago caso y me visto con unos pantalones negros, unas botas de nieve y mi cazadora rosa —con pelos en la capucha— de Invierno.

Ella mientras me visto cierra la puerta con lo primero que encuentra. Va hacia uno de mis armarios y, ¡tachan-tachaaaan! Hay un pasillo secreto detrás de éste.

La miro impresionada  —Pero... ¿cómo no he sabido todo éste tiempo que había un pasadizo secreto en mi habitación? —digo atónita.

—Lo construyó tu propio padre, por si alguna vez venían a secuestrarte o algo por el estilo, para que te salvaras. Lo he mantenido en secreto todo éste tiempo por que no quiero que te pase nada malo.

Asiento, todavía atónita.

—Vámonos, el tiempo es oro.

Se escuchan gritos detrás de la puerta y de un momento a otro la puerta se está tambaleando. No durará mucho tiempo.

—Vamos, deprisa. —sigue insistiendo.

Entro al pasadizo rápidamente y camino unos metros. Me doy la vuelta y mi madre me está mirando desde mi habitación.

—Adelante, hija. Sálvate por el bien de la aldea, huye a Konoha y busca ayuda, búscalo.

—¿Que busque el qué, Madre?

—Cuando lo encuentres sabrás si es él o no. —me mira con pesar, sabiendo que es posible que no nos volvamos a ver.

Y cierra el armario justo cuando la puerta de la habitación cede.

—¡Madre! —grito desesperada y corro hacia la puerta.

Oigo sus gritos de agonía, escucho cómo se la llevan a rastras y lloro. Lloro de la rabia, de la impotencia que siento ahora mismo.

—¡Buscarla, la quiero viva y arrodillada frente a mi suplicando por su puta vida! —grita furioso. Tiene la voz grave y rasposa, da miedo.

No sé quién nos ataca, o quién me quiere llevar, pero una cosa la tengo clara; volveré y obtendré mi venganza.

Castle | Sasuke UchihaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora