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—¡Déjame en paz! ¡Vete a la mierda!—me empujó dejándome fuera y cerrando la puerta en mi cara. Vaya que dolió.

Si fuera cualquier otra persona ya estaría botando la puerta, pero se trata de mi Jimin. Y mierda, estando celoso es aún peor.

Como un perrito después de romper un zapato golpeé la puerta dos veces. Esperanzado me aferré mi cuerpo para calmar el frío avanzando por mi ropa.

Pero él no abría, así que me obligué a forzar la puerta. Una vez pude entrar me encontré con un Jimin iracundo.

—¡Cómo te atreves a botar mi puerta! ¿Estás loco o qué? —su rostro estaba rojo y podía ser capaz de ver las venas explotando en su frente.

—Por ti. —dije rápidamente.

Dejó de hablar apenas me escuchó y detuvo esa furia con la que estaba hablando momentos antes.

—El chico con el que me viste hablar no es nada más ni nada menos que el agente inmobiliario de nuestra casa
-una pequeña sonrisa de burla se escapó. No quería reírme, ya que eso podía estallar la furia de Jimin por segunda vez.

—Oh, maldita sea, —bajó su mirada y ahora el rojo en su rostro era debido a la vergüenza. —perdón.

En serio quería explotar en risas y en burlas. La verdad es que me encantaba verlo así, celoso y furioso. Pero ésta vez sus celos fueron estúpidos y sin sentido.

Mi amigo me apuntó a un lugar a lo lejos en el pasillo. Una figura venía corriendo a toda velocidad ganándose las miradas y las burlas de todos en el lugar. Cuando estuvo un poco más cerca pude darme cuenta que se trataba de mi novio, él venía corriendo como un loco. Corrijo, como el loco que es.

—¡YOOOOOOONGI! —se escuchó por todo el pasillo.

Como un rayo se subió a mí, doblando sus piernas en mi cintura y abrazándome como nunca lo había hecho. Busqué la justificación de porqué tanto alboroto. Entonces al encontrarme con su cara una sonrisa evidenciaba lo obvio.

—Gracias. —murmuró contra mi boca y aproximándose para el beso.

El pasillo entero aplaudió. Mis amigos a mi lado reían y veían la escena como viejas emocionadas.

—¿Has pasado el semestre? —pregunté para cerciorarme que haya sido eso. Asintió levemente y comenzó otro beso y luego otro, hasta que mis colegas empezaron a toser.

No podía dejar de ver a Jimin. Sus facciones, sus movimientos, en como me miraban sus ojos y como mordía su labio para callar los sonidos.

Tenía mi mano puesta gentilmente en su cadera y de esa forma lo ayudaba a moverse sobre mí. Cada vez que nos volvíamos a unir su cabeza miraba el cielo y dejaba salir pequeños jadeos. Cerraba sus ojos muy fuerte al punto que creía que lo estaba lastimando.

Buscó mi otra mano para juntarla con la propia. Entonces desde nuestras manos unidas me levantó para así estar sentado y más cerca de él. Su boca dejando salir leves quejidos estaba a punto de tocar el beso anhelado.

Estábamos haciendo el amor pero mucho más allá del simple y primitivo sexo. No es fácil llegar y desnudarte, entrar en la persona y fin de la historia. Lleva todo un desnudamiento de sentimientos, deseos y anhelos. Es entregar el alma, abrir todo tu mundo para que la otra persona se aventure en el.

Tener sexo es fácil, hacer el amor no lo es.

Después de quedarse dormido le susurré al oído: —Te amo, Jimin.

Un breve tiempo hablando con mi amigo de siempre y cortada la llamada tenía una tarde llena de diversión. Me acerqué a mi novio mientras cocinaba el desayuno y logrando que saltara asustado.

—Odio cuando haces eso, estúpido- mordí mi labio inconscientemente.

Estaba con ese humor de perros con el que se levanta a veces. Me alejé un poco, lo suficiente para admirar su ceño fruncido. Suspiré un poco intentando llamar al adulto maduro para controlar la situación.

—Hoseok me llamó para ir a la playa por el día. —murmuré —Pero no es necesario que vayas. Podemos quedarnos aquí y dormir. Podemos ver alguna serie y comer verduritas.

Eso siempre lo hacia reír y la tensión de una pelea se iba.

—Ve con ellos y déjame solo. —dejó todo lo del desayuno para irse a la habitación y cerrar de un portazo.

Me dejó ahí. Confundido como la mierda y a punto de sacar el adolescente emocional e inmaduro.

—¿Qué mierda te sucede? —pregunté firme hacia la cama donde estaba literalmente muerto. —¿Ah?

—¡Déjame solo! ¡No te quiero ver, no te quiero hablar! ¡Vete a la mierda!

—¡Bien! —prontamente tomé las llaves y algo de dinero y salí azotando la puerta también.

Ni siquiera pude llegar al ascensor porque Jimin salió detrás de mí con las lágrimas ahogándolo.
La verdadera razón de todo es que volvió a lo mismo. Jimin volvió a hacerse daño.

Mierda.

El seguía mirando sus manos. Seguramente cree que no sé para qué me citó aquí. Y la verdad es que lo sé desde hace mucho. Desde hace dos meses la relación se está cayendo a pedazos. Seguramente el quiso terminar antes y no se atrevió.

Me dolía ver como todo lo que construimos se derrumbaba por el temblor de la rutina, los obstáculos y la monotonía. Todo lo que curamos con la confianza y la seguridad se volvía a abrir con el miedo y los problemas.

No estaba muy seguro si él seguía amándome, pero yo sí, lo amaba.
Entonces el temblor en su voz confirmó todo lo que ya sabía. Fingiendo estar bien le dije que estaba bien y que si me necesitara para cualquier tontería que contara conmigo.

Pero por dentro, muy en el fondo, donde guardo los gemidos reprimidos y las inseguridades sin decir, justo ahí estaba de luto.

Justo donde alguna vez amé, ahora estaba roto.

KEEP ME HAPPY ✿ YOONMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora