Capítulo 4 ¡LEVÁNTATE AHORA!

61 5 3
                                    

-Alessia, ¡tienes que despertar ya!
¡Despierta! ¡LEVÁNTATE AHORA!

Me senté rápidamente en la cama y di un gran suspiro, talle mis ojos, estaba un poco desorientada, había escuchado la voz de un hombre gritarme, voltee hacia todos lados pero no había nadie, estaba tan concentrada en eso que no me había dado cuenta de que estaba en mi cama, en mi cuarto.

¿Como es eso posible?¿todo fue un sueño acaso? Rápidamente mire mi reloj, 11:35 pm, cuando menos me di cuenta comencé a llorar, todo fue una mala pesadilla, me sentía tan feliz de que todo hubiera acabado.

Me levante para ir al baño a limpiarme las lágrimas y los mocos, pero cuando encendí el foco y me miré al espejo supe que todo había pasado realmente y al parecer no había sido solo un mal sueño, una gran mancha guinda casi café abarcaba desde mi cuello hasta donde terminaba mi suéter, escuche la puerta de mi cuarto abriéndose, yo no podía dejar de mirar al espejo, no podía creer que el secuestro había sido real.

-Lessia, Lessia ¿donde estás?- la voz de Melissa -una de mis mejores amigas y una de las que habían sedado- me despertó de mi asombro, cuando salí del baño ella corrió a abrazarme y las dos empezamos a sollozar.

-Por fin despertaste Lessia, te- te extrañábamos tan-tanto.- ella no podía parar de llorar y yo mucho menos.

Cuando dejó de llorar finalmente pudo hablarme.

-¿Despertaste? ¡Lessia despertaste!- al parecer no se lo podía creer- tengo que decirle a todos, están muy preocupados.

Salió corriendo mientras gritaba.
-¡CHICOS!, ¡DESPERTÓ! ¡ALESSIA DESPERTÓ!

-¿¡QUE!?- escuche que gritaban, después de eso se escucharon fuertes pisadas en las escaleras, ahí estaba yo, parada en medio de mi cuarto viendo como todos se amontonaban en la entrada, cundo al fin se pusieron de acuerdo para ver quién entraba primero, los vi a todos, mamá, papá, mis hermanos, mi abuela, mis amigas, no lo podía creer, parecía tan irreal.

No pude evitarlo y me solté a llorar, la primera en acercarse a abrazarme fue mi madre, ninguna podía hablar así que solo nos abrazamos, cuando se alejó todos los demás se acercaron a abrazarme también. La última en abrazarme fue otra de mis mejores amigas, Caroline, a ella también la habían sedado.

- ¿Qué pasó? ¿Como me encontraron? Y ¿como llegue aquí?- lance todas mis preguntas de una vez.

-Ay hija- empezó a decir mi madre-hay mucho tiempo para contestar esas preguntas pero hasta mañana ahora lo importante es que tú descanses, mañana iremos al doctor a primera hora, tienen que hacerte unos análisis y algunos exámenes para ver que todo está bien contigo.

-Pero mamá...

-No hay pero, esa fue la condición que nos dieron para que pudiéramos traerte a casa y no dejarte toda la noche en ese hospital.- me vio, soltó un suspiro y me abrazo de nuevo.

Luego mis hermanos dieron un paso hacia a mí como si pidieran permiso, yo solo extendí mis brazos para recibir sus apapachos.

-Ay hermanita, como te extrañamos- dijo Adam, mi hermano mayor mientras me daba un beso en la sien.

-Si-dijo ahora Aiden, el hermano de en medio- no teníamos a quien molestar-me dio un golpe de broma en el hombro.

Se rió un poco pero después de puso totalmente serio.

-No te preocupes hermanita nosotros encontraremos a los malditos que hicieron esto- volteo hacia Adam y se dieron una mirada cómplice, como si ellos supieron algo que yo no.
Yo solo los mire extrañada.

Siempre tuyo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora