La Escuela

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~Thomas caminaba hacia su casa, cuando lo tomaron de la mano, cuando se giro, hay estaba ella tan radiante como el primer día en que la vio. Le dio un beso y caminaron rumbo a la casa, su madre estaba en la entrada.
-Hola señora Thompson.
-Hola mamá.
-Hola, pasen - dijo su madre.
Ambos cruzaron el umbral de la puerta aun de la mano y se sentaron en el sofá.
Se miraron el uno al otro en silencio, sonrieron al mismo tiempo.
-Sabes- dijo ella con su linda voz.- Yo Creo que... ~
Thomas abrió los ojos, su madre lo estaba despertando.
-¿Abigail? -la madre se reía.
Thomas se sonrojo de inmediato. -¡ Mamá!.
-Tranquilo hijo tu secreto está a salvo conmigo, vístete hoy es tu primer día de escuela no puedes llegar tarde.
-Si señora-se quedó pensativo-¿Papá no ira con nosotros?
-No hijo él no ha regresado-ya habían transcurrido dos días desde que su padre había salido-No te preocupes él esta bien, pronto volverá.
La madre se levanto y salió de la pieza, justo cuando cerró la puerta camino un par de pasos y se desplomó, su rostro era un mar de lágrimas. Pasó lo que pareció una eternidad en el suelo llorando en silencio <No puede verme así Thomas>. Como pudo se levanto, se acerco a un espejo sus ojos estaban cernidos en la melancolía. Bajo y preparo el desayuno y lo sirvió, Thomas llego y se sentó.
-Extraño a papá.
Sintió de nuevo que las lágrimas se aglomeraban en sus ojos, pero no, no podía llorar frente a su hijo.
-Yo también lo extraño amor, pero no te preocupes, él está bien y llegará pronto.
Se sentaron juntos a comer, pronto pasaría el autobús escolar a recogerlo.
-Si sabes que estarás en el mismo salón de Abigail.
-Si mamá ya se -. Thomas se sonrojo. Los dos vieron llegar el autobús.
-Vamos hijo, se que te ira muy bien, te amo.
Caminaron juntos y en silencio hasta el autobús, él se subió despacio y se ubico junto a la ventana, mirando a su mamá, sonriendole, era una mujer valiente, una gran madre.
-¿Listo para tu primer día? -era ella hermosa, con unas lindas trenzas en su cabello rojizo.
-Claro que si.
-¿Me puedo sentar?
-No lo sé -Thomas quería saber si ella le insistiría.
-Ah, bueno, adiós-dio vuelta y se sentó en el otro lado.
-¡Espera!-ella lo miro intrigada, sintió que la sangre subía a su cerebro, seguramente ya estaba rojo. -Solo te molestaba.
-Ya lo sé-ella se reía, y el no podía comprender.
-Siéntate conmigo- ¿se escucho desesperado?, no lo sabía pero ya no había vuelta atrás. Ella rió aún más fuerte con la proposición.
-No lo se - rió llevándose la mano a la boca. Thomas se dio cuenta de que eso fue lo mismo que él le había dicho a ella hace un momento. A él también le causó gracia.
Ella se levanto y se sentó en el asiento de al lado.
-Sabes, tu ojos son muy lindos - ¿ella lo decía enserio?, los ojos de Thomas era azules como los de su padre. No pudo evitar sonrojarse.
-Gracias... Los tuyos son más lindos.
-No seas mentiroso.
-¡No! Lo digo enserio. Desde que te conocí me gustaron.
-Gracias - por primera vez ella se colocaba roja. Se veía aún más hermosa. -Mira ya casi llegamos-dijo ella señalando por la ventana. ¿Por que evitaría el tema? Será que él no le gustaba, no puedo evitar sentirse triste por eso.
El autobús se detuvo y abrió sus puertas, todos salieron rápido. -Ven vamos-lo sujeto de la mano y ella rió a ver la expresión que él tomó - Te mostraré todo.

Abigail le dio un recorrido completo a Thomas, lo llevo a la cafetería, a los pasillos, a las canchas y al patio de juegos. Cuando entraron en el salón se sentaron al lado, Thomas se presentó frente a sus compañeros, mientras Abigail le sonreía para inculcarle valor. El día transcurrió rápido y totalmente aburrido, exceptuando cuando Abigail le susurraba cosas de la maestra y reían disimuladamente.
Al sonar el timbre se levantaron y salieron.
Llegaron a la cafetería y formaron la fila para recibir los alimentos.
-¿Eres nuevo? - le pregunto la cocinera a Thomas el asintió con la cabeza-Bienvenido, veo que ya eres amigo de Abigail.
Thomas iba a responder cuando...
-No es mi amigo - Thomas quedó con la boca abierta, por la respuesta.
-Ah, no lo es.
-Bueno también lo es... Es que somos novios.
Thomas no podía creer lo que escucho.
-Excelente, pero son muy jóvenes, no deben pensar en esas cosas-dijo la cocinera riendo.
Los dos se sentaron a comer, Thomas seguía rojo. No sabía que decir.
-Porque... Tu... Yo... ¿Somos?
Abigail empezó a reír, Thomas estaba confuso, ante el había una niña que le gustaba mucho, había descubierto que tenía un sentido del humor raro pero que hiciera lo que hiciera, se veía linda.
-Bobo no somos novios.
-¿Pero porque le dijiste eso?
-Porque... Bueno me gustas.

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⏰ Última actualización: Jan 06, 2017 ⏰

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