Golpearon a la puerta, no me atrevía a salir de la habitación. Siguieron aporreando la puerta.
-Soy el inspector- Chilló desde detrás de la puerta. Salí corriendo de la habitación, aterrorizado y abrí la puerta.
-¿Cómo ha pasado todo?- Dijo interesado.
-Estaba en mi habitación cuando escuché un fuerte estruendo en la planta de abajo. A los cinco minutos de bajar escuché un ruido en mi habitación, entonces subí y vi a un chico con la camiseta ensangrentada y cuando entré en la habitación lentamente, desapareció.
-¿Hay algún daño en la casa?
-Si, un zarpazo en la pared- Dije mientras le conducía hacía donde estaba.
-Bueno Dafne déjanos al equipo y a mi inspeccionar la casa- Dijo mientras se ponía unos guantes blancos de látex.
Todavía no había llegado mi padre, me empezaba a preocupar. Lo llamé al móvil, se lo había dejado en casa. Me puse más nerviosa de lo que estaba, no controlaba la situación. Llamé a mi madre pero cuando dio la señal colgué, no quería preocuparla y dudo que quiera saber algo sobre mi padre. Me puse la chaqueta y salí a buscarlo. Algo me agarró del brazo. Me giré y era el inspector.
-Tal y como están las cosas no puedes salir por ahí sola. El agente Mathson te acompañará.
Conforme salí, el agente alcanzaba mi paso. Era grande, musculoso y fuerte. Más que un agente parecía un guardaespaldas. Mientras andábamos sonaba el walkie-talkie que llevaba enganchado del pantalón. Se escuchaban diferentes noticias y contestaciones de asistencia de sus compañeros. Una de las noticias era sobre un asesinato en la calle Mayor. Se trataba de un asesinato producido por un gran animal. El agente llamó a una compañera para que viniera donde nos encontrábamos nosotros.
-He llamado a mi compañera, la agente Susan para que se encargue de ti. Necesito investigar el caso del asesinato.
-No necesito una niñera, me siento una cría pequeña- Dije molesta.
- Ya lo se pero no puedes ir por ahí andando y buscando a tu padre sola. Lo que fuera aquello que entró en tu casa te podría atacar de nuevo.
-Uuuh, que miedo, puede que sea un hombre lobo- Dije con tono burlón.
-Lo dudo, no hay luna llena- Dijo sonriendo y guiñandome un ojo.
Se veía venir hacia nosotros una mujer alta y esbelta. De pelo negro azabache. Tenía unos grandes ojos negros y era de piel blanca.
-Ya me encargo yo de ella agente Wathson- Dijo mientras lo saludaba.
-Vale , no te preocupes Dafne estas en buenas manos- Dijo mientras se marchaba.
Me quede mirando a Susan. Empezaba a hacer frío. Con la chaqueta no bastaba para abrigarme.
-Estas temblando- Dijo Susan mientras me echaba el brazo por encima y me acercaba a ella para darme calor.
-Hace mucho frío y me está empezando a doler la cabeza- Dije mientras me castañeaban los dientes.
-Ven, vamos a tomar chocolate caliente y así hablamos un par de cosas.
Nos dirigíamos a la cafetería. Empezó a tronar y poco después de entrar a la cafetería llovía con fuerza.
-Ve a buscar sitio , yo mientras pediré los chocolates.
Por más que buscaba sitio no encontraba ninguno libre. Al fondo se levantó una familia y fui a paso ligero para que nadie me quitara el sitio. Un chico corrió hacia la mesa y se me adelantó.
-¡Eh!,ahí iba yo.
-Llegué antes.
-Pero si tu estabas sentado en aquel sitio- Dije señalando una mesa donde había un grupo de chicos.
-Ahora me gusta más este sitio- Dijo con una sonrisa burlona.
Suspiré y me puse la mano en la frente. Estaba ardiendo. Justo detrás de mi Susan hizo un gesto con la cabeza para que el chico se marchara. No le hizo caso y soltó la bandeja con los chocolates en la mesa.
-Eh chico, el sitio es nuestro ,así que levanta el trasero de la silla y muévelo hacia donde están tus amiguitos.
El chico le hizo caso. Era increíble como Susan imponía. Aunque cualquier persona con una pistola colgada de su cinturón impone.
-Gracias- Le dije mientras me sentaba en la silla.
-No hay de qué, ese chico siempre está molestando. Más de una vez lo he tenido que llevar a comisaría.
Cogí la taza y le di un sorbo. El chocolate ardía pero a estas horas lo único que conseguía hacerme entrar en calor era eso. Miraba por la ventana y cada vez llovía más. Estaba descolocada, no sabía donde estaba mi padre ni qué estaba pasando.
-Estas preocupada por tu padre eh...-. Dijo Susan acariciándome la mano. Me limité a asentir con la cabeza.
-Deberías de llamar a tu madre, tiene que estar preocupada.
-Mi madre no quiere saber nada de nosotros, por lo menos de él. Dije secándome una lágrima de la mejilla. Creía que ya lo tenía asumido, pero la herida sigue ahí.
Miré el reloj, eran las cuatro de la madrugada. Sonaba la radio cuando la música dio paso a las noticias.
"La bestia se ha cobrado una víctima más, el cuerpo todavía está sin reconocer"
Hubo un minuto de silencio en la cafetería.