Capítulo 1: Un sueño, demasiado real.

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Estaba en el lugar donde todo cambio. Cuando las llamas se estaban comiendo las almas de las personas inocentes. Cuando el demonio rugió y escupió fuego sobre la capital de Leute. 

Una capa negra, estaba encima de Leute. No había estrellas, ni luna. La única fuente de luz, era el fuego. Pero, que temible luz. Que se llevaba la vida, con solo tocarla.

Althair, iba corriendo, agarrándome de la mano, para que no me fuese. Para que no me caiga. Para que no me pierda. Para que no me separé de él. Su mano apretaba fuerte. Me dolía. Sus ojos agua cristalina, estaban llorando. Nunca había visto llorar a a Althair. Nunca.  Pero no lo culpaba.

Vimos morir ese día mucha gente, entre las cenizas, de lo que alguna vez fue el poderoso y glorioso imperio de Leute. Vimos morir a nuestra princesa. Nuestra querida princesa. Nuestra querida amiga. Cuando, hace unos minutos, estaba platicando con la princesa Zahira Ingrid Jamila de Leute, tan tranquilas en su cuarto. La princesa para mi, era como una hermana mayor. Y Althair, mi hermano mayor.

Althair esquivaba de una manera muy ágil y habilidosa  las llamas. Sin él, hubiera muerto ese día. Se lo debo todo a él. 

Su capa azul marino, estaba cubierto de cenizas. Su pelo, despeinado, igual que el mio. Y el suelo que pisábamos, muerto y desolado, nos tragaba. El humo, solo crecía, igual que las llamas. Corríamos y corríamos. Sin un destino seguro. El miedo, invadió el cuerpo y la mente de ambos. ¿Qué teníamos que estar haciendo unos niños en esta situación? Porque para entonces, tenía 5 años. Llegó un momento, que mis pies no obedecían.

—¡Rosa!¡No te desmayes!— Althair me vio a los ojos, y me agarro de los hombros. Teníamos que escapar. "Por favor." Sus ojos me suplicaban. Le suplicaba a una niña pequeña que deje su hogar. Todo lo que yo conocía. Se fue. Se fue todo. Entonces, pasó lo peor. 

El rugido del fuego, resonó. De vuelta, demostrándonos, lo peligroso que era. — Netvor.— Althair conocía el nombre de ese monstruo. Susurró el nombre del demonio, como si así se pudiese ir. "¡Qué se vaya!" Pensé. Todos sabían su nombre, menos yo. El monstruo volvió a pisar los cadáveres. Y escupió fuego, sobre nosotros. Althair se acerco a mi.  

— ¡Rosa, vete!¡Vete!— Al escuchar eso.  Sentí unas garras que me elevaron en el aire. Vi un escalofriante escenario. Cadáveres en las calles. Casas y edificios destruidos. La grandeza destruida. Otro pueblo sumergido a la extinción. Mire arriba, para ver, como es que estoy en el aire. Era Orol. Un águila que fue domesticado por Althair. Su plumaje, era de colores cálidos. Y como la mayoría de los animales de Erde, es especial. Su plumaje es protectora contra el fuego. Pero su peculiaridad no salvó a Althair. 

Para cuando Orol me llevo lo suficientemente lejos de las llamas. El demonio de ojos hambrientos, se acerco a Althair, aun en tierra firme. Y dejo caer sobre él, su furia. Solo vi, una pared de fuego alrededor de él. Y perdí la visión, sobre Althair. No lo volví a ver desde entonces.

— ¡Althair!¡Althair!¡ALTHAIR!— Desde entonces. No lo volví a ver. 

Orol, me dejo cerca de un manantial. Donde me lave la cara. Y lloré desconsoladamente. 

Hasta ahí, lo que pasó en realidad. Pero... ¿Esto, no pasó?

Al sumergir mi cara en el manantial, me caí. Siento en toda mi piel, la frialdad del agua. Sentía como el agua me abrazaba, me apaciguaba. De cierta forma, me protegía del fuego. Ahogándome.

Pero después de segundos, que yo pensaba eran vitales, caigo en un suelo de hielo. Respiro. Veo mis raspones al caer, pero, no siento. Mis pulseras, se rompieron. Las tuve que dejar, en medio de ese estanque de hielo. Volteo hacia enfrente. Parecía estar en una cueva. Pero de esas cuevas, que te hechizan. Veía colores, pero resaltaba especialmente el azul. Veo que en las paredes de la cueva, hay unas piedras, que parecen diamantes. 

— Se parecen a las piedras de Zahira...— Susurré. Recordé mi voz, de cuando era pequeña. Volteo a ver mi reflejo. Mi cara ya no es la de una niña, es la de una chica de 14 años. Pero, uso la misma ropa de cuando era la pequeña duquesa Leben de Leute. Hace 9 años. Repentinamente, me siento triste.

Los recuerdos, son obsesiones. Mi vida, relativa.

Me paró, tenía que salir de esa cueva. Solo hay un camino. Es extraño. Esta iluminado. Son los colores. Mientras camino, me doy cuenta que las piedras, tienen forma de flores. De rosas. Me parece extraño...

—¿Cómo...?— Entonces... Una melodía resuena en mis oídos. Es dulce y melancolía. Es una canción de cuna. Pareciera que rebotara el sonido, entre las paredes de piedra. Persigo el sonido. Algo remueve mi corazón. Siento como quieren salir las lágrimas, y de como no las dejo salir. 

— Kehidupan...— Estaba un altar, con decoraciones del antiguo Reino de Alam Kehidupan. Y una tumba de cristal. Me acerco, es una mujer joven, de rizos rubios. Con una gran corona muy decorada en la cabeza. Labios carmesí, y piel blanca. Un poco de rubor en las mejillas, y las manos juntas. Vestía con ropas muy finas y elegantes. Era la reina...

—¿Qué hace aquí...?-— Me paro entre las flores que decoraban el altar. ¿Qué hacía la Reina perdida en un lugar como ese?

—Rosa...— Es una voz suave. 

—¿Qué?— Volteo atrás de mi. Era la mujer del altar. Miro de reojo al altar. Ya no estaba en su lugar. 

—Rosa... Yo...Necesito...— La mujer se intento acercar. Pero el agua del techo empezó a caer. Para cuando ya no tenía aire... Ya veía, la forma de morir....

Pero desperté...

Todo era un sueño... Pero... No todo...

Rosa: La líderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora