3. Confesiones

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- Por que me gustas.

- ¿Como te voy a gustar?

- Pues hija, gustándome. Te había visto ya, en una revista de novias mientras mi amigo se iba a cortar el cabello. Y hablar contigo no me ayudo en nada, solo hizo que me gustaras mas y mas. Esto si que es patético, no lo tuyo. Estar enamorada no lo es, y tú debes de estarlo.

- En un año, dos meses y 18 días no me dio tiempo a enamorarme perdidamente, lo amo sí, pero bueno a veces pienso que pasa de mí, que esta conmigo por que al ser modelo tengo pasta.

- No te cases con él.

- Estoy a un día de mi boda. Mañana a estas horas estaré casada.

- Beatríz, terminarás en divorció.

- Pero anular así, ahí personas que ya vivieron desde lejos.

- Bueno haz lo que quieras, cualquier cosa me localizas aquí. *Dije levantándome y tendiéndole una tarjeta*

Salí de aquel lugar, cabreado. Yo la quería para mí, y no quería que estuviera con un cretino. Me gire sobre mis talones y volvi a entrar, caminé rápidamente hacía ella, la tome del brazo y la levante de su asiento atrayéndola hacía mí, le plante un beso sin pensarlo, todo fue tan rápido, tan impulsivo que no pudo reaccionar. Me separé lentamente esperando el guantazo de ella, y mil insultos, pero no dijo nada.

- ¿No me mandas al carajo?

- Tengo que irme. *Agarró el libro y comenzó a caminar*

- Ni en tus sueños te vas sin decirme algo. *La agarré del brazo, para detenerla*

- No puedes besarme, no puedes besar a alguien que tiene pareja.

- Me has seguido el beso, no me vayas a decir que lo amas. Sólo estas con él por algo que ni tu sabrás, ¿Por no estar sola?

- Me pillaste por sorpresa. Y sí, no me gusta estar sola. Pero no puedes besarme ni a mi ni a nadie que este con alguien mas.

- Señorita Cox, te puedo besar y para tu información me da igual que tengas o no pareja, yo no tengo, yo no estoy haciendo nada malo, lo único que hago es lo que me sale de los cogones, hablando mal y pronto. No me siento mal por besarte, ni por follarme a una tipa con pareja.

- Vaya tus amigos deben tener cuidado contigo por que te da igual todo.

- No te equivoques, las novias, las ex, y es mas si a un amigo le gusta una yo ni me fijo en ella, soy amigo de mis amigos.

- Tengo que irme, tengo que probarme el traje de novia de nuevo, e ir a la peluquería para hablar con la chica que me hara las uñas que cambie de idea.

- Vale. *Solté su delicado brazo y me resigne*

No dije palabra alguna, salí al lado de ella y con la mirada nos despedimos.

Ande por las calles de mi ciudad, sin rumbo fijo, tenía que hacer algo, se casaría y no tenía como hacerla cambiar de opinión, eso me frustraba.

- Kefrem, ¿Donde vas? *Oí la voz de Diandra por detrás de mí*

Me detuve y giré.

- Diandra, estas preciosa. *La saludé con dos besos* Ciertamente no iba a ningún lado. ¿Y tú?

- A recoger al niño, tenía un cumple.

- No sabía nada.

Diandra era una rubia de ojos verdes, que estaba físicamente perfecta para cualquier chico y su carita angelical, te cautivaba, a sus 32 años seguía siendo una diosa. Y lo mas importante es que es la madre de mi hijo Rodrigo.

- Me lo ha dicho esta mañana.

- Que niño mas loco tenemos.

- Sale a ti.

- ¿Y tu novio? Hace mucho que no lo veo.

- Máximo, trabajando. Vaya esta genial y queremos ver si le damos un hermanito a Rodrigo.

- Me parece genial.

- ¿Y tú para cuando una novia?

- Si tienes tiempo te cuento.

- Vamos a por el niño y soy libre para ti hasta la noche.

- Vale, vamos a por Rodrigo y nos paramos en el centro comercial para que miré un juego que quería.

Por el camino le empecé a contar lo de Miguel y lo de la modelo. Pero yo lo que necesitaba de ella es mas bien un consejo, así que mientras el niño iba a mirar el juego yo la invitaría a un café.

- Papá. *Corrió mi pequeño de 13 años para darme un abrazo*

- Campeón, cada día mas guapo, mi semental.

- Papá, mamá me prohibió pintarme el pelo de negro.

- Mi rubito de ojos verdes, estas fabuloso así.

- Pero tengo cara de bueno, y quiero parecer malote. Tu ya sabes papá.

- Hijo así estas mejor que bien. Vamos que voy a tomarme un café con tu madre y tu debes mirar el juego que me dijistes.

- Genial papá.

- Bueno Kefrem vamos que me dio hambre, ya se que me vas a llevar a ese bar, me pediras mi café favorito y mi pastel.

- Obvio, lo mejor para la madre de mí hijo.

- Te quiero Kefrem.

- Yo te adoro, me hiciste el mejor regalo del mundo.

- Paren, estoy aquí. *Se quejó mi hijo* No entiendo aun por que no estáis juntos.

- Por que tú padre y yo de pareja no duraríamos ni dos minutos.

- Sí y por que nos cabreamos mucho.

- Es que tu padre es demasiado ordenado.

- Tú una desordenada.

- Vale no peleen, os prefiero cursi.

- Rodrigo. *Dijimos a unísono*

Llegamos al centro comercial y Rodrigo corrió a ver el dichoso juego, mientras nosotros fuimos al bar.

- Buenas tardes, me pondría un café con leche, una tarta de frutas del bosque y un Miami vice, por favor.

- Claro enseguida se lo llevo.

Echó el pedido volví con Diandra, que ya estaba sentada.

- Haber, dime como hago o que hago mejor dicho. *Dije sentándome*

- Te gusta mucho por lo que veo. Es la primera vez que dices que quieres pareja.

- Pero no la primera vez que deseo tenerla, pero eso es otro tema que ya paso.

- ¿Cuando has querido eso?

- Antes de tener a Rodrigo. *Dije recordando la primera vez que vi a Diandra* Cuando entré en la secundaria.

- ¿Quien te gusto en ese entonces?

- Tú.

- No me lo dijistes nunca.

- Incierto, te lo dije cuando quedaste embarazada.

- Creí que fue por eso.

- No, es que hasta ese dia no tuve valor de pedirte ser mi novia. Pero eso ya forma parte del pasado.

- Pense que te sentias obligado, por el embarazo. Cosa que fue por una noche de euforia, donde ambos queríamos probar algo nuevo. *Suspiró* Gracias, por esa noche y por ser un padre maravilloso.

- No me las des. Diandra, volviendo a lo de Beatríz. ¿Que hago? Me alejo o no.

- Lucha por lo que quieres, no dejes escapar de nuevo a quien quieres a tu lado.

- Gracias. *Le di un beso en la mejilla*

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