Llegada

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Cabalgaba lo más rápido que el cabello se permitía. Tenía ya casi media tarde a un trote veloz y sabía que no recostaría más tiempo. Como un prefacio de lo ocurrido el cielo tenía nubes de tormenta, todo se escuchaba tranquilo. Ni el sonido de una ve asomaba en el horizonte

Finalmente estaba a una colina de distancia y lo que observo a lo lejos lo dejó en un estado de estupefacción casi ridiculo.

Columnas de humo negro asomaban en el cielo y lo que antes fue un palacio digno de orgullo y con un esplendor majestuoso, ahora se encontraba ahogado por las llamas de una traición como ningún otra.

Sus ojos, a pesar de haber registrado a la distancia la atrocidad que estaba ante el, aún no lograba captar lo que sucedía.

Su hermana le había enviado una carta hace no más de dos atardeceres. Le explicó con sumo detalle lo delicado de la situación. El leyó con horror lo que su hermana describía con palabras dignas de una reina.

Y era ahora la razón por la que había regresado con tanta antelación a lo que antes fue su hogar. El príncipe aún no asimilaba la situación. Su padre le había hablado de tiempos en los que el reino estuvo en guerra, pero eso fue hace siglos. Cómo reaccionar ante esto, a donde iría primero.

Decidió acercarse cabalgando a un trote más clamado. Las murallas exteriores tenían huevos por donde había entrado las tropas enemigas.

La sangre y destrucción adornaban las calles de lo que antes fue uno de los reinos más prósperos del mundo. Muere, aldeanos que no habían logrado llegar a los refugios subterráneos se encontraban sin vida por la avenida principal.

Se dirigiría al palacio, no era prudente porque aún se escuchaban los ecos de la batalla. Pero tenía que encontrar a su familia y como el príncipe que era debía ayudar.

Pero antes de que pudiera emprender camino, un mar de flechas surco sobre su cabeza, bajó del caballo y se refugió en las orillas de un edificio, del caballo no quedo nada.

Como horror observó cómo estaba saliendo los enemigos y lo comenzaban a rodear. Cuando abrió paso esa persona, no podía creer que siguiera con vida. Se había asegurado de su muerte cuando ayudo a aquella bestia a huir del palacio. Pero ahora frente a sus ojos de encontraba el. Más vivo que nunca y con una sonrisa perversa. Sin tener tiempo de reaccionar sintió un golpe en su nuca y calló ante una oscuridad donde esperaba salir con vida...

Dos años antes...

La princesa Adriana se encontraba sumergida en medio del salón principal. Rodeada por los aromas de lis suaves aromas de las flores que adornaban el lugar. Los candelabros habían sido limpiarla con sumo cuidado. Con una dedicación profesional, la luz del sol les daba un brillo sin igual a pesar de ser de día.

Los sirvientes corrían de un lado a otro. Adriana siendo la mayor, de hacía cargo del gran evento que esta noche invadiría al castillo y que tenía planeando ya desde muy entrada la semana. Todo tenía que salir perfecto.

Pues después de dos meses de ausencia su padre, el rey, finalmente volvía a casa y la familia real organizó un banquete para recibirlo.

Con orden y disciplina dirigía cada mínimo detalle de lo que hacía falta. Revisaba que hasta el más mínimo pétalo de las flores brillara, no se podía permitir que la imperfección opacarla si arduo trabajo.

-Tu padre se sentirá orgulloso. Has hecho un trabajo soberbio Adriana.

Dio media vuelta y vio cómo su madre se imponía con gracia y elegancia en lo alto de la escalera. La reina Yosselyn era conocida en todo el reino por ser una persona humilde y una soberana que siempre veía por su pueblo. Dotada de una belleza como ningún otra mujer, pero no alardeaba de ello, si no que la naturalidad que desprendía y su calidez hacía que fuera aún más querida.

-No me puedo permitir menos madre. Todo debe salir a la perfección, a final de cuentas no estamos celebrando una simple cena de estado. Si no el regreso de nuestro amado padre.

-Te puedo asegurar que a tu padre solo el hecho de volver a vernos le satisface. Pero créeme que quedará más que complacido por el gran trabajo que has hecho.

-En el salón principal solo queda el acomodo de las mesas. La familia llegará a medio día y solo me falta pasarme por las cocinas ora asegurarme de que la comida este siendo preparada con magestucidad.

-Antes de que lo hagas podrías ir en busca de tu hermana Rosemary y Fernando. Están cerca de los campos de entrenamiento, podría mandar a alguien por ellos pero quiero que los tres lleguen al jardín trasero, tengo algo que informales.

-Por su puesto madre.

La princesa Adriana aún tenía mucho que terminar, pero era una situación poco común que su madre quisiera reunirse con ellos. Algo importante tendrá que decirles.

_________

-Si no te concentras como es debido nunca podrás tomar una espada como corresponde y padre estará decepcionado de ti.

Rosemary siempre admiró la destreza de los guardias reales cuando acompañaba a su padre a ver los entrenamientos. Secretamente desde pequeña deseo que se le permitiera practicar con una espada no le interesaban las actividades que su madre y su hermana mayor practicaban con alegría.

Su padre siempre la alentó a hacer lo que su corazón le dictará. Por eso secretamente lo prefería a el sobre su madre.

Y es por eso que ahora domina la espada como un caballero de alto rango. Eran pocos los que podían hacerle frente.

Su hermano menor había decidido que era hora de instruirse en el acto sagrado de manejar una espada. Pero no contaba con que su hermana fuera el maestro más duro que jamás haya tenido antes.

-No presumas Rosemary verás que algún día seré mejor que tú y es cuando no tendrás esa sonrisa de suficiencia en tu cara.

-Puede que sea así, si te esfuerzas, pero por ahora lamentarás haberme pedido que fuera tu maestra.

Con una estocada rápida le quitó el arma de su mano y lo derribó con suma facilidad. Antes de pensar en algún comentario oportuno la voz de su hermana la interrumpió.

-Madre me mando a buscarlos. Es urgente que los tres nos reunamos con ella en el jardín trasero del castillo.

Rosemary vio la cara de desconcierto que su hermana mayor tenía. No pregunto el motivo pero era predecible que algo fuerte se les sería informado.

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