Prólogo

0 0 0
                                    


-No tiene porqué ser así- se acercó despacio y tocó mi hombro, pero no fui capaz voltearme a mirarlo- ...

-Ya no da para más.

Las lágrimas se agolpaban en mis ojos. consecuencia del dolor que sentía. Tantos recuerdos, tantos momentos, todos los besos y todas las miradas, todo terminaba hoy.

-Solo necesito un poco más de tiempo...

-No puedo esperar toda la vida- ahogué un sollozo-. Yo...necesito a alguien que sienta lo mismo. Tengo derecho a ser feliz, los dos lo sabemos.

Guardó silencio y luego retiró su mano. El momento llegaba de forma inminente, podía sentirlo; lo que había temido desde que todo comenzó a tornarse extraño.

No podía permitir que me hiciera daño, no de nuevo. A nadie. Simplemente no.

-Entonces, ¿aquí termina?- su voz se había vuelto fría, distante-.

Suspiré.

-Por favor, mírame.

Volteé y observé su mirada sombría.

-Se acabó- dije-.

Y por fin, desperté.




Durante toda la vida, mamá se encargó de enseñarme cómo ser una buena chica: amable, educada, lista, agradable. LA CHICA IDEAL; la chica de la que cualquier padre, y madre, se sentiría orgulloso, de la cual podrían jactarse en sus elegantes comidas de trabajo. No soy millonaria, no soy pobre, tengo lo que necesito, tengo lo que quiero; nunca me faltó nada.

Suena lindo, casi perfecto. Pero yo, soy yo y mis circunstancias, y es, precisamente, eso lo que arrastra tantas interrogantes a mi mente: ¿soy feliz? ¿estoy haciendo las cosas bien? ¿soy realmente quién yo creo? ¿quién soy?.

A menudo no duermo pensando en todas las veces que me he comportado correctamente y, aún así, se han llenado la boca hablando mal de mí; cada vez que he sido amable, incluso con personas que no lo merecían, y no he recibido el mismo trato; cada vez que he depositado mi confianza en ellos, pero luego me abandonan, o aún peor, me traicionan. No es que espere algo a cambio cada vez que hago una "buena acción", pero a veces, solo te pasan factura.

La sensación de oscuridad que crece en mi pecho afecta mi pensar, mi forma de vivir, pero ya no puedo controlarlo; es un constante interrogatorio sobre si quienes me rodean, realmente, me conocen, más angustioso aún, si estas personas logran verme, porque, siendo honesta, dudo que alguno de ellos tenga la más remota idea. Y la gran razón que lo explica, es que están todos tan ensimismados en sus vidas, que no se dan siquiera un minuto para descubrir a quienes tienen a su lado.

Viven todos tan rápido, tan superficialmente, creyendo conocer a las personas solo porque presionan "aceptar" en una estúpida solicitud de facebook, creyéndose con el derecho de juzgar a otros, opinar de la vida de otros, porque ellos sí han "tomado las decisiones correctas", y, ¿cuáles son esas?, ¿las que nos dice la televisión? ¿las que nos enseñan nuestras familias? ¿las que la sociedad y las religiones se encargan de esparcir?. Todos persiguen una idea de felicidad, todos buscan un cuento de hadas, de esos que nos contaban cuando éramos niños, un futuro luminoso, siempre esperando y buscando más de lo que ya tienen, anhelando llenar ese vacío en sus almas. ¡Tonterías!

Viven por inercia, estudian para trabajar, trabajan para tener dinero, hacen dinero para tener cosas...como si eso los fuera a hacer felices. Já, ni siquiera viven, pierden la vida debido a sus ambiciones, todos drogados con nuevas tecnologías, publicidad, cuerpos perfectos, comida y romanticismo basura.

Todo superfluo y efímero.

Nada es para siempre. Ni el dinero, la familia, la esperanza ni el amor. ¿De qué sirve vivir si nos engañan con algo que no existe? Antes no me lo preguntaba nunca, tenía todo, o quizás no quería ver lo que sucedía, creía que ese...que el amor mejoraría todo, ¡qué ilusa!.

Llegué a pensar que las personas buenas eran felices, como los héroes y princesas de cuentos, pero adivina qué...los finales felices no existen.

-¿Has hablado sobre esto con alguien más?- pregunta-.

-¿Crees que estaría en el psiquiatra si no lo hubiese hecho?- respondo-.

-La arrogancia no es buena compañera.

Suspiro molesta.

-Díselo a quien le importe- cruzo las piernas sobre el sofá-. Ni siquiera quiero estar aquí.

-Y ese tampoco es mi problema- se levanta a buscar un vaso con agua y me lo ofrece, lo miro con desagrado, no porque no quiera el agua, sino porque puedo conseguir un vaso yo sola-. Bueno, después de ese gran discurso, me gustaría saber un poco más sobre- revisa sus notas, claro que las tomó mientras yo hablaba- ...sí, aquí, "creía que ese...que el amor mejoraría todo".

-No voy a hablar de eso- corto de inmediato-.

-Entonces tendremos 3 horas de silencio- estira sus brazos y se acomoda en el sofá frente a mí, deja el cuaderno de notas sobre la mesa, cerrado-.

¿Qué cambiaría si le contaba? Absolutamente nada, era una persona extraña, no le contaría nada a ellos, era mayor de edad, eran sesiones privadas; quizás ella... "da igual", pensé. Después de todo, por ella me habían enviado a ese lugar.

-¿Puedo irme ya?

-Todavía no- me mira con interés-.

Sé que no me dejará ir sin haberle contado, al menos, la mitad de la historia.

-¿Te habla?- pregunta-.

Me callo, miro mis manos que ya han comenzado a sudar, solo oigo silencio.

-No- respondo-.

-Entonces cuéntame, ¿quién es él?

La presión me agobia, me está forzando, lo sé. Pero aún así, decido que debo hablar, ahora que puedo, antes que vuelva.

-¿Quieres que hable o aún está en pie la propuesta de hipnosis?

Can i go now?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora