05: Vicky (Kavi)

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Para Vicky_Maldonado__

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–Babyyy, this is like your comfort– canta Avi en el asiento de copiloto de mi auto. Me río exageradamente, inclinándome sobre el volante que sostengo firmemente con mis pequeñas manos.

–Ayyy, tonto, esa no es la letra– niego con la cabeza y lo miro un segundo, para volver a prestarle atención al tránsito.

–¿Ah, no? A ver tú, policía de canciones, ¿Cuál es la letra correcta?– inquiere el barbudo con tono juguetón.

–Es “baby, this is what you CAME FOR”– canto, con la mirada fija en el sendero –Y no soy policía de canciones, solo uso estas cosas que tenemos a los lados, llamados oídos.

   Al decir esto, giro a verlo, y lo encuentro sonriendo de lado, y mirándome. Debo obligarme a volver mi vista al frente, estamos en una autopista.

–Lo se, Kirstin. Recuerda, yo te pasé esa canción– su tono de voz es más suave que antes –Solo quería oirte cantar a tí sola un segundo.

   Creo que mi maquillaje no sirve para cubrir el carmín pintándose sobre mis mejillas. Avi siempre es tan dulce conmigo, desde que lo conozco.

   Desde que es mi mejor amigo.

   Sin embargo en algún momento, en medio de sus chistes y sus consejos, comencé a sentir algo más por él. Más que simple amistad.

   No quiero decir “enamorada”, pero... ¡Rayos! Es tan cautivante, y tan adorable, y atractivo, y dulce.

   Tanto que muchas veces mis pequeños pies se despegan del suelo. Comienzo a soñar con Avi diciéndome que tambien me ama.

   Avi besándome bajo un árbol del parque.

   Avi golpeando la puerta de mi casa y arrodillándose, pidiéndome que salgamos.

   Avi besándome de nuevo, pero en un sofá de mi casa.

   En un restorán.

   En una playa.

   Mi mente se llena de decenas de Avis inventados.

   Una de dos: O veo demasiadas películas románticas, o éste hombre realmente puso mi mundo de cabeza.

   Y ni siquiera lo sabe.

–Ya, llegamos. Deséame suerte, cariño– admito que me duelen un poco esos sobrenombres tan tiernos, porque se que sólo son amistosos.

   Me inclino y beso su barbuda mejilla.

–Fue un beso de la suerte. Corre, Marisa debe estar esperándote– digo, animadamente.

   Sale de mi auto soltando un nervioso suspiro. Ya afuera, levanta su pulgar y sonríe, y yo lo imito, dándole ánimos.

   No es para menos. Estamos en el edificio de “Folks”, la famosa revista de interés general donde trabaja. Hoy elegirán al nuevo crítico de la sección “Ven a comer en...”, una columna sobre opiniones de restoranes. Puesto que Avi desea desde que trabaja aquí, hace dos años.

–¿Te lo imaginas? ¿Que alguien me pague por COMER y ESCRIBIR? ¡Son las dos cosas que más amo hacer!

   Eso lo repetía constantemente, pero más aún en los últimos días, cuando la posibilidad se volvió cada vez más real.

   Su superior, Marisa, estuvo dando reseñas positivas sobre Avi, para que tenga más posibilidades de conseguir el puesto.

   No puedo evitar sospechar que la tal Marisa podría estar pidiéndole algo a Avi a cambio de las buenas recomendaciones. Algo físico y sucio, algo carnal y lascivo, algo que me dan ganas de golpear su humanidad sin piedad por denigrar a este dulce chico que amo tanto.

Pentatonix - Short storiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora