Capítulo 2: Buen amigo....

144 11 0
                                    


Me acerco a la ventana y veo que un hombre esta subiendo directamente a mí habitación.

Es demasiado tarde para cerrar la ventana, teniendo en cuenta que siempre se atasca.

Me quedo en shock por 3 segundos y luego me alejo lentamente hacia atrás. El levanta la vista y así lo puedo ver mejor. Entra a mi habitación como si fuera la suya, tranquilamente. Es un chico de aproximadamente 18 años. Viéndolo bien es apuesto.

Llevo el bate a la altura de mi cabeza y le preguntó con mucho miedo y tartamudeando:

- ¿Quién demonios eres y qué quieres?
- Hola, soy Brais, un gusto. ¿Y tu? - dice con una sonrisa y tendiéndome su mano.
- ¿Qué quieres? - le digo casi en un susurro.
- Verás niña maleducada. Estoy en problemas y necesito un lugar para quedarme. Iba de paso y como todo estaba apagado y no había autos supuse que la casa estaba sola.
- ¿Qué problemas? - le dije ya con un poco más de confianza.
- Problemas personales.
- ¿Qué tipo de problemas?
- Problemas problemáticamente problemáticos de la problemática de los problemáticas. - me confunde, pero él sigue con su sonrisa.
- ¿Qué has hecho?
- ¿Esto es una clase de entrevista para tu escuela o algo parecido?
- Estás en mi casa. Entraste sin permiso alguno. Eso es ilegal. Al parecer ya tienes dos problemas.
- Lo siento. ¿Okey? Como dije creí que estaba sola. Pero enserio necesito un lugar para quedarme.
- Pues busca alguno. Mi madre está por llegar, no puedes quedarte aquí.
- Por favor no puedo entrar por la puerta de ninguna casa. Literal. Y no creo que alguien quiera invitarme.
- Entonces no puedes entrar por la puerta pero si por la ventana. - le digo dejando el bate aún lado y cruzándome de brazos.
- ¡Exacto! - dice feliz. Pongo el ceño fruncido ante su comportamiento extrañamente alegre. - Por cierto, sexy pijama. - Dice examinándome de arriba a abajo y con una sonrisa pervertida.  Yo abro los ojos como plato exaltada. No recordaba llevar solo puesta una camisa y bóxers. Pero por alguna razón no siento vergüenza ó pena. - Entonces.... ¿Dónde voy a dormir?
- Aquí no.
- Vamos por favor. Te pagaré lo que sea ó haré lo que sea.
- ¿Por qué no simplemente vas a un hotel y listo?
- Ya te lo dije, no puedo entrar.
- Pues entra por la ventana. - le digo obvia.
- Digamos que no soy bienvenido en muchos lugares. Por favor solo esta noche. - dice poniéndose de rodillas.

No sé por qué tanto apuro en quedarse aquí. Puede irse de la ciudad, buscar a alguien más. No lo sé.

- Mi madre llegará pronto. Por favor, es la última vez que te lo digo. Vete.

Se levanta y solo se queda ahí parado viéndome con cara de pocos amigos que va cambiando lentamente a una sonrisa como la de hace rato, como si tuviera un plan. Entonces mira por sobre mi hombro y volteó hacia atrás en donde están todos mis libros. Camina hacia uno en específico. Mi saga favorita: Crepúsculo.

Suelta una carcajadota al verlo. Lo saca y lo hojea como si fuera un juguete. Intento quitárselo pero se voltea con rapidez.

- Este libro es una mierda. Nada de lo que dice es verdad. Son puras patrañas. Edward es un estúpido. En primera los vampiros no brillan como diamantes en el sol. En segunda no se pueden solo alimentar con sangre de animales. La tercera tu la dìces.
- ¿Cómo estás tan seguro? - le pregunto sin pensarlo, como si completara lo que él dice.
- Yo soy uno. - me responde.
- Jaja, muy chistoso. - digo sin gracia.
- ¿No me crees?
- Pues claro que no. Los vampiros no existen. Puede que ame esa historia pero tengo presente la verdad. No soy estúpida. - el solo se ríe un poco con indignación y pasándose los dedos por sus labios.
- Bien.
- Perfecto. ¿Ya te vas? - le respondo desesperada.
- Mira Mr. Maleducada, tú me dejaras dormir aquí, contigo, pondrás el pestillo a la puerta y así tu mamá no se dará cuenta - dice tomándome por los hombros y mirándome a los ojos. Su pupila por unos segundos se hace más grande que lo normal, y después me suelta.
- No sé que intentas pero eso no funciona conmigo, ¿okey? Y no te puedes quedar aquí así que vete, ya, vamos. - lo empujó hacia la ventana pero él no se mueve ni un centímetro.
- ¿Qué demonios? ¿Tomás verbena?
- No sé de qué me hablas. Lárgate o llamo a la policía.
Hace caso omiso y toma mi mano derecha en la cual llevo un brazalete que mi madre me dio hace mucho tiempo, con la condición de que nunca me lo quitara. No sé por qué lo dijo pero eso hago, nunca me lo quito. El chico raro lo intenta quitar pero en cuanto lo toma, sale humo por su piel y al parecer le quema por qué lo suelta al instante.
- ¡Agh! Eso está lleno de verbena. - Se acerca a mi cuello y lo huele. - ¡Tú estás llena de verbena! - Revisa entre mis cosas y toma mi perfume favorito de flores moradas. - ¿Quien te dio esto?
- Mi madre.
- ¿Y el brazalete?
- Mi madre.
- ¿Quién es tu madre?
- Pero a ti qué te pico. ¿Que te pasa?
- No me crees que soy vampiro pues mira esto.

Stolen bloodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora