4.Acogida.

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-Otra víctima más, está en racha.Arrasa con todo -Dijo Susan acariciándose la frente.

-Le tenéis que parar antes de que acabe con toda la ciudad.

-Lo se, pero nadie le ha visto y si no le vemos no podemos cogerle. Mañana hemos prohibido las clases en los institutos de todo el pueblo, puede ser peligroso.

Susan empezó a hablar por el walkie-talkie. Alertó a todos los policías y les dijo:

-Poneros en contacto con las personas que llevan las noticias tanto en la televisión como en la radio. Decidle que están suspendidas las clases en todos los institutos hasta nuevo aviso.Gracias.

Me sorprendía ver como podía llevar a cabo todo aquello. Saber que hacer en determinadas situaciones, como tranquilizar a la gente en el peor de los momentos y como aparenta tanta tranquilidad.

-¿Tienes alguien con quien puedas pasar la noche?- Dijo guardando el walkie-talkie.

-No , no tengo familia aquí.

-Bueno , entonces hasta que se arreglen las cosas vendrás a mi casa. Allí estarás mejor , a parte no puedes quedarte en tu casa porque los de investigación están ellí trabajando y haciendo pruebas.-Dijo mientras le hacía un gesto al camarero para pedir la cuenta.

-No , no quiero molestar, a parte no tengo ropa para cambiarme ni nada.-Dije apurada.

-No molestas, será un placer acogerte en mi casa y de la ropa no te preocupes , ya me encargo yo.-Dijo mientras me guiñaba un ojo.

-Esta bien , gracias , pero aún sigo preocupada por mi padre.

-Están intentando contactar con tu padre y están buscándolo. ¿Tienes alguna foto de él? Eso nos facilitaría mucho el trabajo.

-En casa hay algunas puestas en marcos de fotos.

Nos dirigimos hacia la puerta. Susan fue en busca de su coche para recogerme. Mientras la esperaba me quede mirando la foto que tenía en mi cartera en la que salíamos mi padre, mi madre, mi hermano y yo. Reprimí las lágrimas y me preparé para meterme en el coche.

Me subí al coche , en el asiento del copiloto. Íbamos por una carretera al lado del bosque. Era una noche típica de películas de terror, muy desagradable. Estaba muy cansada y me quedé dormida. Esa mujer me transmitía mucha seguridad. 

Desperté de golpe a causa de un frenazo que metió Susan.

-Tranquila, sigue durmiendo. Era un pequeño jabalí.

Me pesaban los párpados, cerré los ojos y volví a dormirme. Me desperté justo cuando llegamos a casa.

Tenía una casa lujosa, lo suficientemente espaciosa para que viviera ella sola con sus perros. Nos apeamos del coche y fui tras ella. Primero abrió la puerta de la valla donde estaban los perros , para que salieran a correr y luego la de la casa.

Mientras ella ordenaba la casa para ponerlo todo presentable me arrodillé junto a los perros , se tumbaron y apoyaron sus hocicos  en mi regazo y los acaricié. Uno de ellos tenía una cicatríz que le recorría el lomo de arriba a abajo. Me pregunto qué le ocurrió.

Susan salió a la puerta y pasados cinco minutos se acercó a mí y se arrodilló a mi lado.

-Son preciosos ¿verdad?- Dijo mientras jugaba con uno de los perros.

Asentí con la cabeza.-¿Qué le pasó?

-Estábamos en el campo, cuando lo solté para que corriera un poco. Me descuidé y cuando me di cuenta no estaba cerca de mí. Me puse como una loca a buscarlo y cuando lo encontré lo ví tirado inconsciente en el suelo con esa raja en el lomo, era más profunda de lo que se ve. Aún no se que animal o quien pudo hacerle eso.

-Oh, pobrecito-Dije con la voz entrecortada.

-Fue un milagro que sobreviviera, unos centímetros mas , le hubiera desgarrado la columna vertebral y ya no estaría aquí.

Se levantó y me hizo una señal para que entrara en la casa. Me condujo hacia la que sería mi habitación unos cuantos días.

Las paredes eran de color anaranjado con las cortinas a juego con las sábanas. Debido al color anaranjado la luz era más cálida, tenía un baño incorporado , con una grande bañera y grandes armarios.

-En los armarios del baño hay toallas y geles. En los de la habitación está toda tu ropa. He colocado todo de forma que te sientas como en casa.

-Gracias. ¿Cómo has conseguido traer toda mi ropa y algunas cosas hasta aquí?-Dije cojiendo la foto de mi familia de encima de la cómoda.

En la foto estábamos mi padre, mi madre, mi hermano y yo. La coloqué encima de la cómoda y abracé a Susan.

-Los echo de menos.-Dije con  la voz entrecortada.

-Lose.-Dijo acariciándome el brazo.

-Ellos no están , no me queda nada.

-Ahora yo soy tu familia hasta que pongamos todo en orden. Se que no será igual, pero intentaré ocupar el vacío que sientes durante un tiempo.

Se fue de la habitación para que descansara. Había sido un día agotador, me metí en la bañera y me dí un baño de agua caliente. Las sales y el gel que había echado olían a frutos rojos. Toda la habitación se inundó de ese olor. Me lié la toalla y me puse las zapatillas. Me sequé, me puse el pijama y me sequé el pelo con el secador. Hacía tanto frío que cuando el aire del secador rozó mi cuello se me puso la piel de gallina. Susan entró en mi habitación.

-Tengo que salir a ayudar al equipo de investigadores cariño. Dejaré a dos perros dentro de casa y soltaré a los rottweilers para que vigilen el jardín, estarás a salvo dentro con los pastores alemanes. De todas formas he cerrado todas las puerta y ventanas, si ves algo raro o estás insegura, llámame al móvil y vendré en seguida.

-Vale-Dije seria. El miedo subió por la punta de mis pies hasta el bello de mi nuca.

<<Dafne no te preocupes, no pasará nada. Estás a salvo>> Me dije a mi misma con la intención de tranquilizarme.

-Abajo hay comida y ya sabes, como si estuvieras en tu casa.-Dijo mientras cerraba la puerta detrás de si.

Acaricie a los perros, del cuello de cada uno colgaba un collar con una chapa en cada uno. Hans y Delta. 

Delta era preciosa, tenía todo el lomo negro y algunas manchas de la cara. Sus ojos eras negros y la parte de debajo del lomo y la del hocico era una mezcla entre marrón y naranja fuego. Le dí la vuelta a la chapa y había algo escrito. 

Había escritas dos palabras: valientía y fidelidad. Por esas palabras sabía un poco más sobre la personalidad de Delta.

Le dí la vuelta a la chapa de Hans. En ella había escrita cuatro palabras: valentía, fidelidad, luchador y constancia. Esas palabras acompañadas con la cicatríz del lomo hizo que se me nublara la vista a causa de las lágrimas que brotaban de mis ojos. Me senté en el suelo al lado de ellos y los abracé. Aunque no hablen, lo dicen todo con la mirada y sus actos.

Me lenvanté y me asomé a la ventana. Los rottweilers estaban alerta. Bajé por las escaleras rápidamente y me preparé un sándwich para no acostarme con el estómago vacío. Eran las seis de la mañana y el sol dudaba en si salir por el horizonte o seguir escondido un rato más. Me lo comí rápidamente y subí las escaleras a toda velocidad hacia mi habitación. Me metí en la cama y me tapé con las sábanas. Me perdía entre los grandes almohadones. Enterré las cara en ellos y me dormí.

Dormí unas buenas horas. Abrí los ojos y pestañee rápido para aclararme los ojos. Aún seguía medio dormida cuando le vi. Le vi a él, sentado en los pies de mi cama e inmóvil, como si me hubiera visto dormir desde que me acosté. Me volví a aclarar la vista , esta vez ya no estaba, desapareció, se desvaneció. ¿Qué me estaba pasando? ¿Cómo lo hacía? ¿Por qué le veía?

La muerte es el comienzo de la inmortalidad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora