4ta Historia

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Dios nunca dijo que la vida sería fácil. Que curioso y extraño es esto del amor hacia los demás. EL AMOR ES DOLOR, y quien piense diferente, está muy equivocado.
Si antes de casarnos, nos pusieran frente a frente con nuestra prometida, con nuestras bocas a una mínima distancia de tres pulgadas y a cada extremo amarrados de un poste con un alambre de púas alrededor de nuestros cuellos. Y cada vez que tuviéramos el deseo de besar al que decimos amar, jaláramos el alambre de púas de modo que se nos enterrara y nos hiciera sangrar, (todo esto por un simple beso). ¿Quiénes de nosotros estaríamos dispuestos a pagar un precio semejante por el famoso ser amado?
¡ Pues eso es el matrimonio! Sufrir por alguien con la satisfacción de verlo feliz; y sea esa misma felicidad la que nos haga feliz aún cuando estemos en la peor situación. Los que pasen ésta prueba, la del beso con dolor, entonces estarán listos para vivir, envejecer y morir juntos.

La evidencia del amor genuino y puro se manifiesta cuando estamos viviendo en medio de una gran necesidad un tanto o bastante dolorosa; por lo tanto, el simple hecho de esforzarnos por resolver esa necesidad o simplemente aguantar, eso se vuelve un placer. Hoy en día, una gran mayoría de las parejas no entienden eso. Ellos piensan que el matrimonio es un placer y no la subsistencia y la lucha en esta vida junto al ser amado.
El relato a continuación se trata de eso: demostrar en medio del dolor cuanto estamos dispuestos a hacer por aquella persona a quien decimos amar.

Sin mas dialogo aburrido vamos con la historia, que es lo que quieren:

El Amor es Dolor.

Tegucigalpa, M. D. C.

Septiembre del 2011.

La algarabía se vivía en su mayor profundidad en una de las canchas del Instituto Central Vicente Cáceres. Moscorrón y Mosquito, como se les apodaba a los hermanos Rodríguez del segundo curso, jugaban con gran intensidad una potra apostada encontra del invencible equipo del famoso Oso del curso de segundo de Bachillerato en Ciencias y Letras. Moscorrón, bien marihuaneado, se exhibía al hacer las truculentas maromas futboleras causando envidia en el corazón del Oso, añadido al marcador en su contra de dos a cero. El equipo del Oso superaba al de Moscorrón en tamaño, pero no en agilidad. El gran Mosquito le había hechado los dos goles al Oso, quien era el portero, y quien enfurecido le pegó una patada al chico y una vez en el suelo le dio un gran golpe a puño cerrado en la cabeza. Este acto cobarde enfureció tanto a Moscorrón quien salió corriendo hacia el cerco del colegio, y de un arbusto extrajo un machete bien afilado para enseguida correr hacia el Oso y enseñarle a que respetara a los más pequeños. Todos los estudiantes, muy alarmados, empezaron a correr causando un alboroto en los maestros y el director quienes se dirigieron al lugar del incidente. También llegó la Policía. Llevaron a los dos hermanos a la dirección y luego los expulsaron del colegio. Llamaron a Rosy, madre de los cipotes y Los catedráticos dieron su propia versión de los hechos, pues Moscorrón no era de su agrado debido a su mala fama de marihuanerillo. Ella, muy enfurecida castigó a los muchachos, intentando quemarles las manos con un tizón; sin embargo, Moscorrón, se levantó en su contra y dijo: «No esta vez, mami. Ni se le ocurra usar ese tizón. Quítese esa tontera de la cabeza de querer arreglar todo con quemarnos las manos». El padrastro ni siquiera movió un dedo puesto que el carácter y personalidad de sus hijastros lo conturbaba en un miedo árido y mordiente.
Los dos hermanos, salieron frente a ellos con rumbo a la calle sin recibir ningún castigo. Apenas habían salido, cuando Arnulfo abrió su boca pestilente, y le preguntó a su mujer que porqué no los corría de la casa y porqué ellos eran así, con ese carácter.
La mujer lloraba en silencio e inesperadamente dijo: «¡maldito el día en que aprendí a usar el feisbuc! Todo era tan bonito antes de eso»...

Historias de un Maravilloso PuebloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora