Vigésima quinta carta.

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Hola Tristeza.

Me tome un tiempo, no quería escribirte. Pero lo logré. Entendí la lección.

Y la lección es que eres una hija de puta, y por más que quiera no puedo dejarte de lado.

Nadie en el mundo quiere estar triste y agobiado pero lamentablemente todos lo necesitamos para reconocer la alegría.

Oye, te tengo tanto desprecio y me da lástima el hecho de que no conozcas el amor, o la satisfacción, o la felicidad.

Qué pena por ti.

Y sé que nunca te me vas a despegar, sé que estamos unidas y que lo vamos a estar siempre. Pero puedo vivir con eso.

Tristeza, siempre voy a tener amor suficiente para ambas. No importa cuál sea la situación, sé que estarás aquí, conmigo.

Te odio Tristeza, te aborrezco, te temo.

Y eso es lo que me gusta más de ti.

Hola Tristeza, te escribí una carta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora