Juegos De Dos - [SNK]

Capítulo 2: Sospechoso

[Levi narra]

— Rivaille, sabes perfectamente que... Esto ¡ES GRAVE! -Alza la voz — ...Violaste El Acuerdo, no puedo salvar ¡tu pellejo! 

Me regañaba Hanji, respecto... a lo que "había pasado" con Mike. No ha parado de gritar y maldecir al mundo, desde que entre a su despacho. Ahora me encuentro, sentado en el enorme sofá color blanco de piel y ando fumando.

— Riv, deja de holgazanear y piensa ¡¿Qué demonios vas a hacer?! -Suelta algo histérica — Caray, tú nunca rompes un acuerdo, ¿y ahora qué? 

Exhalo, de brazos en la cintura.

— Mira... Cuatro ojos de mierda, fue él quien violo primero El Acuerdo... Yo solo me defendí -responde, aunque por alguna razón me guarde varios detalles. No le conté sobre la participación de Eren, pero tampoco dije que el gatillo lo jale yo.

— Rivaille... Eres hombre muerto -dice Hanji al poner sus dedos en sus sienes, todo para calmar su estrés. Yo a todo esto no le tomo importancia.

¿Cuántos no han venido a buscar mi cabeza?

Esto no es nuevo. Solo cambia que es... un colega esta vez.

— Tch -me pongo una mano en mi mejilla y me recargo sobre el sofá.

— Rivaille deja de fumar aquí, el humo me produce jaqueca –me advierte cerrando sus ojos. Si no lo hago lo que dice no me dará trabajo, lo apago y lo tiro.

— ¿Y bien? ¿Cuál es tu veredicto, Cuatro ojos? -la observo por un momento y ella solo suspira

— Estarás fuera...hasta ver un nuevo acuerdo con Erwin. -dice y chasqueo la lengua, mientras ella continua — Esto es lo que pasa por incumplir algo. No tendrás trabajo, pero si dinero en tus cuentas. Así que... por eso no te preocupes, te quitare las armas pero conservadas las de filo. Y si haces una imprudencia y trabajas solo...-voltea a verme con enojo — Yo seré quien te arranque la cabeza, ¿Entendido, Levi?

— Tzk -chasque la lengua más que irritado, me levanto y salgo de la oficina, pero no sin antes azotar la puerta. Esto apesta y todo por el mierda de Mike.

— Maldición, que fastidio -digo al salir de lugar.

La calle está algo concurrida y yo llego a mi auto. Dentro manejo al tope de la velocidad tomando la carretera, quería sacar mi furia hasta llegar a mi destino. Una visita casual en realidad, un viejo habito que acuñe con mi tiempo libre y no es que tenga mucho. Salgo de la carretera y me dentro por otra vía, paso a encontrarme en uno de los lugares más lujosos de la ciudad. Ese presumido.

Estacionó en el respectivo garaje y me bajo. Un lugar aquí, no estaría mal.

— Nunca cambian...-digo al terminar de subir los escalones y tocar el timbre con un sonido peculiar, pero no dura mucho. Pensé que la sirvienta abriría la puerta, pero no, él acaba abriéndola.