IV

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Estaba seguro. Definitivamente era la casa. La casa de mis sueños, pero no precisamente la casa en que desearía vivir, si no más bien literal, la casa que aparecía en mis sueños o podrían ser pesadillas, que importaba.
De repente, una luz del segundo piso se enciende. ¡Había personas en la casa!. Tal vez tenía que dar paso atrás y regresar por donde vine pero la curiosidad me obligaba a seguir. Subí los escalones de la puerta principal, y cuando estaba a punto de tocar, la puerta se abre.
Para mi sorpresa, la abrió una chica, bastante guapa: pelo castaño, ojos de un azul muy claro y a mi ver estaba cansada y pálida.
-Hol..a - tartamudee.
-Hola, ¿puedo ayudarte en algo?-me preguntó.
Cambió su gesto a uno de pánico.
-¿Estas sangrando?- agregó.
Toqué mi nuca que me dolía aún y me di cuenta que al parecer si sangraba.
-Vamos, pasa. -Me tomó del brazo y me adentro en la casa.
Se encaminó a un cuarto donde al volver traía consigo un botiquín de primeros auxilios y una botella de alcohol. Sostuvo un pedazo de tela y la remojo en el alcohol.
-Tal vez esto duela un poco.- dijo untando la tela en mi herida.
¡Mierda! ¿Un poco?. -Solté un grito ahogado.
- Lo siento, se te hubiera infectado.- dijo mientras habría el botiquín.
Tomó unas vendas y me empezó a cubrir la herida.
Mientras me vendaba comencé a estudiar la casa. No era como me imaginaba, tal vez yo exageraba. Era común.
-Y bueno, ¿llevas mucho tiempo viviendo aquí?- le pregunté.
-Nueve años, creo.- Respondió.
-Que raro jamás te vi en el pueblo, ¿dónde estudias?.
-Mmm...pues...
-Perdón te estoy incomodando. Que tonto soy ni siquiera me presente, soy Jake Steel. ¿Y tu eres?.
-Madison, me llamo Madison Stone.
-Bien, ¿nos conocíamos antes?.
-No.
Lo dijo con un tono que me indicaba que la conversación había terminado.
-De acuerdo- Le dije finalmente.

-Terminé de vendarte.- Me dijo.
-Muchas gracias por todo. Mira te parece sí mañana vuelvo con más dinero es que no tenía idea que...
-Yo te ayudé por que quise hacerlo, no por qué quisiera algo a cambio.- Interrumpió.
-Bueno en ese caso, gracias de nuevo.
Me llamó la atención una repisa con libros, estaban mis favoritos, incluyendo un cuento que me leía mi padre todas las noches.
-¿Te gusta leer?- le pregunté.
-Bastante. ¿Pensabas que alguien como yo no lee?.
-Yo no dije eso.
-Pero lo pensaste.
Reímos mutuamente.
-Bueno en realidad me sorprende, alguien como tú en mi escuela no sólo seria "la popular" si no tan bien la típica bonita sin cerebro.- No se por qué había dicho eso.
-Ja ja, ¿y qué me dices de ti?, un tipo como tú en este momento tal vez se estaría acostando con todas y emborrachándose a más no poder.- Contestó sarcástica.
-Bueno, aún no lo descartes- reímos.
Ambos sabíamos que no lo era. Digamos que era...reservado. En realidad, estaba en busca de la "indicada". Una de las razones por las que Tony se burlaba de mí.

No Me Sueltes Nunca.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora