El omega

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Joshua realizó la última sutura para cerrar la incisión. Seth había sido castrado por las hábiles manos de su amo. Era cierto que el perro necesitaba ser castrado tarde o temprano, pero no pensó que necesitaría hacerlo porque este tenía arranques hormonales en los cuales intentaba atacar a Josh. Por supuesto quien primero dio la idea sobre la castración fue Derek y estuvo más que feliz cuando su pareja aceptó realizar la cirugía. Ahora observaba con curiosidad los testículos que descansaban sobre una bandeja de plata. Sentía lástima porque su pequeño no podría llegar a tener cachorros jamás, pero era necesario para evitar ciertos actos de rebeldía que Seth empezaba a revelar.

En la sala de espera estaba Derek con el collar rojo del perro, unos ayudantes trajeron al canino aún sedado y lo recostaron sobre la cama para perros que la pareja había traído especialmente para Seth. Vaya que ese animal era un mimado. Derek observó a la bestia dormida y una sonrisa de lado se mostró en su rostro. Josh también observó al perro y recordó como hace solo unos meses era un pequeño abandonado.

—Estará bien, cuando se despierte seguramente se asustará y debes tranquilizarlo —le decía el doctor a su alfa, igualmente inyectó un calmante al Seth, luego se despidió de Derek. Habían quedado en que irían juntos al departamento luego de que Josh termine su trabajo, para lo cual solo hacía falta una media hora. Derek acarició la cabeza de un dormido Seth y le dio palabras de apoyo que quiso que el perro escuchara. Observó a su novio desaparecer tras la puerta vistiendo aquel guardapolvo blanco sobre un conjunto color verde. Había visto que en el último mes el omega estaba totalmente demacrado y es que su trabajo le daba todo menos descanso. Josh a veces deseaba regresar a su casa y dormir como si no hubiera un mañana. Aún recuerda avergonzado el día que se durmió mientras tenían sexo.

¿Acaso su trabajo era demasiado pesado para él? Seguramente... lo más probable es que se esté volviendo viejo para poder hacer su trabajo con los ojos abiertos. Estaba cansado y necesitaba unas merecidas vacaciones que no tenía desde hace más de un año.

—¿Quieres ir de vacaciones? —el alfa había sorprendido a su pareja con esa propuesta y claro que aceptó sin siquiera saber el destino de su viaje. Se llevarían a Seth y solo un par de maletas para ir a uno de los lugares más veraniegos del mundo. Claro, Derek tenía todo planeado cuando observó a su pareja tan cansado y un par de meses luego de la castración de Seth ambos terminaron en unos asientos incómodos en el avión mientras que su pequeño (no tan pequeño) Seth se encontraba drogado en el portaequipajes.

La mayor parte del viaje Josh se la pasó durmiendo, la otra pequeña parte del viaje la usó para ir un par de veces al baño, acurrucarse en el pecho del alfa y hablar a susurros con su pareja. Definitivamente esas serían unas buenas vacaciones. Al llegar el ambiente era cálido, contrastaba con el frío que hacía en ese momento en su tierra natal. Su equipaje llegó junto con una jaula azul y un mareado Seth. Josh se dedicó a asistirlo por un momento mientras que Derek revisaba la guía turística que había comprado y que, obviamente, no le serviría de nada.

Cuando lograron dar con un taxi, Derek le pidió al chofer que lo condujera al hotel en el que habían hecho reservaciones. Fue difícil conseguír un taxi, pues no querían dejar subir a Seth y menos luego de un viaje de casi diez horas. El precario español de Derek sirvió para poder llegar al hotel y luego pagó al chofer con el dinero correspondiente, le parecía extraño pues no estaba asimilando el dinero que gastaba ya que no era su moneda. En el hotel tenía reservada una habitación matrimonial, obviamente la visita de Seth estuvo prevista y un gran almohadón azul lo esperaba en el suelo. El perro movió la cola feliz y se dirigió a ese pedacito de cielo donde dejó caer su cuerpo por completo. Josh desempacaba y Derek revisaba el minibar que tenían ahí.

Tomaron un baño juntos para luego salir a pasear junto con Seth. Y sí, tomaron un baño juntos pero eso era porque se les había hecho costumbre, nada se acercaba a sus íntimos encuentros, sus tiernas caricias durante las duchas no se compraban con aquellos toques que derretían la piel del contrario. De un momento a otro se encontraban jugando con el shampoo y luego comiéndose las bocas como si no existiera el mañana. Mientras caminaban por una acera Seth estaba atento, con la peluda cola castaña elevada, las orejas arriba y el pelaje de la crin se erizaba ligeramente. Claro que estaba asustado, jamás había visto ni olido un lugar como ese, a miles de kilómetros de su hogar. Luego de un momento y de ver a sus dueños tan contentos, calmó su ansiedad y se dispuso a caminar al lado de Josh, quien llevaba su correa.

Abstracción [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora