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  El día había sido agitado, pero por fin acavaba. Me dirigía a la salida para buscar a mi hermano como lo hacía normalmente, y allí estaba: recargado sobre la pared mientras escribía algo en su libreta y luego su mirada se perdía algo triste.

— ¿Lys? — Me miró algo así como decaído. — ¿Ocurre algo?

— No, todo está bien... — Conocía ese tono en su voz, algo estaba afectandolo. — ¿Nos vamos?

— Si... Claro... — Le seguí la corriente, aunque en el fondo estaba un tanto enojada, odio cuando no quiere decirme algo.

Llegamos luego de un rato. Lysandro abrió la puerta dejando la llave en la cerradura para que yo la cuarta al pasar. Comenzó a caminar a paso acelerado subiendo hasta el segundo escalon.

— Oye. — Lo detuve al cerrar esta y el me miro. Di unos pasos para estar mas cerca de él. — ¿Puedes decirme que te ocurre?

— Ya te dije que nada. — Respondió tranquilo. Note que sus ojos estaban algo cristalizados.

— Lysandro... te conosco, se que algo anda mal. — Él suspiró y se acercó a mi diciendo:

— E-Es sólo... — Tome su cara entre mis manos.

— No llores — Limpie una de sus lágrimas con mi pulgar, parece que el no se había dado cuenta de que lloraba. — Sea lo que sea, sabes que estoy contigo. — Tomó mi mano entre la suya para impedir que la apartara y cerro los ojos. — ¿Qué es lo que va mal?

— ... No me dejes. — Rogó con la voz quebrada.

— Lys... — Lo besé en los labios. — En primer lugar, no lo haría, sabes que te amo, sin importar lo que seamos. Y en segundo, ¿Por qué dices eso tan de repente?

— Castiel sigue enamorado de ti, él y Debrah ya no son nada, ¿Qué pasa si quiere volver contigo? ¿Y si tú aceptas? ¿Y si te olvidas de mi?

— Calmate... — Dije comprensiva. — Castiel y yo ni siquiera somos amigos. Él me lastimó, y si, me he enamorado de él por un tiempo, pero eso no quiere decir que no quiera estar contigo, que no te ame y mucho menos que vaya a reemplazarte. No volvería con él por más que me lo pudiera porque ahora el dueño de mi corazón es un molesto peliblanco. — Le sonreí.

— ¿Estás segura?

— Claro que si — Besé su frente. — No te preocupes. — Acaricie su cabello tirandolo hacia atrás.

— Cristal...

— ¿Qué pasa?

— Te amo, eres la única a quien he amado y amaré por siempre.

Sonreí: — También yo, nunca lo dudes.

Nos besamos.

— No quiero sonar pervertido pero... quiero... ya sabes... — Confesó.

— ¿Quieres aprovechar a que Leigh no llega hasta las cinco? — Sonreí.

— Podría decirse, si.

— Vamos a tu cuarto. — Dije con una sonrisa pervertida.

Subimos. Entre besos nos quitamos la ropa rápidamente y caímos a la cama. Meti su miembro en mi boca sin poder esperar. Lo deseaba, extrañaba sentirlo y tenerlo sólo para mi.

— Ah! D-Dios Cristal —Acelere el ritmo y el tomó mi cabello. Después lami y se vino.

Me acosté y el sobre mi. Beso mi cuello bajando hasta mi vientre.

— Quiero intentar algo contigo — Exclamó. — Si no quieres o te asusta sólo hazmelo saber. — Asenti con la cabeza mientras él continuaba bajando.

Tomó mis piernas, las abrió y las puso sobre sus hombros. Bajo hasta mi intimidad e inteodujo su lengua para luego comenzar a moverla, no me lo esperaba por su parte.

— Mmm — Gemi con los ojos cerrados. — L-Lys... S-Se siente tan bien... — Continuó un poco más y luego la sustituyó por uno de sus dedos.

Lo movia con cuidado aunque cada vez más rápido. Se acercó hasta mis labios y los beso... Dios, me estaba poniendo demasiado.

— A-Ah!

— ¿Te gusta? — Preguntó agitado volviendo a unir nuestros labios.

— M-Me encanta, D-Dios, no pares. — Me besó sin piedad alguna y acelerando el ritmo. Introdujo otro. — Ah!

— Ya estás muy mojada... — Dijo con un tono pervertido, nunca creí que lo escucharia así. — ¿Lista?

— Si no me lo haces ahora, siento si voy a morir. — Por su parte dio una leve risa para luego besarme.

Tomó su miembro entre sus manos y lo introdujo dentro de mi comenzando con las embestidas.

— Ah! Lys! Ah, ah!

— A-Ah! Cris!

Unos minutos después se vino y ambos nos quedamos dormidos. Rato después nos despertamos tal y como la otra vez: él acostado y yo sobre su pecho, nuestras piernas enredadas y su brazo rodeando mis hombros. Miramos el despertador, faltaban 15 minutos para que Leigh llegara por lo qu rápidamente nos levantamos, vestimos y bajamos fingiendo como si nada.

(...)

Una semana más, sólo había un incentivo para que quisiera seguir llendo al instituto: Ver a mis amigos porque pronto serían las vacaciones.

El dia habia sido pesado. Nina, la cual acosaba a mi hermano sin parar, lo había perseguido por todo el instituto son soltarlo ni un segundo.

En cuanto a Castiel y Lys, mantuvieron una larga conversación dejando atrás todos los malentendidos y volvieron a ser amigos. No se si como antes, pero almenos volvieron a hablar.

Me dirigía a la salida para buscar al victoriano tal y como lo hacía día tras día de la semana, pero el no se encontraba allí.
Me volteo para ir a buscarlo y veo como corre detrás de Nina, quizá algo paso entre ellos. Ella cruza la calle corriendo y el no la alcanza.

Lysandro no ve el coche que viene en su contra y este lo choca.

Queda estática por el accidente.

Mi hermano tirado en medio de la calle, los maestros que volvían a sus casas estaban llamando a la policía. Una numerosa cantidad de alumnos se amontonan alrededor de la cera.

— ¡Cristal! — Oigo a mis espaldas pero no me voltee.

Quería correr hacia Lys, ayudarlo, pero no lograba reaccionar... sólo sentía las lágrimas resbalar por mis mejillas.

— Cris... — Dice Nathaniel que se acercaba a mi agitado como si hubiera corrido. Me rodeó con sus brazos y tape mi cara sin contener aquellas lágrimas. — Tanquila, ya llamaron a una ambulancia. Todo estar a bien...

 Todo estar a bien

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— ¿É-Él está... — Hable por fin con la voz entrecortada.

— Él está bien, Cris. No te asustes.

¿Como no asustarme? Él está allí, sangre resbala de la herida de su cabeza y está lleno de moratones...

Lysandro...

Secreto De Hermanos (Lysandro×Sucrette)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora