| Bullying | Rowan Blanchard ~Cowan~

Capítulo 7

Maratón 4/4

Corey's POV:

La ayudé a levantar el vaso y lo acerqué a su rostro, facilitándole el trabajo. Bebió el contenido rápido.

Rowan: Gracias - habló por fin.

Yo: No hay de qué - contesté con una sonrisa mientras pasaba un algodón cargado en alcohol por su rodilla.

Apretó los ojos y emitió un gemido de dolor.

Yo: Lo siento- dije algo avergonzado.

Creí que mi trabajo había terminado, hasta que através de su remera amarilla noté una marca rojiza. Había algo en su abdomen.

Yo: ¿P-puedo?- dije preguntado si podía subir su remera para curar su herida. Ella asintió.

Había un gran corte allí. No era muy profundo, pero era bastante grande.

Yo: Caray. ¿Cómo te hizo eso?- dje sorprendido mirando el corte.

Rowan: Me... Me lanzó un plato - dijo para que mi cabeza volteara a verla con horror. Que monstruo.

Yo: No es muy profunda, pero va a doler por un par de días- repliqué luego de pasar alcohol para poder colocar una larga venda. Esperé a que dejara de sangrar y coloqué otra encima.

Rowan: Corey, Corey ¿Que de mi papá?

Oh santa mierda. Su papá. Sigue encerrado en el baño de su casa...

Yo: Ya mismo me encargo Row.

Salí al instante y llamé a la policía para que lo arrestasen. Soy bastante independiente.

Al llegar a mi habitación encontré a Rowan dormida. Tan solo me limité a hacer silencio y limpiar y ordenar mis cosas.

¿Como sucedió todo esto?

NARRA ROWAN:

No podía creer lo que acababa de pasar. ¿Cómo mi padre pudo se ser capaz de hacerme algo así? Siempre llega algo ebrio, pero jamás creí que tanto.

Aunque de todas maneras lo sabía. Algo en el fondo me decía que no me quería del todo, que solo era cuestión de que lo demostrara para poder creerme a mi misma.

Corey Fogelmanis había ido a ayudarme. Le debo bastante. Nunca había hablado con él, ni con ningún chico de la escuela. Es irónico, Corey vive en la casa de al lado y jamás nos habíamos dicho ni una palabra.

Me había estado vendando el abdomen, sangraba mucho. Habían un par de cortes profundos que marcaban mi abdomen como latigazos.

Pero aún así, una horda de preguntas azotaba mi cabeza cada minuto. No me animaba a molestarlo con mis preguntas, hasta que las dudas se profundizaron más, haciéndome despertar. Entonces solté una.

Yo: ¿Por qué lo hiciste?

Corey: ¿Qué? ¿Hacer qué? - dijo volteando a verme mientras guardaba el alcohol.

Yo: ¿Por qué me ayudaste? - pregunté mirando las vendas alrededor de mi abdomen.