Khaled temió por su vida, oró en silencio al Señor para que condujera su alma hasta las puertas celestiales, en ese instante en que su vida terrenal llegaría a su fin escuchó las campanadas de lo que sería su nuevo hogar pero Dios aun lo necesitaba en la tierra para guiar a las ovejas perdidas de su rebaño y tenía ante él a un ciervo leal.
A pesar de tener una procedencia de la oscuridad, un pecador en todo sentido, ese vampiro se redimió ante el Todopoderoso, deseaba cambiar, suprimir si instinto natural de matar, por lo que Khaled le sorprendió presenciar como el joven se alejó de él con los ojos inyectados de sangre y el frenesí en su mirada para clavar sus colmillos en su propio brazo succionando con ímpetu el líquido rojizo que emanaba su cuerpo.
Hace algún tiempo se creía que los no muertos conservaban sangre corriendo por sus venas hasta que se demostró lo contrario por medio de varias investigaciones secretas del Vaticano. Sin embargo Gael era diferente, era un dhampir, nacido de una madre humana y procreado por un vampiro, si bien, dotaba de diversas cualidades asombrosas, se le fue concedido otras tantas al ser mordido por un pura sangre a la edad de diecinueve años, edad que conserva en apariencia hasta el día de hoy.
–Es un vampiro –balbuceó Khaled absortó por la experiencia vivida de lo que se suponía era un mito.
Blasfemias de hermanas de mentes enfermos, estar en presencia de tan hilarante criatura lo obligó a retroceder y a cuestionar las orden dictadas por el arzobispo Lauren. Era un trabajo del que no estaba capacitado de efectuar.
En su tiempo en la comunidad había escuchado confesiones de muchas jóvenes que afirmaron haber tenido relaciones íntimas con un vampiro de magnifica belleza juvenil, de cabello blanco y suave como la seda y unos ojos de color del cielo que cambian a rojo intenso cuando ansiaba beber sangre humana. Incluso las jóvenes se atrevieron a mostrarle las marcas de los colmillos pero él se negó a creer en la existencia de esas criaturas nocturnas.
–Pecador –acusó Khaled con vehemencia.
Gael sufrió el desprecio de los humanos por muchos siglos, silenciando a todo aquel que osaba ofender su maldición, su vida. Él nunca pidió nacer como un dhampir y se rehusó a ser despreciado por haber nacido diferente en esta vida.
Optó por redimirse ante esos humanos por múltiples razones, vivir por la eternidad rodeado de la soledad le provocó un vacío en el alma, perdió la necesidad de vivir, de igual manera, una joven le regalo unas palabras de aliento que cambio su forma de ser, lo obligó a meditar.
–¿Por cuánto tiempo huiras de los humanos? ¿Por qué no intentas encontrar un refugio? No todos los humanos son malos.
Al llevar siglos realizando las mismas atrocidades iba sumando más víctimas a su lista y la cantidad de persecuciones iban en aumento; llegó a pensar ¿Por qué huyo? Hasta que recordó su pasado, recordó al pura sangre que bebió su sangre y lo obligó a beber de la suya convirtiéndolo en una criatura mucho peor que un vampiro.
Su misión era buscarlo, interrogarlo e intentar asesinarlo, él fue el detonante del desastre de su antigua vida, fue a su pueblo para avivar el miedo en los aldeanos. Delató ante todos que Gael era un dhampir y el joven ignorante sin saber de su procedencia desmintió dicha verdad y lo obligaron a pagar por los pecados de sus padres condenándolo a ser decapitado en presencia de toda la aldea.
–Cuando lo creas necesario, búscame. Yo estaré a tu lado –clamó el pura sangre con su potente voz sediento de maldad y sin compasión.
Gael jamás en su vida olvidaría sus palabras, lo perseguirían de por vida junto con todos sus remordimientos y lamentaciones que ha cargado con ellos cuando su misión se desvió y su comportamiento cambio.
Se sintió el ser más poderoso que pisaba la tierra, lideró fuerzas militares, sublimó diversas ciudades, gobernó países vigorosos; hubo un tiempo en que sus ansias de poder fueron más fuertes que beber sangre humana y fue allí donde se dio cuenta que si se abstenía de beber sangre no le sería posible exponerse la luz del sol o su piel se quemaría por los rayos. Esa fue una de las consecuencias una de los muchos que se presentaron al ser mordido por un pura sangre.
En su camino encontró diversos relatos de testigos que presenciaron los bestiales delitos del asesinato de aquel vampiro, succionaba la sangre de sus víctimas hasta secarle las venas, su sed era inmensa, no se saciaba con cinco o más, la docena por día era el máximo que necesitaba para apaciguar la tortura a la que su cuerpo le pedía, fue así como Gael siguió las masivas muertes, pueblo por pueblo, país por país pero jamás logró alcanzarlo hasta que las muertes cesaron y su única pista desapreció por completo y perdió su propósito, escogió el camino del mal y ahora se arrepiente del camino que tomó.
Escuchar la palabra pecador era una tortura para su herida alma que intenta remediar su conducta pasada y la congoja se reflejó en su garganta y las lágrimas surgieron para liberar su angustia y suplicó perdón por sus actos.
–Lo siento padre –sollozó Gael arrepentido, arrodillándose en el frío y húmedo cemento–. No volveré a marchar por el camino equivocado.
Khaled escuchó la sinceridad en las palabras del joven y se atrevió a aproximarse para consolarlo con una suave caricia en su blanquecino cabello. Khaled acepto estar a cargo de ese dhampir pero nunca imaginó que le traería el doble de problemas de lo que imagino.
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Liberame de mis Pecados (prox. publicado en físico)
VampiroAtormentado por su pasado huyo de su calvario. Gael sufrió en vida y en muerte lo que es ser perseguido por los seres que quiere. Condenado a vagar por la eternidad en el mundo de los humanos, viajó por el mundo para encontrarle un...