CAPÍTULO 29

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Al despertar divisé la pista de aterrizaje. Deberíamos haber llegado.
Y así era. Tomé mis valijas, y comencé a caminar, para poder salir de aeropuerto.
Ya afuera, noté un aire distinto. Era todo mas calmo. Mas familiar. Mas acogedor.
La gente se ayudaba entre si, hablaban sin importar si se conocieran o no.
Era todo extraño. Completamente extraño.
Buscaba en mi mente alguna señal, algun punto donde analizar para encontrar a ________.
Considerando lo que había leído en la libreta, solo le pediría perdón y me marcharía. Lamentablemente no podía volver, ahora que sabía lo que le había sentido todos estos años....no podía permitírmelo a mi mismo.
Tomé en cuenta que _______, tendría que haberse quedado en un hotel. Pero era como buscar una aguja en un pajar.
Hasta que me dí cuenta que sus tarjetas de créditos las controlaba yo.
Fuí rápidamente hacia la caja del aeropuerto otra vez.
—Si señor? -me dijo una tipa que intentaba coquetearme.
—Disculpe, necesito localizar a una persona...
—Lamento comunicarle que esto es un aeropuerto, no una estacion de policias
—Lo sé -dije irritado, ¿se pensaba que era idiota?- ...Lo que quise decir es que necesito que me diga el paradero de una tarjeta de crédito.
La chica se rió ingenua, pensando que era sexy, pero me irritó mas de lo que estaba.
—A caso su tarjeta de crédito tiene G.P.S?
Algunas personas de atrás se rieron. Yo me enfurecí.
—Mire, yo puedo lograr que la echen en un abrir y cerrar los ojos...de hecho su compañía tiene el respaldo de mi empresa así que no se haga la graciosa, que sabe perfectamente lo que le quiero decir.
Agradecía a Dios la existencia del piso, porque su boca se abrió tanto que llegue a pensar que se pisaba los labios.
La chica bajó la mirada hacia la computadora.
—Como es el código? -dijo en voz baja.
Yo miré hacia atrás. Exactamente a los idiotas que se reían, ahora estaban asombrados. Pobres tontos.
Me dí vuelta, y la chica no se animaba a mirarme. Me sentí una basura...nuevamente.
Al parecer ese sentimiento me acompaña constantemente.
—Mire....señorita, lo lamento, pero debe entender. Estoy buscando a la persona mas importante de mi vida. Y si no la logro localizar yo... -bajé la vista. Otra vez las las lágrimas amenazaban.- Maldición!- dije al secarme bruscamente las gotas saladas por mi mejilla. Al parecer a la chica le dí lastima, porque me tomó la mano. Yo la quité rápidamente, aquello me daba asco. La vi a los ojos- Busco a mi esposa....señorita.
Ella se sonrojó por la vergüenza, y volvió a bajar la cabeza.
—Tres millones, quinientos setenta mil, trescientos sesenta y nueve
La tipa ingresó los números en su computadora, sonrió y fijó la mirada en mi.
—Espero que todo se resuelva, señor Bieber...su esposa ha usado la tarjeta en el hotel Condrad.
En ese momento le dediqué una mirada de agradecimiento y salí disparado, en busca de un taxi.
Ya subido y con maleta en mano, practicaba el discurso para cuando me viera, y llamara a los de seguridad, o me aventara platos y quizás cuchillos.
Tenía un aire de esperanza en mi alma, hasta que mi celular sonó.
Cuando atendí, ni siquiera me dejaron hablar...
—Ay Bieber...eres tan patético, me enteré de que fuiste detrás de ______. Solo te diré, que es en vano...ella no te quiere, ella misma me pidió que haga los trámites de divorcio.
Yo solo sonreía...
—No vas a decir nada?....o claro, estas llorando y no puedes.
—Te parece que lloro Ryan? -respondí seco.
—Aún....quiero ver tu cara cuando subas al piso donde se hospeda ______ y me veas entre sus piernas...como algún día estuviste tú.
—Me das lástima Ryan...ya no creo en nada de lo que me dices.
Enseguida colgué. Y apagué el celular. No quería que me jodieran.
Veía como el taxi avanzaba lento...casi torturándome.
Al llegar al hotel, bajé rapidísimo. Tomé mi bolso, y recordé pagarle a el taxista.
En la recepción predominaban los ejecutivos, por alguna razón.
Llegué a la caja central.
—Si? En que puedo ayudarlo?
—Necesito que me diga en donde se hospeda _____(tn) ___(ap).
El tipo de mas o menos 60 años me sonrió.
—Lamento decirle que si no es un familiar, no puedo brindar tal inf...
—Soy su esposo! -escupí entre dientes.
El señor sonrió, y me dio una tarjeta...mas bien era la llave para entrar.
—Muchas gracias.
Antes de irme dejé una buena propina en el mostrador.
Subí por el ascensor. Maldita sea! Se había hospedado en el ultimo piso, y no podía esperar.
Me paré en la puerta y lentamente y con los nervios de puntas golpeé la puerta.....
No sentí respuesta alguna. Supuse que estaba en el baño. Y esperé.... miré mi mano, y me di cuenta que tenía la llave para entrar.... pero no me sentía con la autoridad necesaria para entrar así nomás.
Pero bueno...la paciencia no era una de mis virtudes, y entré.
Me encontré sorprendido al hallar la habitación vacía.
La recorrí entera...y nada.
Hasta que un papel. Mas bien una carta...me llamó la atención.
''No me arrepiento, y tampoco quiero darles explicaciones. Mamá perdoname, pero no puedo seguir, espero que seas felíz junto a Milton. Y Justin....te veo en el cielo mi amor...no puedo vivir sin ti. Te amo.''
—Que mierda es esto??
No pude evitar soltar una maldición. Si mal no había leído, la carta era una despedida y...decía que me veía en el cielo...acaso pensaba que estaba muerto?
No, no. Ella se iba a matar?
Donde mierda estaba?
Me desesperé. Mi ritmo cardíaco se elevaba a medida que buscaba una y otra vez alguna pista. Sabia que se estaba despidiendo.
Pensé en donde iba a cometer semejante locura. Salí al pasillo y se me iluminó la mente al ver una puerta hacia la azotea.
<<Oh Dios! Que no lo haga>> corrí hacia la puerta, y la abrí rápidamente...chocandome con su celular.
Rápidamente lo tomé, y vi que estaba la pantalla, y un mensaje abierto.
''Lamento decirte querida _______ que gracias a tu idiotez, Justin se ha suicidado. Lo lamento...quien lo diría no? Se mató sin saber realmente la verdad...que irónico. Suerte querida ______ espero que logres sobrevivir después de enterarte que causaste la muerte de tu propio esposo. Adiós. Ryan''
Que? No, no, no. No puede estar pasando maldito seas Ryan!
Salí rápidamente, y mi vida...se derrumbó.
Allí. A unos pasos de mi, estaba _______ arrodillada, con la mirada hacia...la nada. Dándome la espalda, susurraba cosas imposibles de entender.
Me aproximé unos pasos...le vi el pelo, flotando por el viento.
Era tan hermosa.
Llegué a sospechar que estaba muerto, y era el paraíso. Hasta que un llanto, acompañado por un gemido de agonía retumbó en mis oídos.
—Oh Dios Justin...llevame contigo... -gritó en llanto. Y yo seguía parado allí.
Me arrodillé lentamente detrás de ella. Y sin pensarlo dos veces, la estreché en mis brazos. Sintiendo su aroma, su calidez. Estaba al fin con ella!
Sin darme cuenta, tomó mis manos, que se encontraban sobre sus pechos, haciendo un abrazo.
Ella apretó las mismas.
—Lo siento Justin... -dijo, en plena agonía. Dios me sentía mal de no poder gesticular palabra y decirle que estaba ahí.
—No lo sientas....estoy aquí.
Logré decir. Aun que ella mucho no lo creyó.
—Yo se que estás aquí....pero quiero sentirte...quiero besarte -pausó por el llanto- ...Quiero abrazarte y sentir que está todo bien...quiero.... -apretó mis manos- ...Quiero morirme, para ir al cielo contigo, y con nuestro hijo.
No pudo decir mas. Porque estalló en un llanto arrasador y doloroso.
Pero me hizo sentir culpable.
—No digas eso...estoy aquí no tienes que hacer ninguna locura, mi amor, estoy aquí. Viajé hasta Uruguay, solo por ti...te estoy abrazando ahora...siéntelo -la abracé con mas fuerzas y ella se erizó.
—Mientes...yo se que estás muerto...mi amor déjame ir contigo.
—_______ no estoy muerto. Siente el calor que te doy....siente mi aroma...date vuelta y mírame a los ojos.
Ella no hizo nada, estaba convencida de que había muerto por un estúpido mensaje. Asi que, decidí hacer que me creyera.
Le tomé su mentón con una mano, y torcí su cara suavemente hacia la derecha, yo me arrimé hacia el mismo lado, y tomé sus labios.
Ni bien hicimos contacto, largué un gemido. No importaba estar en una azotea en Uruguay...ahora me sentía mas en casa como nunca.
Sus labios tenían ese sabor único y especial, que era capaz de hacerme delirar.
Tomé su labio inferior y lo mordí suavemente, mientras mi lengua pedía permiso para entrar en su dulce boca. Y mi tentación.
Ella terminó de darse vuelta por completo. Ambos gemimos...no de excitación. Si nó porque estaba seguro que nos habíamos extrañado...y sobre todo nuestros besos.
Su lengua buscó a la mia, y yo empujé con mi mano, su cara contra la mia. Para estar mas cerca. Ella se sentó a horcajadas sobre mi, y me rodeó el cuello con sus brazos femeninos.
El aire faltaba, pero era tanta la pasión que no importaba.
Ella jugó con mis labios, y los mordió suavemente. Pero el beso se tenía que terminar, puesto que nos habíamos quedado prácticamente azules.
Nos separamos, y nuestras respiraciones chocaron. Ella abrió los ojos lentamente, y se volvieron a llenar de lágrimas.
—Justin... -pronunció, yo creo que mi nombre nunca había sido tan hermoso hasta que ella lo pronunció...después de tanto tiempo.- ....Justin ....estás vivo.... -yo le acaricié la mejilla.
—Si mi amor....estoy vivo.....y vine por ti.

MI MARIDO GOLPEADOR (Terminada) Justin Bieber Donde viven las historias. Descúbrelo ahora