PARTE 2

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Después de descansar un poco, Derek y yo decidimos ir por la esmeralda, Leonor se iba a quedar ahí, le dejamos un pedazo de madera afilado para que se defendiera por si alguien llegaba y le dijimos que cuando bajáramos el árbol, subiera la escalera.

Cuando nos fuimos, me aseguré de que Leonor no estuviera desarmada y le dije que, si llegaba alguien que no fuéramos nosotros, corriera. Estaba preocupada por Leonor, desde que empezamos a vivir por nuestra cuenta, no la había dejado sola.

Derek me había tomado de la mano e íbamos caminando muy sigilosamente contra un edificio, mi corazón latía muy rápido y los gritos empezaban a hacerse más fuertes, Derek iba delante de mí y me había dicho que guardara silencio.

Al llegar a la esquina del edificio, Derek se asomó para ver si había alguien, se puso tenso y puso su brazo sobre mi abdomen, regresó y me indicó que hiciera silencio poniendo un dedo sobre su boca. Se volvió a asomar y me volteó a ver, asintió para que lo siguiera, corrió lo más rápido que pudo sin hacer ruido, y yo lo seguí, no podía seguirle el paso y caí al no ver una pequeña piedra.

Se detuvo cuando llegó al siguiente edificio y cuando me vio tirada en el suelo su cara cambió, me levanté rápido y lo seguí. Seguimos caminando pegados al edificio y llegamos a un lugar donde no había edificios altos, solo casas, la mayoría destruidas.

—La manera más segura es ir por el techo. —susurró Derek.

Cuando oí eso, me negué, era muy torpe y si en el suelo me había caído, mucho más por techos.

—No hay luz y no veo—le susurré como excusa.

—Por eso mismo, somos más visibles en la tierra, no hay luz y no tendremos sombra, yo te guío. —me susurró.

Acepté, no quería seguir perdiendo el tiempo en este lugar. Trepamos a un árbol y desde lo alto vimos las casas, como a seis cuadras se veía una gran casa, Derek me dijo que era ahí a dónde íbamos.

—Esa casa, esa y esa debemos evitarlas, ahí se reúnen, debes de ser cuidadosa. —susurró Derek.

Bajamos del árbol y subimos al techo de una casa, estaban en forma de triángulo y al final de cada casa había una chimenea. Era difícil caminar sobre las tejas de las casas, y también pasar de casa a casa, aunque no estaban tan separadas.

No caminábamos sobre los tejados, más bien gateábamos, muy pegados al techo para que nadie nos viera. Nos pegábamos bien a las chimeneas y nos parábamos, tratando de estar ocultados al lado de la chimenea, entonces Derek saltaba y me esperaba del otro lado.

Así pasamos varias casas, hasta que, por error, brincamos a una de las casas prohibidas. Derek se dio cuenta hasta que ya era demasiado tarde, oí unas voces muy graves discutir sobre si habían escuchado algo, nos pegamos bien al techo y nos acercamos un poco a la orilla, no lograba ver nada, pero Derek me puso una mano en la boca para que guardara silencio.

Los tipos empezaron a discutir, y se empezaron a pegar, de repente uno de ellos sacó un cuchillo, lo pude identificar porque brilló con la poca luz que alumbraba el lugar, y empezó a acuchillar a uno de ellos. Toda la escena pasó en cámara lenta para mí, otro tipo lo tomó del cuello y lo acorraló contra una pared. Todos empezaron a golpearse y entonces más cuchillos, y gritos, los gritos se oían horribles, como todos se estaban golpeando y acuchillando, le escena era horrible, me empecé a desesperar, quería gritarles que pararan, pero Derek tenía mi su mano en mi boca, mis ojos se sentían húmedos y cada vez que lanzaban a uno de ellos contra la pared sentía que caeríamos, fueron cayendo poco a poco, quedaban unos tres de ellos y cuando el más grande agarró de la cabeza con sus dos grandes manos a un chico que batallaba, solté un quejido. Todo se quedó en silencio, el tipo volteó al techo y Derek me jaló de los pies para escondernos, el chico empezó a gritar y de repente se cayó.

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