Ése día Harry estaba sentado bajo uno de los árboles; dibujando cosas al azar en su libreta.
Una sombra cubrió al rizado haciendo que éste levante su vista. Un ligero miedo apareció en él al ver a Danielle parada en frente.—¿Qué haces con esto?— preguntó en un tono brusco mientras arrebataba la corona de flores que descansaba sobre la cabeza de Harry.
—¡Hey! Es mía.— la voz del pequeño sonó algo quebrada. Estaba cansado de que siempre estuvieran molestándolo.
Una cínica sonrisa apareció sobre los labios de Danielle y sin más, rompió en trozos la corona. —Era.— corrigió mientras botaba los residuos al regazo de Harry antes de irse de ahí.
El ojiverde no aguantó y sus lágrimas bajaron por sus mejillas, era su corona favorita y le dolió; pero le dolió aún más el saber que un par de ojos azules lo observaban sin hacer nada.