POV ALENA
Asmodeo sigue en el suelo afectado, dudo que se despierte hasta dentro de unas cuantas horas.
Lo arrastro hasta fuera de la sangrienta cueva y una vez fuera chasqueo la lengua, me imagino la cueva ardiendo con los cadáveres de esas repugnantes brujas, ellas me vendieron, me dijeron que podría ganar muchísimo poder pero lo único que conseguí fue pasearme entre los aborrecibles mortales.
Sin necesidad alguna de pronunciar palabra eleve en el aire el cuerpo de Asmodeo y continué mi camino, si no me equivocaba y mi memoria no me fallaba el gremio de magia blanca estaría a menos de unos cuantos kilómetros de distancia.
Eleve mi mirada al cielo, este parecía querer empezar a lloviznar en cualquier momento, apresuré mi paso hasta llegar a la entrada de un pueblo bastante grande, había calles llenas de alegría, flores y niños.
Ignoré totalmente a la gente que me miraba alucinando, era raro que aun no me hubiesen intentado quemar en ninguna hoguera.
Parece que es la primera vez que estos mortales ven a una bruja real, siempre queman a pueblerinas desafortunadas, es decir ¿Qué posibilidad tendrían los mortales contra una bruja? Tampoco es que me puedan ver, la capa ensangrentada me cubre totalmente, incluyendo mi cara.
Entre por las puertas del mayor gremio de magia blanca, absurdo, se hacían pasar por curanderos.
-Estoy buscando a Athina.- No me hizo falta abrir la boca, transmití el mensaje mentalmente y noté como la mayoría de ellos me prestaron atención.
-¿Quién te crees que eres para entrar aquí y exigir ver a Athina?- Escuche la voz de un hombre, enfoque mi vista en él, vaya, era bastante más alto que yo. Probablementé me sacaba 40 cm de altura fácilmente.
-Me llamo Alena, pero desde ahora me llamareis La Suprema- Dije esta vez pronunciando con mis labios, sonreí egocentricamente.
-¡Has perdido la cabeza!- Dijo y rápidamente me apunto con la mano.
-Llamas, atad a esta peca...- No puedo acabar su hechizo porque rápidamente lo interrumpí.
-¡Inclínate!- Murmuro y el hombre acaba en el suelo, inclinado hacia mi.
-¡Soy la nueva Suprema y quién se oponga a mi me encargaré yo misma de quemar lo!- Grito y poco a poco todos, impotentemente, se van inclinando a mi hasta que una voz los interrumpe.
-¿¡QUIEN ERES Y QUE COÑO ESTAS HACIENDO EN MI GREMIO¡?- Un hombre de ojos azules aparece de unas puertas que, llevan a su habitación, la habitación del líder de este pésimo gremio.
- Ath, hacia mucho que no te veía.- Digo y entonces destapo mi cabeza, aparto la capa y sonrío.
-Al parecer la magia blanca a hecho mella en ti- Digo para romper el hielo, me refiero a su cabello, la magia blanca a desgastado su cabello que ahora es blanquecino.
-Me gustaría poder decir lo mismo, pero el hecho de que hayas sometido a mis hermanos y hermanas me lo impide- Dice y yo sonrió.
-Podemos hablar lo en tu despacho si quieres- Digo y él asiente, subo las escaleras mientras noto a todas las personas de la sala observándome, siguen inclinados, aun no les he quitado el hechizo, me apoyo en la barandilla y hablo hacia ellos.
-Ha sido un placer conocerlos, espero que no se olviden de mi.- Digo y sonrío cínicamente.
Chasqueo los dedos y los deshago de su hechizo, dejan de inclinarse y parecen realmente molestos, que lástima.
Me he olvidado casi de que Asmodeo está flotando inconsciente detrás de mi, entro en la habitación que Ath me ha indicado, él entra detrás mía y yo me siento en su trono blanco.
-Creo que el color de este trono no me favorece, ¿Qué opinas Ath?- Miro mis uñas desinteresadamente y escucho el resoplido de el brujo blanco.
-¿Que te ha ocurrido Alena?- Pregunta y yo solo respondo soltando la mayoría de mi frustración.
-Esas malditas brujas... Me engañaron, dijeron que me harían poderosa pero querían vender mi alma a su señor, Satanás y yo pactamos, Inmortalidad y Poder a cambio de el alma y cuerpo de todas las brujas del gremio oscuro.-
Sus ojos se agrandan y yo suspiró.
-En fin, me quedan su suprema, el tribunal mágico y unas 500 brujas más.- Era demasiado trabajo y tenía de plazo un siglo, a cambio de ese tiempo había tenido que, como lucifer quería, enlazar mi alma con la de Asmodeo.
-Has perdido la cabeza totalmente, ¿Has venido aquí para pedir de mi ayuda? Sabes que tengo un contrato mágico con el Tribunal Mágico Alena.- Dice nervioso, vaya, es más inteligente de lo que pensaba.
Me levanto del trono enfadada.
-¡Me vendiste a esas putas brujas, me abandonaste! ¿Sabes acaso las torturas que me han realizado, la sangre que he derramado mientras tu montabas este gremio de mierda alegremente?- Paro y respiro momentáneamente.
-¿Sabes cuantos segundos necesitaría para quemar a todos tus hermanas y hermanos juntos?- Preguntó, mis ojos se han vuelto negros de la rabia y noto que se le ha erizadola piel a Ath, tiene miedo.
-5 miseros segundos- Elevo mi mano y se forma una gran llama en esta.
-¡Está bien Alena! Lo haré- De sus ojos salen unas lágrimas, me siento momentáneamente culpable pero rápidamente elimino cualquier pensamiento de mortal de mi cabeza.
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Bien, estaba bastante motivada en esta historia y me alegra poder haber hecho este capítulo ^^
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Diablerie
Short StoryNo siempre las brujas fueron inmortales y tampoco albergaban una gran cantidad de poderes. Lena es una aprendiz de bruja que en una de las tantas reuniones de brujas es elegida para ser la primera prueba hacia la inmortalidad, un sacrificio sin val...