Capítulo 25

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<<HORAS ANTES>>

"Soy un imbécil, Sam"

"No digas eso, Ethan" tomo su brazo y lo abrazó.

"Lo soy, ¿cómo creí que esto funcionaría? Lo siento, no puedo seguir mintiéndome... ni a ti" Samantha lo miró con los ojos muy abiertos "Lo siento, no creo poder estar contigo"

"Creo que ya estás muy ebrio, Dallas. No digas tonterías, además no vine para ser tu novia, si no tu amiga" Ethan se soltó de su agarre y salio corriendo a las calles, dejando de lado a su amiga, habían estado tomando y riendo a las orillas del parque. Pero empezó a recordar a Ashley, como se veía tan feliz con Nathan, como su mejor amigo tuvo que golpearlo, como hubiera querido estar en su lugar.

Una lágrima cayo, después otra y otra más hasta estar llorando a más no poder, su pecho dolía, su garganta quemaba después de cada sorbo que le daba a su cerveza, no sabía que hacer. Esperaba que Samantha entendiera por el dolor que estaba pasando. 

Comenzó a caminar por las calles solitarias, termino su botella y la tiro al suelo, comenzó a patearla, no tenia remedio. Iba tomado, solo. Al poco tiempo de caminar sintió como sus pies se hacían nudo para después caer al suelo, estaba en medio de la cera, en medio de la calle, esperando a que alguien pudiera de una vez por todas pasar por sobre él y acabar con su miseria. Decir que se sentía derrotado era poco, y tal vez algo exagerado, él era el que trataba de que Ashley sintiera celos, utilizando a única amiga, a la única persona que le tendió una mano cuando estaba más destrozado, aunque no podía negar que el dolor que sentía en este momento era mucho mayor que ese.

Jamás debió de dejar que alguien la tocará, porque mientras muchos pensaban que ella era un desastre a él le quedaba más que claro que ella era poesía pura, sus labios, su cabello, sus ojos, el hoyuelo que se le hacía en la esquina de sus labios cada vez que ella sonreía, el sonido que provocaba su risa. Estaba en el pozo sin fondo, cayendo cada vez más, quedado aún más lejos de la orilla para poder salir.

Pero hay un dicho que dice adelante, cae, el mundo se ve distinto desde el suelo. Porque tendrás que amarla hasta la clavícula u odiarla hasta la muerte, no puede haber un punto medio.

Un auto se aproximaba, el conductor iba hablando por el móvil y sucedió lo que no debía de pasar. Paso por encima de él, sintió como unos cuantos huesos de cuerpo crujían, dolor, pánico, punzadas agudas. No estuvo a tiempo para poder saltar y evitar eso. 

El conductor sintió el gran disturbó desde dentro y bajo para ver, vio el cuerpo inerte de Ethan, comenzó a entrar en ataque, dios ¿acaso había matado a alguien? No, al menos eso creía. Saco su móvil y llamo a emergencias, ellos sabrían que hacer.

"No, no llame a una... ambulancia" el tipo pudo escuchar apenas lo que dijo "Llamela"

"¿A quién?"

"Riddle" saco el teléfono de Ethan de uno de sus bolsillos, estaba con la pantalla ya rota pero por todo lo demás estaba intacto, busco el contacto pero no lo encontraba.

"¿Otro nombre?"

"Ash... Ashley" 

La ambulancia llego y los ojos de Ethan se cerraron, apenas si pudo ver las gigantescas luces que poseían, lo cargaron y subieron a una camilla. El conductor por fin pudo encontrar a Ashley en la lista y marco su número, solo sonaba y sonaba pero nadie atendía. Después de eso, la ambulancia y paramédicos pidieron al conductor acompañarlos, de los contrario podían llamarle a la policía y ponerle cargos. El tipo colgó la llamada y subió a su auto para poder seguirlos.

 

Pequeña DiscapacidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora