Capítulo 1- Los nuevos

20 2 0
                                    

-Mía!- escucho que gritan mi nombre muy cerca.

-¿Puedes hablar mas alto?, creo que del otro  lado del colegio no te escucharon- le digo a mi mejor amiga.

Si, como oyeron, mejor amiga. A veces me pregunto como la soporto, después me doy cuenta que soy igual y se me pasa. Nos conocemos desde los 7 años, la diferencia es que a esa edad nos llevábamos como el agua y el aceite, no había un porqué, no nos caíamos y ya. Hasta que la vi peleándose con Amanda, esa chica era insoportable, así que me acerque a mi, ahora, mejor amiga y la defendí. En ese momento agradecí dejar la timidez de lado, ya que gracias a eso tengo una amistad verdadera. Es confiada de si misma, le gusta estar a la moda. El hecho de que sea adinerada no hace que sea mala persona ni creída, sino todo lo contrario. Mide 1.73, rubia de ojos marrones, una chica muy linda.

-Sabes como soy- ríe, copio su acción. 

-Ni me lo digas, ¿que tienes ahora?- siempre le pregunto lo mismo, algo que tengo desde chica es que soy despistada y nadie me lo saca con nada.

-Matemat...Cállate, ¿ves lo que haces? Te iba a decir algo y ahora no me acuerdo- se interrumpe a si misma, me rió por su actitud.

-Lo sien...- ahora soy yo interrumpida por su grito. Como siga así me voy a quedar sin tímpanos.

-Ya me acorde!! Me contó Sandra, que le dijo Leila, que le dijo Luisa la prima de Carla, que le contó a Andrea- toma una bocanada de aire- que... bueno eso no importa, la cosa es que hay chicos nuevos y que están para comérselos- dice con una sonrisa. 

-Amelia, sabes que no me interesa. Además, no existe el chico perfecto, siempre esconden algo- mi amiga siempre fue la que atraía a los chicos, yo por mi parte no me fijo mucho en eso, si me parecen lindos varios , pero nunca me llego a interesar nadie. 

-Siempre con lo mismo Mía, cuando te interese un chico voy a armar una fiesta.

-No seas dramática- ruedo los ojos- simplemente espero a la persona que me mueva el piso.

-Ahí vamos de nuevo- susurra- da igual, ya quiero ver a esos bombones- dice la rubia mientas nos encaminamos al salón. 

-----------------------------------------------------------------------------------------------

Toca el timbre avisando que la primera hora termino. Guardo lentamente, mientas espero que todos salgan. Veo como se amontonan en la puerta. En realidad los entiendo, el instituto es un infierno pero hay que reconocer que la comida de Gloria, la cocinera, es la mejor.

Camino a paso lento por los pasillos hasta llegar a la cafetería, al llegar voy directo a elegir la comida, no sin antes saludar a la creadora de la hamburguesa con papas, dos donas y una pizza  que tengo en mi bandeja junto a una coca-cola, si como mucho. No adoro mi cuerpo pero le estoy agradecida de poder comer y mantener una figura decente.

Doy un recorrido con la mirada, cuando encuentro a mi amiga en la mesa del fondo me encamino hacia ella.

-Como te envidio, si yo comería todo eso saldría rodando- exagerando como siempre ella.

Ruedo los ojos al ver su ensalada.

-Hola a ti también, ¿que cómo estoy?, muy bien, gracias por preguntar- le digo sarcásticamente.

Siento que dos personas se sientan a mis costados y veo que una se acomoda al lado de Amelia.

-¿Que hay chicas?- dice Caleb a mi derecha, hermano de la rubia, su estatura es de 1.79 y tiene ojos verdes. El único parecido entre los mellizos es su color de pelo. Siempre lo vi como un hermano al igual que el a mi pero eso no quita que piense que tenga un cuerpo muy trabajado. 

-Hola chicos- saludo para luego seguir con mi comida. 

Dante, que se encuentra a mi izquierda, besa mi mejilla y le sonríe a Amy. Es un poco más corpulento que Caleb, mide 1.78, un morocho de ojos celestes. 

-¿Como están preciosas?- y ahí esta Dylan. Un mujeriego de primera junto con los otros dos pero muy buenas personas. Pelo castaño y ojos azules. Amelia siempre dijo que seriamos la pareja perfecta si estuviéramos juntos.

-Mal, a primera tuve Historia, esa vieja es una bruja, yo les digo- dice la rubia con un puchero, era cierto esa profesora era de lo peor, buscaba cualquier excusa para mandarte a detención.

-Irán a vernos entrenar, ¿verdad?

Asiento en respuesta a Dante. Olvide mencionarles pero mis amigos aquí presentes forman parte del equipo de fútbol americano, así es, ese odioso juego o mas bien odioso entrenador que por tener una vagina no me deja entrar. Señoras y señores les presento un completo caso de machismo. 

Oigo murmullos desde la entrada de la cafetería, la curiosidad me gana y fijo mi mirada en cuatro chicos, vestidos de negro, llenos de tatuajes y piercings. Uno de ellos me llamó la atención, pelo negro y ojos grises, a diferencia de los demás estaba todo tatuado, se podía ver el comienzo de algunos en su cuello y brazos. Sin mirar a nadie se sientan donde hay mas como ellos. Maldigo bajo al darme cuenta que la mesa en donde están se encuentra al lado de la nuestra. 

-Mía- oigo que gritan. Varias miradas se posan en nosotros.

-¿Cuantas veces tengo que decirte que no grites Amelia? Con que hables claro me basta- digo molesta. Veo como se pega con la palma de la mano en la cabeza, seguido de la risa de los demás- ¿que es lo que causa tanta gracia?

-Hace media hora te estoy llamando y ni bola me dabas- toma una pausa- a lo que iba, esos son los nuevos chicos sexys de los que te hablé- dice en susurro.

-¿Hablas de los que entraron recién? Si, son lindos, pero exageras, la ropa y los tatuajes deben ser solo una fachada para llamar la atención.

-Pero yo soy más lindo, ¿verdad Mía?, nadie podría resistirse a mis encantos- dice mientas pasa un brazo por mis hombros. Mi amiga me da una pirada pervertida, ruedo los ojos. Dylan y su ego nunca faltan.

-Claro- digo mientas alargo la "a".

-Bien, deberíamos ir yendo saben como se pone el entrenador sino- dice parándose Caleb seguido por los otros dos.

-Las veo allá preciosas- nos dice Dylan ya empezando a caminar. Se para en el lugar, se da la vuelta y me guiña el ojo para luego dirigirse a la practica.

-Creo que nosotras deberíamos ir yendo también- le digo a la nada- Hey, Amelia- esta atenta a cualquier chisme pero cuando yo le hablo ni se inmuta, miro en la misma dirección que ella y me topo con los nuevos- ¿ahora eres acosadora?- le digo burlona. 

-¿Qué? ¿Yo?- se apunta con el dedo índice, asiento- Jamás- el sarcasmo en su voz es demasiado obvio. 

-No me quites el papel de sarcástica- digo haciéndome la enojada pero no dura mucho y nos empezamos a reír.

------------------------------------------------------------------------------------------

Bueno, esto a sido todo por hoy. Espero que les haya gustado.

Acepto cualquier critica productiva y que me ayude a mejorar.

Sin nada más que decir; 

                                                nos leemos en otro capítulo. Besos. 

Raíces peligrosasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora