Capítulo 3

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Aún lloviznaba cuando llegaron a aquella colina empinada, escenario perfecto para el paseo que Flash había preparado con ansias, tal vez toda la mañana.

La tierra húmeda emitía frescura, y las hojas de cerezo caían lentamente, adornando el ancho camino.

Los niños abordaron una bicicleta para dar inicio a la aventura que les esperaba en frente. El viento álgido golpeaba las delicadas mejillas de ambos, pero los peliazules no sentían frío, pues la adrenalina del momento, o tal vez el hecho que Twilight estaba abrazando fuertemente al chico por la cintura, los hacía sentirse cálidos.

De pronto, Flash tuvo un impulso y extendió ambos brazos, haciendo el ademan de tomar equilibrio. Twilight quedó confundida por unos segundos, pero al final se siguió la corriente. Después de todo estaba con él, ¿que podría salir mal?

Sim embargo, al no tener las manos en el mando, la bicicleta perdió el control luego de unos segundos, chocando con uno de los árboles y enviando al suelo a los niños.

Flash soltó un quejido, cuando sintió un bulto debajo de él, un bulto que respiraba suavemente en su oído derecho. Levantó la cabeza en su dirección, ruborizado hasta las orejas, solo para ver el angelical rostro de Twilight a escasos centímetros del suyo.

La ojivioleta lo observaba con el corazón latiendo a mil por hora, temiendo que su mejor amigo pudiese oír su palpitar.

El peliazul estaba inmóvil, solo podía bajar la mirada a los pequeños labios de la chica. Sin darse cuenta, empezó a acercarse suavemente, mientras Twilight solo atinó a cerrar los ojos asustada, hasta sentir que sus narices rozaron, tomando el valor de abrir los ojos. Fue entonces cuando Flash reaccionó, ¿que estaba haciendo?

Pudo ver el temor en los ojos de su amada y se contuvo. ¿Que pasaría luego? No podía, porque él aún no sabía lo que Twilight sentía por él, ¿que tal si lo arruinaba todo? Le era imposible imaginar si su amistad con la chica terminada, por un tonto beso.

Se incorporó rápido y rió con nerviosismo, para bajar la tensión, mientras limpiaba las mangas de su elegante saco de franela.

—La mano. —pidió amablemente, pues la peliazul aún no salía del shock.

Ella lo miró con el ceño fruncido, golpeando con desdén fingido la mano que le ofrecía Flash para ayudarla a levantarse.

—¿Ah no? -comentó fingiendo indignación —¿Quieres quedarte ahí? —y dirigiendose a su bicicleta.

—¡Flash!

—Lo sabía— rió él, ayudandola a levantarse.

El uniforme de la chica se estiró al atraerla hacia él, dejando ver ligerante el interior de su blusa.

—¿Oye desde cuando usas sostén? —comentó divertido.

—¡Eres un tonto! —respondió avergonzada, golpeándolo en el brazo.

—¿Que te pasa? —siguió molestándola —¿recuerdas que yo te cambiaba los pañales? ¡siempre mojabas la cama!

Twilight rió, escapando de su juguetón amigo, quien trataba de hacerle cosquillas. Dando vueltas, usó su ultimo recurso, de hacerse bolita en el suelo.

Flash se inclinó hacia la ojivioleta dirigiendo sus labios a la frente de ésta, dejando un tierno beso en ella, para luego cruzar miradas unos segundos e inmediatamente a extenderle la mano, invitandola a seguir jugando bajo la lluvia.

***

El majestuoso Opel Lutus Omega, uno de los más populares en aquella época, llegó a las puertas de la gran casa Sparkle, estacionandose un corto momento, en lo que dos chiquillos enamorados se despedían.

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⏰ Última actualización: Jun 02, 2022 ⏰

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