Vigésima segunda carta.

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Hola Tristeza.

Que confusa es la vida, ¿no?

Por momentos te sonríe, y en otros puede ladrarte, ya puse en orden mis pensamientos, todo va a estar bien, vamos a estar bien. 

Y entendí que el amor es lo más loco que hay en ella. Es curioso pensar en como el amor nos transforma, digo, yo soy el claro ejemplo de todo esto.

¿Recuerdas cómo era yo, cómo era hace un año? Estaba perdida, ahogada, incompleta y más cerca de ti que nunca.

Pero alguien llegó a salvarme.

Llenó mi vida de luz desde que lo vi. Y no me importa que tan oscuras sean sus entrañas y que tan profundos sean sus pensamientos.

Me enamoré de su oscuridad, él se enamoró de mis demonios. Somos el infierno perfecto.

Creo que nos salvamos mutuamente. Ambos eramos un desastre. Aún lo somos. Y eso es lo más bonito. Somos. Así, en plural.

Por un momento creí estar confundida con mis sentimientos, pero me puse a recordar como me hace sentir cuando estoy a su lado.

No cambiaría lo que siento cuando lo veo, cuando lo toco, cuando lo beso ni por todo el mundo.

Tú me enseñaste que la vida es una rueda de emociones y algunas veces se convierte en la misma tristeza andando, pero hay personas que se unen a ti, que no intentan cambiarte. Al contrario, se quedan ahí, a un ladito tuyo, iluminando tu vida.

Y aunque a veces llegas a mi sin avisarme, y sé que lo vas a seguir haciendo, me has enseñado muchas cosas Tristeza.

¿Cuándo vuelves Tristeza? Hay mucho que platicar.

Hola Tristeza, te escribí una carta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora