Es la misma fecha, el mismo atardecer, incluso el misma clima amenazante. Todo parecia igual a la amarga despedida de aquella tarde pero no, nada es igual ahora, todo esta controlado dentro de un enorme muro acaparador de la vital sensacion de una comida en familia, de una tranquilizadora seguridad medica y sanitaria, incluso tambien de una simple lectura "educativa" para ellos, una farza para los marginados politicos.
Una vaga sansacion de inseguridad, poco comun, recorria el cuerpo de ash, lo que provocaba que este mas inquieto que nunca, volvia la cabeza una vez, para ver los enormes arboles, dorados a causa de los ultimos rayos del sol,... otra vez y era una rama quebrada por las gruesas botas de una korrina con mirada distante,... una vez mas, y ahora llama la atencion de sus 2 amigos.
-ash que sucede? pareces muy inquieto- voz que salia del ultimo en la fila, clemont.
-espero hallan traido sus equipos... vean- dice ash apuntando hacia un cielo azul, dividido a lo lejos por nubes grisaseas, significado de tormenta futura. Korrina asiente despreocupada, seguido de un clemont admirado aun por las nubes y sus fantasticos colores verdosos, peligrosas claro, pero increibles para ojos artistas -vamos rapido, si logramos pasar buscaremos refugio del otro lado- aceleran su caminar, al trote de evidentes muslos acostumbrados a correr en desesperadas huidas en busca de seguridad y lejos de los armados guardias.
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en las profundidades del bosque, unos pequeños golpes de baston se oian acercarse, con mas exactitud en unas tiendas de comercio improvisadas que se encontraban rodeados de arboles.
-cuanto vale hoy este pan?- dice un anciano quitandose un sombrero que asomandaba a una tienda mientras aguantaba el pesar de su encorbada espalda con su baston.
-buenos dias señor, tiene algo para ofrecerme?- dice un vendedor corpulento, algo incomodo despues de preguntar -no puedo hacerme mas con deudores- se rasca los sucios cabellos por la pena.
-....oh, lo siento, lo habia olvidado- lleva una mano llena de arrugas hacia un bolsillo gastado para buscar un pequeño objeto y lo muestra casi con orgullo -cuanto podria valer este pequeño objeto-
-lo siento anciano, tengo que trabajar no estoy para bromas- pone su corazon tan duro como puede para contestarle sin titubear.
Un muchacho entra abruptamente en la tienda, interrumpiendo la conversacion entre ambos para poner sobre la mesa 2 bolsas amarradas
-me permite?- dice el muchacho, se pone por delante para cambiar las bolsas por pan. El anciano abre los ojos entendiendo la situacion, resignado agacha un poco la cabeza, se coloca el sombrero tapando algunos cabellos esperando a caer, y se va por donde vino.
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con ash como lider y acompañado por sus compañeros ya estaban frente a una gran pared que se elevaba mas y mas. Korrina comia una pera recien cosechada mientras levantaba el cuello admirada, ash observaba a los alrededores, y clemont recien salia de los arbustos picudos con su tipica cara de desesperacion.
-"el muro no es tan alto" decian, "las plantas no irritan al contacto decian"- se manifestaba clemont mientras llevaba sus manos por la espalda, por las piernas, incluso por una barriga algo crecida.
-quisiera verlos hacer un trabajo al menos una vez- volvia a reclamar, pero esta vez iba contra los que se quedaron atras.
Korrina voltea hacia el, y rapidamente entiende la situacion en la que se encuentra.
-quedate quieto, necesito trabajar- dijo ella cuando lo empujaba al suelo -muerde esto- pone la pera bruscamente en su boca y de un tiron le quita el chaleco -ash!! ven aqui, necesito de tu ayuda-
Llega la ayuda, enseguida toma un pañuelo blanco y lo amarra en la boca de clemont con la pera aun adentro formando una mordaza. Luego saca de su mochila un pote pequeño, parecia una crema, lo que tranquiliza un poco clemont al creer que no sera tan doloroso, toma una buena cantidad de crema y presiona sobre un punto en el pecho.
Poco a poco, los movimientos de su victima comenzaron a acelerarse intentando liberarse llegando a la desesperacion, a pesar de que korrina solo presiono un punto, tomo fuertemente por los brazos a clemont. La pera quedo hecha añicos despues de una fuerte mordida, ash se limitaba a contener la risa mientras ella lo hacia sin preocupacion. Asi como la desesperacion se volvia insesante, la calma tambien llegaba tranquilizando a clemont, dejando una impresionante figura de color rosa en medio del estomago adolorido.
-que fue lo que mi hiciste!!??- dice escupiendo los ultimos trozos de fruta de la boca.
-tal vez me pase un poco, no fue mi intencion- pone una sonrisa buscando su perdon.
-cancerbera!- la mira con algo de enojo, vuelve hacia su estomago y se exalta -esto.esto que es!?....me dibujaste, una.una mariposa!?- suspira con resignacion, vuelve a vestirse y se levanta -ya hablaremos de esto-
mas tarde, escondidos detras de los arbustos esperaban con pasciencia, la precencia de algunos guardias impedia el poder lanzarse hacia el muro, korrina y clemont se refugiaban detras del cuerpo de ash. Observan una vez mas, ahora solo queda uno, corren sin dudarlo hacia la entrada principal cuando se oye un pequeño crujido. La seriedad de todos es primordial, hoy nada queda al azar, asi que no tardan mucho en decidir si alguien vive o muere, pero para suerte del guardia estaba profundamente dormido en el suelo.
Corren con velocidad por el borde de la pared, las primeras luces contra la noche se hacen presente. La expresion que todos tendrian seria de admiracion al ver las lujosas casas, pero ellos no podian permitirse parar a verlas, solo sentian repugnancia de las casas y de las personas que vivian dentro tan comodamente.
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volviendo al enorme campamento dentro del bosque, estaba el viejo hombre resignado sentado en el suelo. Hambriento de dias de provar bocado alguno simplemente esperaba a que la muerte viniera por el.
sus dedos descansaban en la mequeña medalla que colgaba de su cuello. el objeto que consideraba el mas valioso del mundo al recordarle buenos tiempos, los mejores que pudo haber vivido.
dos niños pasaban junto a el, con los estomagos tan estirados como tablas de madera. cargaban un bote de arros cada uno. a pesar de tener algo para comer sus rostros no decian lo mismo, estaban tristes y furiosos.
-donde esta su psicologo eh?-
el mismo joven que habia entrado en la tienda interrumpiendo al anciano sale ahora con una sonrisa de oreja a oreja, ahora lleva 2 bolsas en cada mano. el con los brazos anchos y el pecho adelante, se veia a los lejos su hombria
el anciano, cansado de la vida tomaba bocanadas de aire con esfuerzo para soltar una terrible toz acompañada de gargajos verdes. no daba gusto para nada el aire a muerte del viejo, pero, aun asi el atletico muchacho se vio sentado junto a el, con su brillo natural parecian una postal del antes y despues aunque no tuviesen ningun parentezco familiar.
-puedo ver la compasion en tus ojos, y no me gusta- dijo el viejo, amargado por el hambre y la desdicha del lugar, mantuvo la dura vista al frente ignorando al muchacho.
-puede que no te gusten mis acciones ni mi forma de ser, pero debemos mostrar un buen comportamiento frente a los mas pequeños, y se que por eso aceptaras unos panes- el muchacho lo miraba directamente, parecia saber lo que decia y dejo una bolsa en su lugar.
el anciano, rendido por el hambre, no pudo sostener su orgullo y tomo un pan con las sucias manos de un buscador de basura. tanta era su desesperacion que tampoco pudo contener las lagrimas. era un espectaculo verlo comer tan apresurado, llegado el momento de la calma, levanto la mirada hacia los 2 pequeños delante de el, no podia describir el brillo que desprendian los ojos de esos 2, estaban temblando, no podian sostener su propio peso.
el viejo con las manos aun en la boca y las migajas callendo al suelo levanto un poco mas la mirada, el muchacho que momentos antes le habia dado el preciado alimento estaba parado entre los arboles. la mirada fria del muchacho le causo estupor, estaba mirandolo directamente a el, esperando algun movimiento suyo, amenazante como preparado para atacarlo.
el entendio lo que significo esa mirada, entendio lo que ocurriria si seguia devorando esos panes con tal desagrado, asi, bajo la mirada lentamente y sacudio los restos de pan de sus vestimentas. tomo su baston para emprender un camino lejos del lugar. como era de esperarse, los pequeños se arrojaron sobre el suelo donde estaba el viejo para terminar lo que habia dejado.
el muchacho con la vista ya satisfecha dejo ir una sonrisa.