02: Marty (Scömìche)

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Para MartinaVeasAraya

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   Estoy conduciendo tan rápidamente mi automóvil por las agitadas calles de Los Ángeles que creo que me van a infraccionar en cualquier momento.

   No piensen que soy un osado que transgrede la ley, sucede que estoy muy apresurado.

   Soy el fotógrafo principal de una importante revista, y hoy tengo una sesión de fotos con, creo yo, la personalidad más grande con la que he trabajado

   Mitchell Grassi. El sujeto es músico, compositor, modelo, y lidera una empresa de perfume.

   Lo he visto solamente en fotos y entrevistas. Su nuevo perfume “Drag Queen” es una sensación, y sus discos vuelan de los anaqueles.

    Quizás por eso es tan engreído. O al menos eso es lo que todos dicen.

   Si es tan impertinente y egocéntrico como se lo ve tras la pantalla, ahora mismo debe estar molesto. La cita en mi estudio de fotografía era a las 9 en punto. Son las 9:17 y el congestionado tránsito aún no regurgita mi automovil. Es una muy mala impresión para lo prestigiosa que es la revista.

   Como sea, simplemente voy a ser profesional. Engreído o no, solo debo tomarle unas cuantas fotos y, si tengo suerte, no volveré a verlo en un tiempo.

   Finalmente, el edificio donde tengo mi estudio aparece frente a mí. Bajo tan rápido como puedo, tomando mi bolso y cerrando la puerta de mi modesto automóvil. Junto a él, hay un majestuoso Benz que hace lucir a mi pequeño Peugeot como una lata de sardinas. Deduzco que debe pertenecer a ese chico.

   Entro al ascensor, acomodando mis rubios cabellos en la espejada pared de metal. La verdad es que el muchacho está en la cima de su carrera. Tiene con qué creerse la reina del mundo.

   Notarán que dije reina y no rey. Bueno, el ha roto tantas barreras de género que la gente ya asumió llamarlo de ambas formas.

   Cosa que me parece extremadamente sexy, si soy honesto.

  Por fin, llego a mi estudio. Resoplo antes de tomar el picaporte. Habría necesitado una taza de café para lidiar con el día.

   Cuando entro a mi lugar de trabajo, descubro todos los muebles exactamente como los conozco. Los sets estan montados ya. En medio de toda la escena familiar, encuentro algo diferente.

  Una figura de espaldas. Delgada.

   Con un llamativo trasero, resaltado por sus entallados jeans.

   Se voltea de una forma perfecta, revelando dos vasos de café de Starbucks, y siguiendo el camino por su brazo, descubro su atractivo rostro.

   Partido a la mitad por su amplia sonrisa.

–Hola– saluda, caminando hacia mí, y extendiendo el vaso más cargado -Tú debes ser el fotógrafo. Yo soy Mitch. Bueno... Asumo que lo sabes– se ríe incómodamente –Aún no me acostumbro.

–Sí... Soy Scott– respondo, y bebo un trago de este líquido que ansiaba tanto.

   Pauso mi actividad cerebral durante unos segundos, para admirar sus bellas facciones. Las líneas desde sus orejas a su barbilla son prolijas, su piel se ve increíblemente suave, su cabello lacio, de un llamativo color morado, cae levemente sobre  sus oscuros ojos café, brillantes como los de un niño, y sus labios carnosos se estiran cuando sonríe, dándole vida a dos adorables hoyuelos en sus mejillas.

   Probablemente paso unos segundos sin dar respuesta, porque Mitch de repente alza las cejas. Me abofeteo internamente, tratando de recordar algo de lo que dijo.

Pentatonix - Short storiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora