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— Mamá, ¿Por qué Peko no está en su casa? — Preguntó un inocente niño de 10 años a su madre.

— No lo sé. — Contestó la señora de cabellos rubios — Es muy raro que ellos no estén en casa.

— Quería salir a un lugar con Peko. — Dijo un decaído Fuyuhiko.

— Tal vez sólo salieron un momento, ya regresarán más tarde. — Dijo tratando de subirle los ánimos a su hijo.

— Tienes razón. — En ese momento el teléfono de la casa sonó y la madre de Fuyuhiko contestó.

— ¿Bueno? — Cada vez que la conversación iba avanzando, Fuyuhiko veía que en rostro de su mamá se iba tornando a uno de preocupación. — Vamos para allá.

— ¿Todo está bien?

— Peko está en el hospital.

•••

— ¿Qúe pasó? — Fuyuhiko y su madre había llegado al hospital.

— El doctor cree que Peko puede estar sorda, todavía no lo asegura pero es lo más posible. — La madre de Peko se veía demasiado preocupada.

— ¿Cómo te diste cuenta?

— Le estaba hablando pero ella no hacía caso, cuando fui a verla ella tenía sus manos sobre sus oídos y los ojos lagrimosos. La seguí llamando pero no contestaba, le toqué el hombro y por fin me hizo caso, le seguía hablando y ella hacía una mueca de que no entendía. Agarró una libreta que estaba cerca y escribió en ella "No escucho nada." Y fue ahí donde la traje aquí. — Empezó a ponerse más triste y la madre de Fuyuhiko la abrazó.

— Tranquila, todo estará bien.

— Eso espero.

Mientras tanto el pequeño niño trataba de procesar las palabras de la madre de Peko. Ahora se arrepentía de lo que le había dicho antes.

"Es como si estuvieras sorda."

Se sentía demasiado triste, porque lo que le había dicho se había cumplido.

Señas «KuzuPeko»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora