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Son las tres de la madrugada cuando vuelve en sí, es como si nunca se hubiese ido, su madre seguía llorando junto a su cama, piensa que ya es muy tarde para él, porque ya está muerto, tal vez algún día su madre pueda volver a ser feliz, rehacer su vida y tener otros hijos.
De pronto una luz irrumpe en la habitación, pero su madre no parece verla, sabe que es su hora y que tal vez él también podría ser feliz en el cielo, a donde sea que vaya, pero ese pensamiento se disipa al recordar a su madre. Da media vuelta y se sienta junto a ella.
Prefiere ver la vida como una ruleta, su madre, su madre lo había cuidado todos esos años, ahora le toca a él velar por ella, como si fuera su ángel guardián, sube las rodillas, pone sus codos en ellas, se tapa la cara con las manos y ambos lloran sin consuelo. La luz ya no está, ellos, quienes sean, comprenden la decisión que ha tomado el niño. No puede irse dejando algo pendiente; cuidar a su mamá.

Fin

La historia de Víctor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora