Alucinación

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Durante estos cuatro meses, mi padre y yo hemos estado viviendo en la casa de los Irie. Ellos son la familia perfecta. Son atentos y amables. Están siempre ahí para ayudarte y apoyarte. Exceptuando por una persona. Su hijo, Irie Naoki. Mi pesadilla en carne y hueso.
Y aunque hace unas semanas se comportó de una manera extrañamente dulce, ha sido un molesto dolor de trasero. El es un idiota y un arrogante. Me ha hecho estos cuatros meses un completo infierno. De verdad no comprendo su afán por molestarme. Y aunque he intentado de todas las maneras permanecer alejada de él, el terrible destino no me lo permite. ¡Está en todas partes! Es como si me siguiera.
No entiendo el cambio en su comportamiento, y aunque me sigue humillando de todas las maneras posibles. Él se interesa en mi. Aunque de una forma retorcida y solo para divertirse de mi desgracia. Y yo que me había jurado evitar toda clase de problemas relacionados a él, pero al parecer soy un imán para ellos.

Después de unos minutos de mirar el techo de mi habitación, me puse de píe. Observé mi reloj despertador, eran las 6:36 de la mañana, gran récord, hace mucho que no dormía tanto. Salí de mi habitación con pereza. Me dirigí al baño que estaba al otro extremo del pasillo. Caminé de puntitas, atravesando las habitaciones del corredor tratando de hacer el menor ruido posible. Inconscientemente deje de respirar cuando pase por la puerta de Irie. Como si con el menor ruido lo pudiera despertar.
Entré al baño y me mire en el espejo. Me veía tan mal. Mi cabello estaba amarrado en una casi deshecha coleta. Era todo un desastre, parecía un nido de aves. Unas feas ojeras se marcaban debajo de mis ojos, contrastando con mi pálida piel. Tendría que maquillarme otra vez, así nadie notaría las pocas horas que estuve durmiendo.  Siempre estuve en contra de la belleza artificial y la falsedad tras de este. Pero desde que me empecé a maquillar, me di cuenta que un poco de rimel y labial no hace tanto daño. En realidad me daba mas confianza y me hacia sentir mas bonita.
Tome mi cepillo de dientes y comencé con mi limpieza bucal. A media tarea solté un enorme bostezo que no pude reprimir.
—Que boca tan grande. — Me sobresalté. Comencé a toser, tratando de sacar la pasta de dientes que me había tragado. Irie se encontraba apoyado en la puerta del baño, mirándome con burla. —Date prisa ¿Ok?—
Lo miré con furia. ¡Que rayos hace aquí! ¡Y tan temprano! Estuve a punto de tirarle mi cepillo de dientes a su cabeza, no me importaba si tenía pasta y saliva. Pero me contuve al escuchar unos pasos acercarse. Mi tía entró somnolienta y bostezando al baño. Genial mas gente.
—Oh. Kotoko, Naoki. ¿Porqué se han levantado tan temprano? ¿No están ya de vacaciones? — Rayos. ¿Ahora que digo? No le puedo decir que tengo que tomar clases de recuperación a causa de haber faltado tanto. Ni mi padre, ni mis tíos lo saben.
—B-bueno...— Intenté contestar buscando alguna excusa.
—Tengo que ir a las prácticas del club. En cuanto a ella, la razón debe ser otra ¿No Kotoko? — Hijo de... Tranquila Kotoko. Solo está tratando de molestarte. Todo este tiempo se la ha pasado jugando con mi paciencia, intentando sacarme de mis casillas en cada oportunidad que tiene. Un juego del gato y el ratón al que hemos estado jugando estas últimas semanas desde el incidente del amuleto.
No se ha despegado de mí en ningún momento. ¿Su razón? Tenemos aparentar ser una pareja y hacerlo algo creíble. Así que llegamos juntos, pasamos el descanso juntos y volvemos a casa juntos. He estado intentando aclarar que entre él y yo no hay nada, pero nadie me ha creído. Aunque ese mal entendido tiene sus beneficios, nadie indeseable se me ha acercado. No estaría tan mal la situación si Irie no fuera... bueno Irie.
La "yo" de hace mucho tiempo se sentiría gozosa de tener a Irie a su lado todos los días. Pero ahora me siento tan sofocada. ¡No me deja ir a ningún lado sola! Incluso me sigue hasta el trabajo. Que por cierto, hace poco conseguí un empleo.
Desde hace un mes trabajo en una librería. No pagan mucho, solo lo suficiente para mis necesidades. No es mucho trabajo, solo ordenar libros y ayudar al cliente a encontrar lo que busca.
Todo era perfecto hasta que tuve la desgracia de encontrármelo en el centro comercial. El muy imbecil me siguió hasta la librería. ¿La razón? Necesitaba comprar algo, lo que nunca hizo, se que fue solo una excusa. Obviamente se enteró que estaba ahí trabajando. Desde ese día, siempre lo veo ahí. Parado entre las estanterías, hojeando cada libro. Sin comprar nada. Su silenciosa presencia no me molestaría, si no me observara cada movimiento que realizo con su tonta sonrisa idiota. Esperando a que cometa cualquier error para burlarse de mí.
Esa misma sonrisa de grinch que tiene en su rostro ahora mismo. A la espera de me ponga tan nerviosa y confiese todo. ¡Pues no lo logrará!
—¡Pero es tan temprano! ¿Kotoko también tiene que ir a la escuela? — No supe que contestar, solo le sonreí con nerviosismo.
—Yo... Yo... Me anoté a clases extras — Dije —No me fue muy bien que digamos en cálculo y necesito estudiar para el examen— Eso en parte era verdad.
—Mmm... Pero si estuviste entre los primeros 50 en el último examen. — Dijo algo confundida.
—Eso es porque necesito subir mi promedio. — Contesté atropelladamente. — Necesito mejorar para la universidad. —
— Pff ¿Tú a la universidad? — Una vocecita proveniente del pasillo me sobresaltó. Mi corazón se rompió en mil pedazos. Yuuki estaba apollado en la pared del pasillo, restregándose los ojos del sueño. ¡Oh no! ¡He perdido el respeto de Yuuki!— ¿También te saltaras las clases ahí?. —
Gruñí, ese niño. Está tomando las malas costumbres de Irie. Observé que escribía en una libreta, siendo precisos, en un diario. Oh ese diario, lo recuerdo tan bien. Creo que necesito hacer unos cambios antes de que terminen las vacaciones.
—¿Que escribes Yuuki? ¿Tarea de verano? — Tengo que recuperar su admiración, sino viviré un infierno.
—¡No te dejaré ver! — Escondió la libreta tras su espalda. — Es mi investigación de verano. —
—Oh bueno, solo no lo dejes para los últimos días ¿De que hablarás? —
—Eso no te importa. Ademas, no soy como tu, tonta — Ugh esto será difícil. O creo que será mas fácil cambiar su diario por otro que hable cosas lindas de mi, eso me trajo algunos recuerdos.
—Me voy — Oí decir a Irie ¿Que? Momento, ¿se va sin mi?. NO. ¡Eso no me importa!.
—Pero no has desayunado— Dijo mi tía con preocupación.
—No quiero nada— Contestó secamente. Vaya idiota, es tan descortés con su madre. La miré con pesar, su madre aunque no lo mostraba, sufría por su indiferencia.
—¿Eh?— Miré el reloj del pasillo. 7:10 ¡Voy tarde! —¡Kya!—
Corrí a mi habitación a vestirme con prisa. No se porque siempre tengo la mala suerte de que cada vez que quiero hacer las cosas rápido, mis manos conspiran contra mi para comportarse más torpes de lo normal. Después de cambiarme el uniforme, ya que me puse el equivocado, ponerme calcetas que fueran del mismo par, y encontrar un zapato que malignamente se escondió de mi; salí al pasillo casi tropezando con Yuuki, quien escribía y me veía con burla. Casi recuerdo ese dibujo infantil de mi y su insultante descripción. Si, será difícil recuperar a mi hermanito.

Las Cosas CambianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora