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Mi amigo estaba embobado mirando al chico nuevo, que tan nuevo no es, llegó hace cinco meses pero aún hay personas que lo apodan de esa manera. Desde hace unos días mi valiente amigo fijó su gusto en el moreno. Las malas lenguas, los rumores de pasillo y las buenas chismosas dicen que su carácter es como la mierda. Habla sólo con sus amigos, no se lleva bien con algunos maestros y es totalmente agresivo. A pesar de eso es muy coqueto con todo lo que se atreva a ponerle los ojos encima.

Como mi amigo.

Yo sólo podía reírme de él. Park Jimin es el tipo de chico perfecto para una noche, para el sexo más genial de la vida. Porque estoy seguro que con esa boca algo bueno sabrá hacer. Pero no es el chico para enamorarse. Trae la palabra "problema" escrita en todo el cuerpo.

Efectivamente unas semanas después comprobé aquello. Él era un chico problema. Con el pasar de estas semanas mi amigo ya había conseguido su noche de sexo glorioso con él, pero a mí no me importaba. Nunca más volvimos hablar de él, ni nosotros, ni en nuestro grupo de amigos. De hecho no tomé más atención hacia su persona.

Hasta ese día en el baño.

Urgido por las ganas de sacar el líquido de mi cuerpo llegué al baño.
Los sonidos de arcadas desde el último retrete me sacaron de la meada más bizarra del mundo. Me congelé en ese momento.

Me paré frente a la puerta donde la arcada había sido delator del hecho. Y no pude callarme ante tal muestra de auxilio.

—Viejo, ¿estás bien? —pregunté al vacío silencio del lugar esperando a otra señal de auxilio. Apoyé todo mi peso en la puerta, no sería fácil escapar.

—Ándate Yoongi —murmuró desde adentro. —No te interesa.

Escuché como sollozaba.

Claro, tenía razón, no me importaba. Porque a mí nada me importa, todos los creen, pero esa no es la verdad. Soy humano joder.

Bajé hábilmente para entrar por el reducido espacio que se crea entre el suelo y la puerta. Cuando pude pasar encontré a Jimin de cuclillas al lado del retrete. Su rostro tenía indicios de lágrimas queriendo secarse.

Sus ojos me miraron con enojo. Pero había otro sentimiento de la mano con ese enojo, uno que no pude descifrar.

—No hagas éstas mierdas, niño. —ofrecí mi mano para levantarlo del sucio lugar. Se negó. —Levántate ya.

Su cara se escondió entre sus piernas y me ignoró.

Sólo me arriesgué. Podía molerme a palos por hacer esto, pero ya lo hice. Lo levanté del suelo, rodeé su figura y lo abracé. Sólo me quedé ahí.

Respirando el momento. Aliviando dolores y pesares ajenos pero de los que quería hacerme cargo, aunque fuera unos minutos. Seguramente este baño cargará con la energía de todo lo que quería desaparecer.

El timbre a lo lejos nos trajo de vuelta a la realidad. Lentamente Jimin fue dejándome, su calidez se volvía el frío baño que nos envolvió antes del abrazo. El más mágico que he podido tener. 

En silencio salió de ahí, dejándome extrañado y molesto. Ahora el mismo baño cargado de emociones nuevas y maravillosas estaba siendo llenado con otras nuevas, las mías, las ganas de matar a Park Jimin.


Aquel día en el baño aún sigue repitiéndose en mi cabeza. Esos sentimientos nuevos aún siguen ahí.
Algo nuevo es que Jimin suele parar su mirada en mí. Cuando todos comemos en la cafetería y el mundo alrededor desaparece. La magia, la energía y la calidez de ese mismo momento vuelve a florecer.

KEEP ME HAPPY ✿ YOONMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora